CAPÍTULO 2

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Mis padres cuando se enteraron, solo me miraron con decepción, pero eso es suficiente para mí, ellos se decepcionan de mí, eso duele, mucho. Al llegar a la mansión donde vivo desde mis 4 años, lo único que hago es abrazar a mis padres y contarles lo sucedido, ellos me entienden, pero de igual modo no fue lo correcto y no me ayudaran a salir de esta, tengo que aprender de mi primer error.

Hoy es sábado y son exactamente las 6 a.m., es mi primer día de servicio comunitario. Me encuentro recogiendo basura en el lugar más sucio que he visto en toda mi vida, pero lo peor de todo es que no estoy sola, hay muchas personas, mas bien, adolescentes, adolescentes tatuados, con piercings y cabellos de diferentes colores, podría apostar que muchos son drogadictos y delincuentes.

Todos me miran como si fuera un bicho, bueno en realidad parezco un bicho, un muy pequeño y torpe bicho, soy la más pequeña de todos en estatura y creo que de edad, y lo malo es que mi cabellera rubia ceniza no pasa desapercibida por los demás.

***

Las doce horas de servicio comunitario semanales han pasado entre comentarios de chicas malas hacia mí, basura, y un maldito dolor de pies, y mis padres están ocupados, por lo que tendré que caminar hasta mi casa, genial.

-Hola pequeña rubia- una perfecta voz grave suena a mi izquierda por lo que decido voltear-

-H-hola- mierda, porque soy tan estúpida con los chicos-

-Solo quería preguntarte algo sobre un rumor que escuche- me dice con una sonrisa un tanto burlona en su rostro, su perfecto rostro, con ese pelo rubio y ojos azules capaz de hipnotizar a cualquiera, todo un dios griego-.

-¿Rumor?, no creo que sepa algo sobre un rumor, no soy una persona qu...- no termino de decir la palabra, ya que él me interrumpe.

-¿Golpeaste a Amanda Hill?- abro los ojos en plato cuando escucho sus palabras, el me mira enarcando una ceja en modo de que espera mi respuesta, pero solo soy capaz de balbucear palabras inexistentes.

-N-no, bueno, t-tal vez, S-si- no puedo evitar tartamudear y bajar mi mirada hacia el suelo, cuando levanto mi cabeza y mi mirada choca con la suya el esboza una sonrisa que derrite todo dentro de mí.

-Creo que tú y yo necesitamos hablar.

No puedo responderle cuando ya me está tomando de la mano y jalando de mí en dirección al oficial que nos está cuidando, cuando firmamos y le entregamos el overol, vuelve a tomar mi mano y caminamos hacia lo que creo es su auto, y yo sigo sin decir nada, solo me limito a observar el agarre de su mano en la mía y sentir el calor que su mano me transmite.



*Amanda en multimedia*.

Espero y les guste.

Voten y comenten, por favor.

Besos.

The Bad Boy is not a Bad BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora