PYROS Reino en Llamas [#starpop2024]

CAPÍTULO 7

El pasillo del castillo estaba impregnado de un silencio tenso, interrumpido solo por el suave murmullo de las conversaciones a lo lejos. El príncipe Jin se encontraba apoyado contra la pared, su mente llena de preocupaciones. Había estado esperando durante horas para hablar con su padre, el rey Namjoon, quien se había encerrado en la habitación de la reina desde hace horas. Las palabras de Taehyung resonaban en su mente. 

— Los vi a ustedes… Todos se inclinaban ante mí, —había explicado Taehyung con confusión desbordante. —Incluso el sol y los planetas… ¡giraba a mi alrededor! Fue tan real…

Jin sabía que la tensión entre Suga, Jhope y Jimin había alcanzado un punto crítico. Cada día que pasaba parecía aumentar el riesgo de una ruptura irreversible entre ellos. La familia real siempre había sido unida, pero últimamente esa unión pendía de un hilo.

De repente, la puerta de la habitación de la reina se abrió con un chirrido agudo. Una dama de compañía salió apresuradamente, su rostro pálido y sus manos temblorosas. Jin sintió que su corazón se aceleraba al ver la expresión alarmada en su rostro.

—¡Príncipe Jin! —exclamó la dama, ajustándose el vestido como si intentara recuperar la compostura—. La reina ha entrado en trabajo de parto.

Esas palabras lo dejaron pasmado. En un instante, el caos estalló en el castillo. Las damas y los sirvientes comenzaron a correr por los pasillos, gritando órdenes y buscando a las parteras que debían atender a la reina. Jin sintió cómo su estómago se retorcía; no solo estaba preocupado por la reina y el bebé que estaba por nacer, sino también por lo que esto significaría para la familia.

—¿Dónde está el rey? —preguntó Jin con voz firme, tratando de mantener la calma en medio del torbellino.

—Dentro —respondió la dama con voz temblorosa.

Sin pensarlo dos veces, Jin empujó suavemente a la dama hacia un lado y entró en la habitación. El ambiente era cálido y acogedor, pero también cargado de una tensión palpable. La reina estaba recostada sobre suaves almohadas, su rostro pálido pero sereno, mientras respiraba profundamente.

El rey Namjoon estaba a su lado, visiblemente afectado, sosteniendo su mano con fuerza. Al ver a su hijo entrar, levantó la vista con lágrimas contenidas. 

—Jin… —dijo el rey débilmente—. No es momento para preocupaciones externas.

Jin sintió cómo una ola de frustración lo invadía. De repente, un grito desgarrador resonó en la habitación; era el grito de dolor de la reina mientras una intensa contracción atravesaba su cuerpo. El Rey se inclinó hacia ella con preocupación en sus ojos.

—Respira hondo, amor mío —le dijo suavemente—. Estás haciendo un gran trabajo.

Jin pudo observar que las damas regresaban rápidamente con las parteras; algunas llevaban mantas limpias y otras traían agua caliente. El caos exterior parecía desvanecerse mientras todos se concentraban en ayudar a traer al nuevo miembro de la familia al mundo.

Mientras las parteras comenzaban a trabajar alrededor de la reina, Jin salió de la habitación sintiendo una mezcla abrumadora de emociones. En medio del bullicio, una idea comenzó a formarse en su mente: tal vez este nacimiento podría ser una oportunidad para sanar las heridas entre sus hermanos. Si lograban superar esta crisis juntos como familia, quizás podrían encontrar una manera de enfrentar las visiones inquietantes de Taehyung sin dejarse consumir por el rencor.

Con determinación renovada, Jin decidió que haría todo lo posible para unir a sus hermanos después del nacimiento del bebé; no permitiría que las sombras del rencor oscurecieran el futuro brillante del reino. 

Mientras tanto, dentro del cuarto donde todo sucedió, los gritos se intensificaron y pronto hubo un silencio expectante seguido por un llanto agudo: el llanto de un recién nacido llenó el aire con promesas de nuevos comienzos y esperanzas renovadas.

Jin sonrió al escuchar ese sonido; era un recordatorio poderoso de que incluso en medio del caos más profundo siempre hay espacio para renacer.