Jimin se levantó del suelo del hospital con esfuerzo, como si el peso del mundo se hubiera posado sobre sus hombros, sacó su teléfono del bolsillo con manos temblorosas y, tras varios intentos fallidos, marcó el número de los padres de Yoongi, el tono de llamada retumbaba en su oído como un tamborileo distante, cada repique una punzada de ansiedad que aumentaba con cada segundo.
Finalmente, la voz de la madre de Yoongi respondió al otro lado de la línea, fría y desinteresada.
—¿Qué quieres?—su tono seco y cortante acaricio sus oídos a través de la línea.
Jimin tragó saliva, intentando encontrar las palabras adecuadas. -Señora Min, Yoongi... Yoongi ha despertado.
Hubo un silencio tenso al otro lado de la línea, seguido por un suspiro exasperado. —¿Y qué con eso? —La indiferencia en su voz era palpable, como un puñal en el corazón de Jimin. Parecía que estaba a punto de colgar la llamada, cansada de lo que consideraba una molestia.
—Por favor, señora Min —insistió Jimin, su voz apenas un murmullo de desesperación,— Su hijo ha despertado, está consciente...
El silencio se prolongó un momento más, y luego, de repente, la voz de la madre de Yoongi cambió, adoptando un tono de urgencia sutilmente fingido,—Voy para allá.
Antes de que Jimin pudiera responder, la llamada se cortó abruptamente. Bajó el teléfono lentamente, la tensión que había mantenido sus músculos rígidos comenzando a disolverse, dejándolo en un estado de agotamiento abrumador. Se dejó caer en una de las sillas de la sala de espera, su cuerpo sintiéndose como si estuviera hecho de plomo.
Mientras se sentaba allí, sobándose los ojos con pesar, los recuerdos lo inundaron, uno tras otro, como olas implacables. Recordó la emoción y el nerviosismo que había sentido al planear su boda con Yoongi, la felicidad que había llenado sus días mientras soñaban juntos con su futuro. Sin embargo, esos días felices se habían desvanecido, reemplazados por una pesadilla de acusaciones y desprecio.
La gente había sido rápida en juzgar, señalándolo como un oportunista, alguien que solo buscaba quedarse con la fortuna de Yoongi. Las miradas de desdén, los susurros a sus espaldas, todo había contribuido a un dolor que no podía ser ignorado. Se preguntó en qué momento había perdido todo, en qué punto exacto su vida se había desmoronado tan completamente.
Cerró los ojos, intentando contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse. En la oscuridad detrás de sus párpados, buscó consuelo en las palabras que Yoongi le había recitado una vez, palabras llenas de amor y promesas.
“Jimin, eres mi destino. No importa cuánto intenten separarnos, siempre nos encontraremos de nuevo”.
Esas palabras, pronunciadas con tanta ternura, eran lo único que lo mantenía en pie. A pesar de eso, en ese momento, el dolor de la situación y la soledad se hicieron casi insoportables. No tenía a nadie más en quien apoyarse; su propia familia lo había rechazado, incapaces de comprender el amor que sentía por Yoongi.
La sala de espera del hospital se sentía opresiva, como si las paredes se cerraran a su alrededor. El aire era pesado y sofocante, cada respiración una lucha, pero, incluso en medio de esa angustia, Jimin se aferró a la esperanza, a la certeza de que Yoongi y él estaban destinados a estar juntos. Aunque el camino fuera difícil y el futuro incierto, no permitiría que nada ni nadie los separara.
Se quedó allí, sentado en la sala de espera, su mente convirtiéndose en un torbellino de emociones, el cansancio se apoderaba de su cuerpo, pero no podía permitirse descansar. No hasta que supiera que Yoongi estaba a salvo, no hasta que viera en sus ojos una chispa de reconocimiento.

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HOPE|• Yoonmin
FanfictionEn donde Yoongi pierde la memoria y Jimin tiene que hacerle recordar su pasado, ayudandole a atar los hilos sueltos de aquellas memorias ilusidas. En los días más oscuros siempre se hallará un rayo de luz, una esperanza para seguir, Jimin era consie...