•Parte 29- Mejor novio que él•

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—- Puta madre -susurro, mientras recojo la caja que se me acababa de caer.

—- Un día tenés acá y ya te hiciste mexicano -me dice Lit, riéndose.

—- Cállate, salame, a vos Nata te hizo en un día.

Entra Nata con unos vasos de limonada y nos sonrie.

—- Gracias amor mío -le dice Lit, dandole un sorbo- ¿si irán a las tiendas esas que dijiste?

—- Si, ¿quieres ir? saliendo iremos a comer. Tú también puedes venir, Mateo. Supongo que todavía no traes toda tu ropa de Buenos Aires.

—- Estaría bien, si me hace falta.

—- Bueno baby, le termino de ayudar y nos vamos.

Ella siente sonriendo y se va. No entendía como después de algunos años se seguían queriendo como la primera vez. ¿Quién no querría una relación como la de ellos?

Nos apuramos a acabar y apenas terminamos nos alistamos para irnos.

Pasamos por Alana y después Lit maneja hasta el centro comercial. Nata tenía razón, no había traído toda mi ropa y no podía estar gastando de ida y vuelta a cada rato yo solo.

Pero mi manager si.

Aprovechado -pienso.

Caminamos hasta las escaleras eléctricas buscando tiendas pero me centro en Yianna, que venia caminando de la mano del imbecil, para después pararse en la orilla, esperándonos.

—- Llegaron rápido -les dice Alana, antes de mirar al imbecil- no nos conocemos. Soy Alana, disculpa.

—- Lorenzo.

Él ahora voltea a verme y me levanta la mano para saludarme, como amigos de toda la vida.

—- Que onda, Mateo -me dice.

—- Hola Kenzo.

—- Te confundiste, soy Lorenzo -me corrige sonriendo.

—- Muy bien, Renzo -vuelvo a decir, serio.

Guardo silencio escuchando algún regaño pero en vez de eso, veo de reojo como Yianna se aguantaba una risa, tocando su nariz para disimular.

Caminamos buscando tiendas y nos separamos, para cada quien entrar a la que quiera.

Al comprar lo que necesitaba recibo un mensaje de Lit.

Litelboludo- estamos abajo comprando helado, baja ya pltdo!

Busco con la mirada el local pero en poco tiempo lo encuentro por el imbecil que agitaba sus manos para llamar mi atención.

Si seguía así, empezaría a creer que le gusto.

—- Te pedi uno de fresa y pobre de vos que no te guste -me dice Mauro, apuntándome.

—- De hecho no... -murmuro, haciendo una mueca.

—- ¿Te gusta de vainilla? -me pregunta el imbecil.

Asiento sin mirarlo y me acerco a la pequeña barra para tomar el mío y pagar.

—- Pues Lua tiene uno -me dice, sonriendo antes de mirarla, acercando su mano para que se lo de- dáselo.

Ella lo mira confundida, estirándose hacia atrás para que no lo tome y hago lo posible por no explotar.

INEFABLE -With TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora