-Scatha, me arrancarás el brazo.
-Date prisa, rubia.
Hoy es un lunes, justo acaba de sonar el timbre que indica el fin de las clases, así que ahora Scatha está prácticamente corriendo hacia el estacionamiento con mi pobre y debilucho brazo entre sus garras.
-¡Apresúrate!, tenemos que llegar a tu casa.
-¿Por qué?
-Ya lo verás, rubia.
-Odio que sean tan misteriosos- gruño por lo bajo mientras arrugo mi nariz.
***
-Oh no, claro que no, ni de muerta uso esto.
Resulta que Scatha me invitó a ir a un gimnasio, pero ella ahora quiere que use una ropa deportiva, que no tiendo a usar seguido... nunca en mi vida.
-Te ves candente y solo enseñas un poco tu estómago, no seas una rubia exagerada- Scatha rueda los ojos como si no fuera gran cosa, que tal vez sea así.
-Me iré vestida así, si me dices la razón verdadera por la que me quieres llevar a un gimnasio- me crucé de brazos y levanté una ceja.
-Para que mentirte, quiero que sepas defenderte por si Sally vuelve a molestarte- una imagen de Sally siendo golpeada por mí aparece en mi mente, y para ser una chica pacífica, esa idea no me desagrada del todo.
-Vamos al gimnasio.
***
Por lo que Scatha me contó, es el gimnasio donde ella siempre se ejercita desde la secundaria y para ser sincera me esperaba encontrarme solo con mujeres, pero este lugar está lleno de hombres, testosterona por doquier.
-Creí que era un gimnasio solo para mujeres- logro susurrarle a Scatha, ella solo se encoge de hombros.
-Vamos a que te inscribas.
Después de inscribirme, me dijeron que empezara a levantar pesas, así que no perdí tiempo y comencé. Al pasar un rato me dieron unos guantes y me dirigí a un saco para golpear cerca del ring.
-Hola, yo te ayuda... Rubia, eres tú.
Me doy vuelta y lo veo, con una gran sonrisa, sus hermosos ojos esmeraldas, su cabello azabache pegado a su frente debido al sudor y sin... su camisa, no puedo evitar mirar su abdomen, definido y sudado, escucho como aclara su garganta y siento como el calor sube a mis mejillas, dirijo mi mirada a su cara y ahí me encuentro con una sonrisa un tanto burlona.
-Mi nombre es Ethan- estrecha mi mano en forma de saludo.
-Hannah.
Ethan me explicó como golpear el saco sin lastimarme y que golpes y patadas podía realizar, aunque era un poco difícil concentrarme debido a que él ponía su pecho en mi espalda y podía sentir su abdomen, así que me la pase golpeando el saco roja como un tomate.
-Vez a la caminadora y ahí quédate 30 minutos, después siguen los abdominales y las sentadillas- asentí y me marché a una caminadora, ahí me encontré con Scatha.
-¿Qué tal te ha ido?
-Bien, no he muer...- gritos, abucheos y chicos corriendo hacia el ring, me interrumpen.
-Mierda- gruñe Scatha por lo bajo para después salir corriendo hacia el ring.
Me acerco al ring esquivando a los demás chicos –que están semidesnudos, y es extraño–, hay dos chicos peleando, se dan múltiples golpes y patadas, pero no es una pelea amistosa, es una de odio. Por fin logro identificarlos, y me quedo paralizada, Ethan y Derek, algo salpica mi rostro así que de inmediato me llevo las manos a la cara, con temor las miro, es sangre.
Ethan está en el piso, de su boca escurre sangre, su mirada se conecta con la mía y una sonrisa se extiende por sus labios de la cual aún escurre un hilo de sangre.
-¡Levántate, idiota!- grita Derek
Desvíe la mirada hacia Derek, me miraba directamente y con una sonrisa malévola, mientras formulada palabras sin realmente decirlas
"esto es solo el comienzo"
Hola, espero y les guste el capítulo, de aquí ya se pondrá mas interesante el asunto jaja. Muchas gracias por leer, votar y comentar, son las mejores, ¡besos!.
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The Bad Boy is not a Bad Boy
Novela JuvenilHannah Lenonn ha sido tranquila toda su vida, pero al tener un "pequeño" altercado con la reina del instituto es enviada a la estación de policía. Su sanción es trabajar en el servicio comunitario al igual que los demás chicos "problema". Ahí conoce...