Cᴜʀsᴇᴅ ᴅᴇsᴛɪɴʏ┆𝐬𝐞𝐲𝐟𝐞𝐫

Capitulo 33

—Excelente. Eso es exactamente lo que necesitaba saber. Ahora eres mía, y el bebé también. Nos casaremos lo antes posible.

Seyran se sintió atrapada, su corazón hundiéndose en su pecho como una piedra. Sabía que estaba en grave peligro, que Tarık no la dejaría escapar.

—No... por favor —suplicó, retrocediendo, su voz temblorosa.

Tarık se acercó, su mirada glacial, su voz baja y amenazante.

—No hay opción, Seyran. Eres mía. Y el bebé también.

El doctor intentó intervenir, pero Tarık lo silenció con una mirada fría y peligrosa.

—No te metas, doctor. Esto no te concierne.

Seyran se sintió sola y vulnerable, sin escape.

salieron de la clínica, el sol brillando intensamente en el cielo. Tarık se rió, su sonrisa sarcástica.

—Así que embarazada, eh? ¡Eres mi presa ahora! —dijo, su voz triunfal.

Seyran lo miró con desdén, su mirada ardiente.

—Nunca seré tu posesión, Tarık. Aunque Ferit y yo estemos separados, mi amor por él permanece inquebrantable. Y este bebé es la prueba viviente de ese amor —respondió, su voz firme y desafiante.

Tarık se acercó, su mirada intensa y amenazante.

—No te hagas la valiente, Seyran. Sabes que tengo el poder y la influencia para destruir tu existencia. Vas a disolver tu unión con Ferit y te unirás a mí —dijo, su voz baja y peligrosa.

Seyran se mantuvo firme, su mirada no flaqueó.

—Prefiero enfrentar la muerte antes que renunciar a mi amor por Ferit. Este bebé es el fruto de nuestro amor, y nunca permitiré que lo uses para destruir mi felicidad —dijo, su voz llena de valor y determinación.

Tarık se enfureció, su rostro rojo de ira.

—¡Eres una insensata! ¡No sabes con quién te estás enfrentando! —gritó, su voz resonando en la calle.

Seyran se mantuvo serena, su mirada desafiante.

—Sé exactamente con quién me estoy enfrentando. Y no me intimidas. Estoy dispuesta a luchar por mi libertad, por mi amor y por mi hijo —dijo, su voz firme y valiente.

Seyran tomó el primer taxi que pasó y se subió, sintiendo un gran alivio al alejarse de Tarık y su mirada amenazante. Se ajustó el cinturón de seguridad y se recostó en el asiento trasero, mirando por la ventana mientras el vehículo se movía suavemente.

—Vamos, por favor —le dijo al taxista, indicándole la dirección.

El taxi arrancó y comenzó a avanzar por las calles empedradas, pasando por delante de edificios iluminados y gente caminando por la acera. Seyran se sumergió en sus pensamientos, procesando lo que acababa de suceder.

—Mi pequeño, estamos saliendo de esta situación —le susurró a su vientre, acariciándolo suavemente—. No te preocupes, mamá te protegerá. No dejaré que nadie te haga daño. Estamos juntos, tú y yo, y siempre lo estaremos.

Seyran cerró los ojos, sintiendo la presencia de su hijo. —Te amo más que nada en este mundo —continuó susurrando—. Eres mi todo, mi razón de ser. Y haré todo lo posible para mantenerte a salvo.

El taxi continuó su trayecto, las luces de la ciudad pasando rápidamente por la ventana. Seyran se mantuvo en silencio, perdida en sus pensamientos, planeando su próximo movimiento para proteger a su hijo y a sí misma.