El laberinto de Emociones

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Seyran no hizo caso a las palabras de Ferit y se durmió en el sofá, ignorando su oferta de compartir la cama. Ferit se encogió de hombros y se acostó en la cama, apagando la luz de la habitación.

A pesar de la tensión entre ellos, Ferit no pudo evitar sonreír al ver a Seyran dormida en el sofá. Se dio cuenta de que ella era testaruda, pero también sabía que era una persona fuerte y decidida.

Ferit se durmió poco después, con la imagen de Seyran dormida en el sofá grabada en su mente. La noche fue tranquila, sin incidentes, y ambos dormieron profundamente.

La mañana siguiente, Ferit se despertó primero y se levantó de la cama. Se acercó al sofá donde Seyran aún dormía y la miró con una sonrisa. -Buenos días- le dijo suavemente, tratando no despertarla.

Pero Seyran ya estaba despierta, mirándolo con ojos cansados. -Buenos días-respondió, estirándose en el sofá.

Ferit le ofreció una sonrisa y le dijo- ¿Quieres desayunar algo? Puedo pedir que te suban algo. Los jueves, mi abuelo nunca baja al desayuno, así que podemos desayunar aquí arriba sin problemas-

Entiendo, gracias por la corrección. Aquí te dejo la continuación de la escena desde el inicio:

Seyran no aceptó el desayuno, así que Ferit bajó. Mientras bajaba las escaleras,
sintió que su pecho se estaba comprimiendo, como si una fuerza invisible estuviera apretando su corazón. El dolor era tan intenso que se sentía como si estuviera siendo desgarrado por dentro. Mientras caminaba hacia el auto con Abidin, Ferit se sujetaba el pecho con una mano, como si tratara de contener el dolor que amenazaba con explotar.

Seyran aún estaba en el sofá, sintiendo un dolor parecido al de Ferit. Se sentía como si estuviera siendo desgarrada por dentro, como si su corazón estuviera siendo comprimido por una fuerza invisible. Cuando vio a Ferit salir de la puerta, el dolor se intensificó y su mano tembló con una sensación de abrir la puerta e ir tras su esposo. Quería correr hacia él, detenerlo, pero su cuerpo no respondía. Se levantó del sofá y se dirigió a la puerta, pero sus piernas no la sostuvieron. Cayó al suelo, incapacitada por el dolor.

Ferit sintió que su pecho se estaba comprimiendo, como si una fuerza invisible estuviera apretando su corazón. El dolor era tan intenso que se sentía como si estuviera siendo desgarrado por dentro.

Mientras caminaba, Ferit se sujetaba el pecho con una mano, como si tratara de contener el dolor que amenazaba con explotar. Su respiración era superficial y entrecortada, y se sentía como si estuviera ahogándose en su propio dolor.

A medida que el dolor aumentaba, Ferit se tambaleaba ligeramente, como si estuviera a punto de caerse. Su visión se volvía borrosa y se sentía como si estuviera flotando en un mar de sufrimiento.

Abidin, que caminaba a su lado, no se dio cuenta del estado de Ferit. Pero Ferit no podía ocultar su dolor por más tiempo. De repente, se detuvo y se sujetó a una pared cercana, como si necesitara apoyo para no caerse.

Su pecho subía y bajaba rápidamente, y se sentía como si estuviera perdiendo el control de su respiración. El dolor era tan intenso que Ferit se sentía como si estuviera siendo consumido por él, como si estuviera siendo absorbido por un vacío sin fondo.

En ese momento, Ferit se sentía completamente vulnerable, como si estuviera expuesto a todas las emociones y sentimientos que había tratado de ocultar. El dolor lo había desarmado por completo, y se sentía como si estuviera a punto de desmoronarse.

-Vamos, Ferit, tenemos que ir a la empres-dijo Abidin, mientras abría la puerta del auto.

Ferit solo asintió con la cabeza, sin mirar a Abidin. -Tenemos que ir-repitió, con voz débil.

 Cᴜʀsᴇᴅ ᴅᴇsᴛɪɴʏ┆𝐬𝐞𝐲𝐟𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora