Tarık y sus hombres se detuvieron bruscamente, escaneando el horizonte en busca de cualquier indicio del vehículo en fuga. La frustración se apoderó de Tarık, quien descargó su ira golpeando el capó de su auto.
– ¡Maldita sea! –, exclamó, su voz resonando en el aire. – ¡No se detengan! ¡Busquen cualquier camino, cualquier sendero! No podemos permitir que esos fugitivos se salgan con la suya.
Con autoridad, Tarık dirigió a sus hombres, quienes inmediatamente pusieron en marcha sus vehículos, listos para reanudar la persecución. La determinación en el rostro de Tarık era palpable, su mente enfocada en capturar a los escapados.
– ¡Divídanse! ¡Cubran todos los accesos! –, ordenó Tarık, su voz firme y decidida. – ¡No les daremos cuartel!
Los vehículos se dispersaron, tomando diferentes rutas, en una búsqueda implacable por encontrar el rastro del sedan blindado. La noche se llenó de ruido de motores y neumáticos, mientras Tarık y sus hombres se lanzaban en una carrera contra el tiempo para atrapar a sus presas.
Mientras tanto, en la fiesta, Saffet Ihsanli, el nieto, se desmoronaba en los brazos de su madre, Nazan Ihsanli, sollozando como un niño desconsolado. El "secuestro" de Suna había desatado una tormenta emocional en él.
– ¡Mi amor, mi pobre Suna! –, gimoteaba Saffet, su rostro bañado en lágrimas.
Nazan intentaba calmarlo, acunándolo en sus brazos.
– ¡Shh, mi hijo, todo saldrá bien! –, susurraba.
Pero Kazım, el padre de Suna, furioso, se acercó a Saffet Ihsanli Ağa, su rostro enrojecido por la ira.
– ¡Eres responsable de esto, Saffet Ağa! –, lo regañó Kazım, su voz severa. – ¡Deberías haber protegido a mi hija!
Saffet Ihsanli Ağa, con expresión seria y digna, se enfrentó a Kazım.
– ¡Comprendo su dolor, Kazım Bey, pero no es momento de culpar! –, respondió con calma y autoridad.
Nazan intervino, intentando calmar la situación.
– ¡Basta, Kazım Bey! ¡Este no es el momento! –, lo reprendió.
Pero Kazım seguía fulminando a Saffet Ihsanli Ağa con su mirada.
– ¡Tendrás que responder por esto, Saffet Ağa! –, amenazó.
Justo entonces, Hatice, la tía de Kazım, se acercó con autoridad.
– ¡Basta, Kazım! ¡No es momento de culpar! –, dijo Hatice, su voz firme pero calmada.
Kazım se detuvo, respirando profundamente, y miró a su tía con respeto.
– ¡Tienes razón, Tía Hatice. Lo siento, Saffet Ağa –, dijo Kazím, suavizando su tono.
La habitación se llenó de un nuevo sentido de propósito y determinación, gracias a la intervención de la sabia y autoritaria Tía Hatice.
Hatice se acercó a Nazan y Saffet, el nieto, que seguía llorando en los brazos de su madre.
– ¡No te preocupes, mi querido Saffet. Encontraremos a Suna y todo saldrá bien! –, dijo Hatice, con determinación.
Nazan asintió, agradecida por el apoyo de su cuñada.
– ¡Gracias, Hatice. Necesitamos mantener la calma y trabajar juntos para encontrar a Suna –, dijo Nazan.

ESTÁS LEYENDO
Cᴜʀsᴇᴅ ᴅᴇsᴛɪɴʏ┆𝐬𝐞𝐲𝐟𝐞𝐫
Romance𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄𝐃 𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐘┆𝔻𝕖𝕤𝕥𝕚𝕟𝕖𝕕 𝕥𝕠 𝕝𝕠𝕧𝕖, 𝕓𝕦𝕥 𝕔𝕦𝕣𝕤𝕖𝕕 𝕥𝕠 𝕤𝕦𝕗𝕗𝕖𝕣 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐑𝐓𝐖𝐈𝐍𝐄𝐃 𝐅𝐀𝐓𝐄𝐒/título Anterior " Dos almas atrapadas en un destino impuesto, sin voz ni elección. Su unión, forjada por circunstanc...