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Final.

La penumbra de la habitación parecía envolverlos en un abrazo silencioso, mientras Yoongi acorralaba a Jimin contra la puerta, su cuerpo iba inclinándose hacia él con una mezcla de ternura y deseo que se reflejaba en cada uno de sus movimientos, el tacto de sus labios era suave, casi reverente, como si estuviera intentando grabar en su memoria cada sensación, cada chispa que ese roce le provocaba, sus besos eran lentos y profundos, cargados de una emoción que parecía trascender el simple acto físico.

En medio de ese abrazo, un recuerdo asaltó la mente de Yoongi, filtrándose entre las capas de su conciencia con la misma suavidad con la que su lengua rozaba la de Jimin, en ese recuerdo, su cabello tenía el color del vino tinto, profundo y cálido, mientras que el de Jimin era de un suave tono café.

Estaban en un lugar que había llegado a significar algo especial para ellos, un refugio entre el caos de la vida cotidiana: el invernadero con el letrero que decía "Smeraldo Garden".

Jimin estaba sentado sobre un escritorio de madera desgastada, sus piernas colgando despreocupadamente, mientras Yoongi permanecía en medio de ellas, llevaba un mandil puesto sobre su camiseta, sus manos cubiertas de tierra se entrelazaban con ternura, como si fuera lo más natural del mundo, mientras intercambiaban una charla cómoda sobre flores, salpicada de risas y susurros. El impulso de querer besarlo era casi abrumador, un fuego que ardía lentamente en el pecho de Yoongi, pero se contenía, luchando contra su deseo, porque no quería parecer demasiado atrevido, no quería romper la magia del momento con un gesto apresurado.

Sin embargo el deseo siempre había sido una corriente subterránea en su relación, una que encontraba su camino a la superficie en los momentos más inesperados

Ahora, de vuelta en la realidad, Yoongi dejó que sus besos bajaran lentamente por el cuello de Jimin, su boca trazando un camino de calor que hizo que Jimin instintivamente se aferrara a su camisa por el borde, sus dedos tensos, como si buscara anclarse a algo tangible en medio de la marea de emociones.

—Yoonie—jadeo cerrando los ojos dejándose arrastrar por el placer.

Otro recuerdo emergió entonces, tan vívido como el primero, ambos estaban en la playa, el aire salado llenando sus pulmones mientras el sol comenzaba su descenso hacia el horizonte, pintando el cielo con tonos de naranja y rosa, sus manos estaban entrelazadas, como siempre, un gesto de seguridad y conexión.

La risa clara de Jimin se escuchaba sobre el murmullo del océano, y sus ojos brillaban con una mezcla de travesura y amor.

"Vamos, amor," Jimin había dicho, su voz llena de una promesa inocente y aventurera, "te prometo que si corres conmigo y entramos al agua juntos, no te ahogarás. No permitiré que nada malo te pase."

Yoongi había fingido una indignación exagerada, rodando los ojos con teatralidad.

"A veces me pregunto por qué seguimos siendo novios," había respondido, aunque sus labios traicionaron sus palabras con una sonrisa.

Y entonces, riendo como dos niños que se habían escapado de la vigilancia de sus padres, habían corrido hacia el mar, sus pies golpeando la arena húmeda con fuerza, no se detuvieron cuando el agua helada les alcanzó las rodillas; en lugar de eso, dieron un salto, zambulléndose de lleno en el mar, dejando que las olas los envolvieran. Sus risas eran lo único que rompía la quietud de la playa solitaria, un sonido tan puro que parecía cristalizarse en el aire.

HOPE|• Yoonmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora