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La noche envolvía la habitación en un manto de serenidad aparente, como un océano tranquilo bajo un cielo estrellado, la calma era frágil, un espejismo que ocultaba las tormentas internas que aún se desataban en los corazones de los dos hombres que dormían en la misma cama. Jimin, recostado al lado de Yoongi, se había acurrucado como si buscara refugio en el calor de su cuerpo, aferrándose a su amor como un náufrago a un pedazo de madera en medio de un mar embravecido.

El sueño de Jimin, sin embargo, estaba lejos de ser pacífico, en su mente, los recuerdos y los miedos se entrelazaban en una danza macabra, formando un sueño oscuro que lo arrastraba hacia un abismo de desesperación, de repente, su cuerpo se tensó y un grito desgarrador rasgó la quietud de la noche, como un trueno que precede a la tormenta. Jimin se incorporó bruscamente, con el pecho agitado, su corazón martilleando descontroladamente en su pecho, lágrimas de pánico comenzaron a brotar de sus ojos, y su respiración era un torrente indomable.

El grito de Jimin sacudió a Yoongi de su sueño como un relámpago, trayéndolo de vuelta a la realidad con una sacudida, sin pensar en su pie enyesado ni en el dolor que le provocaría moverse bruscamente, se lanzó hacia Jimin, sus brazos envolviéndolo torpemente en un abrazo desesperado, en ese momento, la preocupación y el amor que sentía por él superaron cualquier incomodidad física. Lo sujetó con fuerza, como si quisiera protegerlo de cualquier amenaza, aunque esta solo existiera en la profundidad de su mente.

—Jimin, estoy aquí... Tranquilo, solo fue un mal sueño,—susurró Yoongi con voz suave, aunque su propia respiración aún estaba entrecortada por el susto, su mano se deslizó por el cabello de Jimin acariciándolo con ternura, intentando calmar la tormenta emocional que veía reflejada en sus ojos.

Jimin se aferró a Yoongi como si fuera su ancla en medio de un huracán, sus dedos enterrándose en la tela de la camisa de Yoongi, su cuerpo temblaba como una hoja al viento, y las lágrimas caían sin control, empapando el pecho de Yoongi.

—No quiero perderte... Yoongi, tengo tanto miedo de que un día no estés aquí, de que te vayas y no vuelvas... Te amo tanto— sollozó, su voz quebrada por la angustia.

Cada palabra que Jimin pronunciaba era como una daga para Yoongi, hiriéndolo profundamente porque no sabía cómo hacer desaparecer ese miedo que le atormentaba, lo único que podía hacer era sostenerlo más cerca, susurrar palabras de consuelo que, aunque sinceras, le parecían insuficientes para aliviar el dolor que veía en los ojos de Jimin.

—Jimin, yo no voy a ninguna parte. Estoy aquí, contigo. Siempre estaré aquí, te lo prometo,—dijo Yoongi, su voz firme —No tienes que tener miedo... No voy a dejarte.

—Lo siento tanto, no puedo cuidarnos, tengo tanto miedo Yoon...

Mientras decía esas palabras, una sombra de duda comenzó a formarse en su mente, el recuerdo de su madre, su fría presencia y las palabras hirientes que había lanzado, comenzaron a regresar a su memoria, desdibujadas pero presentes. No podía evitar preguntarse qué había pasado entre Jimin y sus padres para que Jimin reaccionara con tanto miedo y dolor. ¿Qué había sido tan terrible como para hacer que el solo recuerdo de su madre provocara ese tipo de pesadillas en Jimin?

Con el corazón apretado por la preocupación y la confusión, Yoongi decidió preguntar, aunque temía lo que podría escuchar.

—Jimin... ¿Por qué tienes tanto miedo?, ¿Qué fue lo que pasó? Por favor, necesito saberlo,—susurró, su voz llena de una mezcla de urgencia y ternura.

Jimin aún llorando en su pecho, negó con la cabeza, su cuerpo temblando de nuevo ante la posibilidad de revelar lo que había sucedido, no quería confesarle a Yoongi la verdad, no quería revivir esos momentos ni hacer que Yoongi recordara todo el dolor que habían pasado, sin embargo la insistencia en la voz de Yoongi, la preocupación sincera que sentía, lo hizo ceder un poco.

HOPE|• Yoonmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora