Capitulo 37

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– Kaya suspiró profundamente y decidió ignorar las llamadas insistentes de Halis, el abuelo de Ferit. Sabía que debía actuar rápido para proteger a su primo y amigo.

– Con determinación, Kaya marcó el número de Eda, la mejor amiga de Ferit. Eda era una persona confiable y cercana a Ferit, y Kaya sabía que podría contar con ella en ese momento crítico.

– Eda, necesito tu ayuda – dijo Kaya, con urgencia en su voz.

– ¿Qué pasa, Kaya? – respondió Eda, preocupada.

– Ferit... está mal. Lo rescatamos a Suna del matrimonio forzado, pero Ferit se sintió mal y ahora está en un estado crítico en la clínica – explicó Kaya.

– ¿Qué? ¡Oh no! – exclamó Eda, alarmada. – Estoy en camino. ¿Cuál es el nombre de la clínica?

– La clínica privada de la ciudad. Por favor, ven lo antes posible. No queremos que la familia se entere de su estado – pidió Kaya.

– Entendido. Estaré allí enseguida – prometió Eda.

– Kaya colgó el teléfono y se sintió un poco más aliviado. Sabía que Eda cuidaría de Ferit y mantendría su estado en secreto. Ahora, solo debía preocuparse por Suna y el peligro que corrían.

– Mientras esperaba la llegada de Eda, Kaya se acercó a Ferit y le tomó la mano.

– Primo, no te preocupes. Eda estará aquí pronto. Todo saldrá bien – le susurró.

– Ferit abrió los ojos ligeramente y miró a Kaya.

– Suna... – murmuró.

– Está a salvo, primo. No te preocupes por ella – respondió Kaya.

– Ferit asintió débilmente y cerró los ojos de nuevo. Kaya se quedó a su lado, vigilándolo y esperando la llegada de Eda.
...

– Kazım irrumpió con fuerza en la habitación de Halis Korhan, quien rápidamente respondió con autoridad.

– ¿Cómo osas entrar de esta manera, sin anunciarte? – preguntó Halis, levantándose del sofá con dignidad.

– Con la misma impunidad con la que tus nietos secuestraron a mi hija, como si fuera una propiedad suya – replicó Kazım, con voz enérgica.

– Eso es absurdo, Kaya y Ferit nunca harían algo así – defendió Halis, con una ceja arqueada.

– ¡Mira esto! – Kazım mostró el vídeo de las cámaras en su celular.

– ¡Observa! – señaló Kazım, mostrando la imagen de Kaya en el auto.

– Por lo tanto, si ese es tu nieto Kaya, ¿quién lo ayudó? Solo pudo haber sido mi yerno, Ferit – acusó Kazım, con una mirada penetrante.

– Eso es imposible – negó Halis, sacudiendo la cabeza.

– No te hagas el ingenuo, Halis – Kazım se acercó a él, con voz firme.

– Sabes perfectamente que tus nietos están implicados en este asunto.

– Y voy a encontrar a mi hija, cueste lo que cueste – amenazó Kazım, con determinación.

Halis palideció, sabiendo que Kazım no se detendría hasta encontrar a Suna.

– Y no es a mí a quien debes temer, Halis Korhan – Kazım lo miró fijamente.

– Tarık Şanlı está dispuesto a todo para encontrar a mi hija, y si no quieres que tus nietos sufran las consecuencias, reza para que yo la encuentre antes que él, o que tú la encuentres antes de que ellos la localicen.

 Cᴜʀsᴇᴅ ᴅᴇsᴛɪɴʏ┆𝐬𝐞𝐲𝐟𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora