CAPÍTULO 33

4 2 0
                                    

Los príncipes Jin, Suga, J-Hope y Jimin cruzaban la frontera que separaba el reino de Whisper de su hogar, Pyros, con gran curiosidad. Sin embargo, para Suga, ese momento era más que un simple cruce; era un viaje al pasado.

Al pisar el suelo del nuevo reino, una oleada de emociones lo invadió. Se detuvo por un instante, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en su pecho. Este lugar había sido el último donde vio a su hermano Taehyung antes de que sus caminos se separaran. La memoria de aquel día seguía fresca en su mente como si hubiera sucedido ayer.

Suga miró hacia el horizonte, donde las colinas se extendían ante ellos. La última vez que lo vio fue aquí, justo al borde de la frontera entre ambos reinos. Han pasado quince años desde entonces. 

Suga cerró los ojos por un momento, dejando que las imágenes lo envolvieran. Recordaba cómo Taehyung lo había mirado con tristeza en sus ojos. ¿Qué había sido de él? ¿Estaría vivo aún? 

— ¿Suga? ¿Estás bien? —preguntó Jimin, notando la expresión distante en el rostro de su hermano.

Suga tragó saliva y forzó una sonrisa. 

—No es nada… Sigamos…

Mientras continuaban avanzando hacia Whisper, Suga no pudo evitar sentir una mezcla de nostalgia y anhelo. Cada paso que daba le recordaba lo que había perdido.

Mientras los príncipes de Pyros viajaban, Taehyung había estado viajando por el reino de Whisper durante semanas, supervisando las ventas y asegurándose de que todo marchara sin problemas. Era un trabajo arduo, pero lo hacía con dedicación, sabiendo la razón detrás de todo esto. Sin embargo, hoy era un día especial; estaba de regreso a la frontera con Pyros, el hogar que tanto anhelaba.

Mientras su carruaje avanzaba por el camino polvoriento, Taehyung se sintió aliviado al ver en la distancia los paisajes familiares de Pyros. Los campos que una vez fueron verdes y las colinas ondulantes le recordaban su infancia y los momentos felices pasados junto a su padre y sus hermanos. A medida que se acercaba al campamento de distribución, notó cómo las personas se inclinaban respetuosamente al pasar su carruaje; ya lo conocían bien y apreciaban su dedicación.

Sin embargo, algo llamó su atención en la distancia. Un destello brillante interrumpió sus pensamientos nostálgicos. Taehyung frunció el ceño y se inclinó hacia adelante para observar mejor. A medida que se acercaba, pudo distinguir un estandarte ondeando en el viento: era el emblema del castillo de Pyros.

Su corazón se detuvo por un momento. La imagen del estandarte evocó recuerdos profundos y emociones intensas. ¿Había llegado el momento? ¿Acaso sus hermanos estaban aquí? ¿Habrían cambiado? La curiosidad y la ansiedad comenzaron a apoderarse de él. 

Al llegar al campamento, se preparó mentalmente para recibirlos. Una visión le había mostrado que este día llegaría. Pero no sabía si ellos seguían siendo los mismos; si guardaban rencor en sus corazones o si habían aprendido a dejar atrás viejas heridas.

Con un profundo suspiro, Taehyung decidió que debía averiguarlo. Tenía un plan en mente para descubrir cómo habían cambiado realmente. Había escuchado cosas muy buenas de los príncipes por las personas del pueblo. Pero sabía que las palabras podían ser engañosas; lo que necesitaba era observar sus acciones y reacciones.

Cuando finalmente escuchó el sonido de sus voces acercándose al campamento, su corazón comenzó a latir con fuerza. Se miró una última vez, ajustando su túnica real, asegurándose de que su cabello estuviera bien oculto y que todo estaba en orden. ¿Lo reconocerían? Quería darles la bienvenida como el hombre poderoso que ahora era, pero también como el hermano que siempre había sido.

Por su parte, los príncipes Jin, Suga, Jhope y Jimin llegaron al campamento de distribución con una mezcla de emoción y nerviosismo. Habían viajado desde el castillo de Pyros con la intención de adquirir provisiones para su reino, pero también sabían que debían ser cautelosos. Querían pasar desapercibidos, así que ocultaron su cabello blanco debajo de sus capas. Decidieron presentarse como enviados del castillo.

Al entrar en el bullicioso campamento, fueron recibidos por el sonido de comerciantes, el aroma de productos frescos. Las carpas estaban llenas de frutas, verduras y otros suministros esenciales. Los príncipes intercambiaron miradas cómplices; era un momento emocionante para ellos, pero también un desafío.

Se acercaron al puesto principal donde un hombre de aspecto amable estaba organizando los pedidos. 

—Buenos días —dijo Jin con una sonrisa amistosa. — Venimos de parte del castillo de Pyros para comprar provisiones. 

El hombre levantó la vista; sus ojos se posaron sobre ellos con desconfianza. 

—¿Del castillo de Pyros? —repitió en un tono escéptico.

—Sí, —continuó Jhope, intentando sonar lo más convincente posible. —Necesitamos suministros para nuestro reino. 

Sin embargo, antes de que pudiera continuar explicando su situación, otro hombre, con ropajes reales, y el rostro parcialmente cubierto bajo una capa, se acercó al encargado y susurró algo en un idioma que los príncipes no entendían. La expresión del encargado cambió drásticamente; su rostro se tornó serio y preocupado.

—¿Señor? —preguntó el encargado al nuevo hombre, y siguieron hablando entre los dos en un idioma nativo que los príncipes no entendían. 

Jin observaba desde su posición, sintiendo cómo la tensión comenzaba a acumularse en el aire. No podía entender lo que decían, pero podía ver la desconfianza en el rostro del hombre y la preocupación en los rostros de sus hermanos.

—¿Qué está pasando? —murmuró Suga a Jimin mientras intentaban escuchar mejor.

—No lo sé, —respondió Jimin con el ceño fruncido. —Pero parece que no les gusta nuestra presencia. 

Finalmente, el encargado se volvió hacia los príncipes con una mirada dura. 

—Ustedes no son quienes dicen ser, —afirmó con voz grave. —No pueden estar aquí.

—¿Cómo? Solo venimos a comprar provisiones —insistió Jin, tratando de mantener la calma.

El hombre que había hablado en otro idioma intervino nuevamente, señalando a los príncipes con un dedo acusado, y repitiendo la misma palabra. 

—¿Qué es lo que dice? —le preguntó Jin al encargado. 

—¡Están ante Lord Minho, el segundo al mando de este reino! —exclamó el encargado visiblemente nervioso de repente —¡Muestren su respeto! 

Los ojos de los príncipes se abrieron con sorpresa. Habían escuchado rumores sobre este hombre durante su viaje. Era alguien a quien debían tomar en serio.

Sin pensarlo dos veces, los príncipes intercambiaron miradas y decidieron actuar con prudencia. Con un gesto coordinado, se inclinaron ante el hombre como muestra de respeto. Así demostraron que reconocían no solo su estatus de la realeza, sino también la importancia de establecer relaciones diplomáticas sólidas.

El hombre no se inmutó ante su muestra de respeto; solo se quedó allí por unos segundos con los brazos cruzados en su pecho, y luego dio media vuelta y se fue hacia otra parte del campamento. 

PYROS Reino en Llamas [#starpop2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora