CAPÍTULO 4

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Días después, cuando el sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y anaranjados. El rey Namjoon caminaba por los pasillos del castillo con paso firme, pero su corazón estaba pesado. Sabía que debía ser fuerte, pero la preocupación lo consumía mientras se dirigía a la habitación de su amada reina.

Al abrir la puerta, una suave brisa acarició su rostro, trayendo consigo el aroma de las flores que adornaban la habitación. Allí estaba ella, reclinada sobre un diván tapizado en terciopelo, con una manta ligera cubriendo su figura. Su piel había perdido color y sus ojos, normalmente brillantes, parecían más apagados. La tristeza invadió al rey al verla así.

—Amor mío —dijo él con voz suave, acercándose a ella. — ¿Cómo te sientes hoy?

La reina levantó la vista y le sonrió con ternura, aunque su sonrisa no podía ocultar la palidez de su rostro. 

—Estoy bien —respondió con un tono tranquilizador. —Solo un poco cansada. 

El rey tomó su mano entre las suyas, sintiendo cómo sus dedos temblaban ligeramente.

—Me duele verte así —murmuró, preocupado.

Ella presionó suavemente su mano y lo miró a los ojos. 

—No te preocupes por mí —dijo con dulzura. —Nuestro hijo está bien, es lo que importa; lo siento moverme constantemente en mi vientre. Será muy fuerte.

El Rey sintió una oleada de emoción al escuchar esas palabras. A pesar de la tristeza que lo envolvía, había algo reconfortante al saber que el pequeño ser dentro de ella estaba lleno de vida y energía.

—¿De verdad crees eso? —preguntó él, tratando de aferrarse a esa esperanza.

—Sí —respondió la reina con firmeza. —Cada patada me recuerda que está aquí con nosotros y que será un niño muy valiente —su mirada se iluminó por un momento mientras hablaba de su hijo.

El Rey sonreía débilmente ante esa chispa en sus ojos. 

—¿Entonces ya te decidiste por el nombre? —dijo él, decidido a no dejar que la tristeza los consumiera por completo.

La reina se movió lentamente y se acomodó en el diván para estar más cómoda. 

— Jungkook. Ese será su nombre. Prometeme que los protejeras, —le pidió ella apretando suavemente su mano.

La tristeza lo golpeó al saber que ella no estaría para criarlo. Ya lo había visto en una visión. 

—Prometo cuidarlos siempre, —dijo el Rey finalmente, inclinándose hacia ella para besarla suavemente en el frente. — Con todo mi ser.

La reina cerró los ojos por un momento. 

—Debes reunirlos a todos Namjoon, hablarlo con ellos —le dijo la reina con seriedad; respiró profundamente antes de continuar. — Es hora de que nuestros hijos comprendan la magnitud de su habilidad. 

El rey frunció el ceño, sintiendo un nudo formarse en su estómago. 

—Aun son solo niños, —replicó. —No quiero que se sientan abrumados por algo que aún no pueden entender completamente. 

—Lo sé, —respondió ella suavemente, pero su mirada era firme. —Sin embargo, si no les explicas lo que está sucediendo, podrías estar creando rivalidad entre ellos. Ya he notado miradas furtivas y murmullos entre los príncipes. La inseguridad puede crecer como una sombra si no abordas esto ahora.

El Rey se quedó en silencio por un momento, considerando sus palabras. Sabía que la reina tenía razón; había algo en el aire que indicaba que los otros príncipes comenzaban a sentir celos o confusión respecto a Taehyung y su don especial.

—¿Y cómo crees que deberíamos hacerlo? —preguntó finalmente el rey, sintiéndose dividido entre proteger a sus hijos y hacer lo correcto.

—Reúne a los príncipes y explícales la importancia de la habilidad de Taehyung —sugirió ella. —Diles que cada uno tiene un papel único en este reino y que deben apoyarse mutuamente en lugar de competir entre sí. 

—Temo que no estén listos para comprenderlo, —admitió el rey. 

—Quizás no lo estén completamente —respondió la Reina. —Pero es mejor darles las herramientas para entenderlo desde ahora, antes de que las comparaciones se conviertan en resentimientos. 

Con un suspiro resignado, el rey aceptó la realidad de la situación. 

—Está bien —dijo finalmente. —Mañana a primera hora haré lo que pides. 

La reina sonrió con alivio y le dio un suave apretón de manos. 

— Gracias, amor mío. Sé que esto es difícil, pero es nece…

De repente, la reina se detuvo en medio de la frase, su rostro palideció y una expresión de incomodidad cruzó su rostro. 

—Amor… creo que es hora —murmuró, llevándose una mano al vientre, tratando de mantener la calma a pesar del pánico que comenzaba a asomarse en sus ojos.

El rey Namjoon sintió cómo una ola de terror lo invadió y el mundo a su alrededor se desvaneció.

—No… no puede ser —murmuró para sí mismo. — Es muy pronto.

PYROS Reino en Llamas [#starpop2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora