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El silencio que compartían estaba impregnado de una calma serena, mientras Jimin seguía empujando suavemente la silla de Yoongi por el sendero del parque, las luces del alumbrado público proyectaban sombras alargadas sobre el suelo, y el murmullo del riachuelo seguía acompañándolos como un susurro constante en la noche. Tras un rato de disfrutar la compañía mutua, Jimin, aún sonriendo con la idea de ser un pato, decidió romper el silencio con una pregunta.

—Hyung, si pudieras ser un animal, ¿qué serías? —preguntó con curiosidad genuina, esperando una respuesta que quizás le diera una nueva perspectiva de la persona a su lado.

Yoongi pensó por un momento, sus ojos oscuros reflejando las estrellas que brillaban sobre ellos, finalmente, una sonrisa leve se dibujó en su rostro.

—Un gato —respondió con una suavidad que casi se perdía en la brisa nocturna.

Jimin parpadeó sorprendido, esa respuesta era exactamente lo que había imaginado, la coincidencia solo aumentó su curiosidad, ¿por qué un gato?. Era algo que siempre había pensado de Yoongi, pero escuchar que él mismo se percibía así despertó una necesidad de saber más.

—¿Un gato? —repitió Jimin, inclinándose un poco hacia adelante para ver mejor el rostro de Yoongi—. ¿Por qué un gato?.

Yoongi lo miró, sus ojos mostrando una pizca de diversión ante la pregunta, la simplicidad de su respuesta le pareció encantadora, casi como si se hubiera dado cuenta de algo importante sobre sí mismo.

—Los gatos son independientes, pero a la vez les gusta la comodidad de tener un lugar al que llamar hogar —explicó Yoongi, su tono tranquilo—. Son tranquilos, observadores, y cuando eligen a alguien, es porque de verdad lo aprecian. Además, tienen una habilidad especial para encontrar el lugar más cálido, el más seguro. Me gusta pensar que, en el fondo, soy así.

Jimin sonrió ampliamente, una calidez expandiéndose en su pecho, esa descripción se alineaba tanto con la imagen que tenía de Yoongi que no pudo evitar sentirse satisfecho.

—Siempre pensé que te parecías a un gato —murmuró Jimin con una risa suave, como si acabara de confirmar algo que ya sabía en su corazón—. Tienes esa mirada felina, y esa manera de ser... siempre te vi como un gato.

La conversación fluyó de manera natural, como un río que sigue su curso sin esfuerzo, mientras avanzaban por el sendero Jimin levantó la mirada hacia el cielo señalando las estrellas que comenzaban a brillar con más intensidad.

—¿Sabes, Gi? —dijo Jimin con un toque de emoción en su voz—. Las estrellas siempre me han fascinado. Cuando era niño, solía pensar que cada estrella tenía su propia historia, que eran como pequeños guardianes que velaban por nosotros. Siempre pensé que las estrellas eran como pequeños faros de esperanza en la oscuridad.

Yoongi siguió la dirección de la mirada de Jimin, observando el cielo estrellado, las estrellas brillaban con una intensidad que casi podía sentirse en el aire fresco de la noche.

—Es curioso que digas eso —respondió Yoongi, su voz reflejando una mezcla de admiración y nostalgia—. Siempre he pensado que la luna es la que lleva todas las historias. Es la que observa todo, desde las noches más solitarias hasta los momentos más felices. Es testigo de tantas vidas, de tantos deseos.

Yoongi volvió a mirar a Jimin, su expresión se suavizó mientras la luz de la luna bañaba el rostro de su acompañante.

—¿La luna luce hermosa, ¿no te parece? —preguntó Yoongi, como si la belleza de la luna fuera un secreto compartido solo entre ellos.

El corazón de Jimin se detuvo por un instante, solo para luego acelerar en un ritmo desbocado, esa pregunta tan sencilla y directa, lo hizo recordar una historia que Yoongi le había contado hacía mucho tiempo, esa vez le dijo que cuando alguien te hacía esa pregunta sobre la luna, en realidad, era una manera sutil de expresar un sentimiento profundo, y la idea de que Yoongi pudiera estar insinuando algo así lo dejó sin aliento.

HOPE|• Yoonmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora