INEFABLE -With Trueno

•Parte 21- Manipulación absoluta•

Escucho la puerta de mi habitación sonar así que me levanto como puedo, tallándome los ojos.

—- ¡Levántate wey! -me dice Ari- vamos a desayunar.

—- No mames, ¿ahorita? -le pregunto, mirando un reloj inexistente en mi muñeca- es temprano.

—- Las dos de la tarde no es temprano. Levántate en fa.

Camino hasta mi baño para ducharme y cuando salgo en bata, veo a Ama recostada en mi cama- te busqué ropa -me dice, pasándomela.

No podia negar que era bastante bonito lo que me había escogido, por lo que no pude quejarme.

Bajamos a la sala y veo a todos sentados jugando Mario Kart.

—- ¡Vámonos! -los apura Ari.
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Llegamos al restaurante y ahi vemos a Molly a Angie, que se habían adelantado, sentadas en una mesa grande al fondo.

Me acomodo a su lado y Carre me sigue, sonriéndome.

—- Vi tus historias ayer -me dice Molly- ¿a donde fuiste que no me llevaste?

—- A unas carreras en moto, ¿las conoces?

—- ¡Ah, si! un conocido corre ahi, es amigo de Mateo.

—- ¿En serio? crei escucharlo decir que era tu primo.

Ella se rie notablemente nerviosa, limpiandose la boca con una servilla- Es mi primo. Lejano.

—- Oh... -murmuro- ayer dijo algo que me dejo descolocada-

—- ¿Quieres agua de limon? -me pregunta Carre, haciendo que pare de hablar, mirandome al mismo tiempo que dirige su vista de vez en cuando a Molly.

—- Prefiero agua natural -respondo, volteando con Molly- dijo que si yo era de una apuesta.

—- Mateo le habrá contado ¿no? -me dice ella- tú no te preocupes-

—- Le dijo a Mateo que si yo era a la que habia utilizado ¿sabes a qué se referia?

Ella se queda en silencio para decir- iré al baño.

Se para dando pasos lo más rapido que puede y le doy un trago a mi vaso, con la respiración acelerada, pensando muchas cosas.

Hasta que recuerdo.

Carre estaba ahi.

—- ¿Tú tenias algo que decirme, verdad? -pregunto, haciendolo brincar.

—- ¿Yo?

—- No terminaste de hablar la otra noche. Dime lo que ibas a decir.

—- Lo olvidé, Yia. Apenas lo recuerde te llamo.

—- ¿Oigan de qué chingados hablan? -pregunta Rivers- llevan murmurando desde que llegamos.

—- ¡Cuenten el chiste! -se queja Juan, haciendolos reir a todos.

Me rio falsamente pero mi mente no se centra en ninguna otra cosa.

Los dos sabian algo y no me lo querian decir. Pero como dije antes. Si no me lo decían yo lo descubriría tarde o temprano.

Todo siempre sale a la luz.
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