Hoy es domingo por la mañana, bajo a desayunar con mis padres y me encuentro con ellos riendo en el mesón junto a Scatha, esta última me saluda y mis padres que estaban dándome la espalda, voltean y me sonríen.
-Que bueno que has despertado, cariño, tu amiga ha venido a visitarte, es muy divertida- mi madre pone su mano sobre la de Scatha, mientras esta sonríe.
-Susan, es hora de irnos- habla mi padre mientras se levanta de su asiento- Cuídense, señoritas- papá besa mi frente y toma la mano de mamá mientras avanzan por la casa hasta la puerta, se despiden una última vez y se marchan.
-¿Qué haces aquí?
-Vengo a ver a mi amiga la rubia- dice sonriendo y después hace una mueca- También para disculparme por Derek, fue un completo idiota.
-Olvídalo, mejor cuéntame que pasó con Mike- digo tomando asiento frente a ella- y quiero saber desde el principio, porque sé que ustedes tienen toda una historia y la atracción que tienen se nota hasta para un ciego, así que comienza.
***
-No tengo palabras, es tan linda, triste y a la vez complicada tu historia con Mike, ¿Por qué no das el primer paso?- digo después de haber escuchado a Scatha.
-No es tan sencillo, él adora estar con muchas chicas y yo adoro ser libre, quiero esperar, si el destino nos quiere juntos lo estaremos, tal vez no hoy ni mañana, pero algún día.
-¿Crees en el destino?
-Sí, siempre lo eh hecho, ¿Tú crees en el destino?
-No lo sé, no estoy segura- me encojo de hombros.
Después de esa charla Scatha entró al baño, y en ese momento su teléfono empezó a sonar, una llamada entrante, el nombre que aparecía en el identificador era "Rubia candente", así que fui hasta el baño y a través de la puerta le grité que la llamaban, me contestó con un simple "Contesta", antes de que la llamada fuera a buzón contesté.
-Maldita sea Scatha, tardaste un siglo en responder- me quedo paralizada, es Derek- Con un demonio, contesta, puedo escuchar tu respiración- es como si no supiera hablar, la voz no sale de mí.
-Ho-hola Scatha est...- soy interrumpida por su grave y rasposa voz.
-¿Hannah?, ¿Qué haces con el teléfono de Scatha?, devuélveselo ahora mismo- ¿pero quien se cree que es para darme ordenes?
-Al demonio, no pienso dejar que me hables así, idiota- mi ceño se encuentra fruncido al igual que mi nariz, algo típico cuando me molesto o algo me desagrada.
-Mas te vale escucharme Hannah, si no le pasas el maldito teléfono a Scatha tendré que ir a tu casa y sacarla por la fuerza, ¿entendiste? ¿O eres una rubia hueca cómo las demás? – su tono sarcástico solo hace que me enfade más, aprieto el puño de mi mano libre y puedo sentir como las uñas de mis dedos se encajan en mi palma.
-Vete a la mierda, Derek- cuelgo la llamada y lo último que pude escuchar fue un gruñido de su parte.
Me dejo caer en la misma silla del comedor en la que anteriormente estaba sentada, coloco el teléfono de Scatha sobre la mesa y suspiro de una manera muy pesada.
Pasa un minuto y escucho sonar un teléfono, pero ahora es el mío, lo tomo del bolsillo de mi pijama y enciendo la pantalla, mi cuerpo se paraliza al ver el mensaje que aparece.
"Esta me las pagas, rubia"
-Derek.
*¡Hannah en multimedia!*
¡Hola!, aquí esta el capítulo, un día antes, porque son las mejores. ¡Besos y abrazos!, gracias por leer, votar y comentar, nos leemos la próxima semana.
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The Bad Boy is not a Bad Boy
Teen FictionHannah Lenonn ha sido tranquila toda su vida, pero al tener un "pequeño" altercado con la reina del instituto es enviada a la estación de policía. Su sanción es trabajar en el servicio comunitario al igual que los demás chicos "problema". Ahí conoce...