15- Consuelo de girasoles

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Cuando Megan llega al palacio y se separa de la tutora que le reside el mayordomo camina junto con él en la sala, se le nota muy agotada y el mayordomo solo le habla de la cena y de que tiene preparado, ella le responde que no tiene hambre y que le prepare un baño, Lucerno puso de inmediato a las catrinas a prepararle las aguas y organizar las cosas, le sugirió un té pero ella ni parece oírle y se pone acariciar a su mascota Paganini quien siente su dolor y le lame el tobillo llorando aullidos, ella esta agachada jugando con su mascota usando las pocas fuerza que le queda, Lucerno le mira con incomprensión y rompe el hielo preguntándole qué si se siente bien. Ella no le responde pero sus ojos son transparentes y su retina esta enrojecida hasta que comienza a llorar a cantaros, después no resiste más y grita de forma desgarradora con los fluidos nasales liberados y la cara colorada, hombros muertos y derrumbada en el suelo solo siendo consolada por el perro, el mayordomo se siente inquieto y no sabe qué hacer en absoluto, sin más se agacha a su nivel y la abraza de un modo muy incómodo, ella le aprieta y se apoya en el, lo toma de pañuelo y desahogo, Lucerno esta catatónico y la abrasa con más condolencia, es la primera vez que abraza a alguien, es la primera vez que consuela a alguien herido, no entiende por qué le afecta y siente su tristeza como si fuera de él, siente su dolor en sus huesos y solo quiere que se calme y descansa esas batallas que combate por dentro, por un momento había olvidado que solo se trata de una adolecente, una figura de porcelana que juega a ser de titanio, la flama de su cráneo se apacigua y baja la guardia solo calentando lo necesario para ser acogedor como un pañuelo para las lágrimas.

Megan se adentra en la piscina gigante de aguas termales con hojas y yerbas sanadoras y aromáticas, en su dolor se sumerge hasta hundirse, que las burbujas camuflen sus lágrimas y la profundidad prive de sonido su llanto, espera ahogarse pero no puede y se estruja la piel con tanta fuerza que la piel se irita, por más que limpie la impureza no se va y emerge encima de la piel como un abrigo asfixiante, las trescientas muertes que presencio le vienen a la mente sucesivamente, esta atrapada en un bucle que la sumerge en una depresión punzante.

Lucerno le informo al rey de la situación en la que se encuentra su esposa y después de horas sin salir del baño ni responder a los llamados, de no ser por las criadas, su esposo se adentra en el baño y la ve envuelta en una toalla en una esquina del salón, se acerca a ella con la más sutil presencia y despacio la levanta y le carga en sus fornidos brazos como una niña cuando su padre le lleva a dormir, ella se cubre con la toalla y mira hacia el suelo, ni siquiera percibe lo delicada que es la situación para sentir vergüenza y decencia, es un objeto que respira y no responde, pero Verum suspira y bosteza convirtiendo el aire que los rodea en hilos plateados como su cabello, hilos de luna que se atan y tejen por si solo en el cuerpo de Megan formando investido delicado y holgado que contiene el ligero calor de las llamas tiernas que les aplica la respiración de su rey, son hilos que abrazan de forma eterna, un vestido de consuelos acompañados de su tierna mirada buscando comprensión en sus emociones y creyendo en su fuerza, buscando su coraje inmortal, sus pasos se transportan a los campos del castillo, es muy oscuro para distinguir el paisaje y la luna es tan oscura que el vestido de la dama parece brillar más que un conjunto de estrellas, los pies de Megan rosan con algo que le cosquillea y no sabe precisamente que es, a la altura en la que esta mientras la carga su esposo, que podrá ser que le llegue a los piensillos, se detiene su rey y con unas palabras mudas susurra una oración que desata una ventolera desde su centro, a ellos solo les mueve los cabellos y la vestimenta, están parado en el centro del ojos del huracán pero las palabras de Verum se convirtieron el ráfagas que calcinan la noche y la oscuridad como quien raspa crayolas para descubrir la capa anterior a esa, cada vez se hizo más claro y su vestido era menos el foco de atención, la noche se convirtió en día, la oscuridad en luz y el cielo negro en un mar de nubes arreboladas, el sol defendió su presencia con un resplandor respetuoso a su presencia, Megan apenas puede abrir los ojos hasta que una nube tapa el resplandor y brinda sombra para que Megan pueda contemplar su alrededor.

Es el campo de girasoles que tanto ama, las flores de alta esbeltez era lo que rosaba sus pies a esa altura y el sonido de los grillos se convirtió en el canto de las aves y el caudal de un arroyo cercano, la mirada de Megan recobro el brillo que había perdido, se le rego agua y se le brindo sol a la flor que creyó haberse marchitado.

-es el campo de girasoles que tanto te gusta. -le dice su esposo mientras le mira con tanta ternura que amansa a el más fiera de los tigres.
Megan dirige su mirada a los ojos de su esposo y en él ve un cielo atrapado en un globo ocular, en solo un momento y solo una mirada acaba de presenciar un mundo y cobra la conciencia moviéndose a lo que Verum prosigue a dejarla ser en el suelo despacio y con delicadeza, sus pies descalzos sienten la tierra húmeda y a la ves cálida, su respiración inhala con toda la fuerza de sus pulmones buscando el olor de la pradera que reconforta su cuerpo como si ella misma pudiera producir fotosíntesis y liberar todos los desechos de su alma, se aleja a caminar como una ninfa vestida con hilos de luna y pelo salvaje, pies descalzos y expresión de sorpresa todo el tiempo, jira, salta, se agita, quiere danzar entre las flores y que su cuerpo rose las flores en la luz dl día que alimenta su piel, cada rose le trae un recuerdo ajeno de alguien que fue muy feliz y que se murió sin ningún arrepentimiento, estos recuerdos de vidas ajenas son las que alimentan su alma, es lo que simboliza los girasoles, las flores de la gratitud, una madre que abraza a sus gemelos, un niño que juega con su perro, una cantante al frente del escenario, un deportista reventando la cinta de la meta, un alpinista llegando a la sima, una niña probando los dulces de su abuela, dos novios besándose debajo de un puente en el atardecer de una ciudad, un señor probando se carro nuevo, un artista terminado su cuadro, una dama diciendo el sí a la hora de casarse por la iglesia, un pequeño que se asusta con los fuegos artificiales pero también le gusta y le provoca risa, dos ancianas que son novias mirando su álbum de fotos, un chico que es levantado en una multitud por sus amigos en una fiesta.
Sin darse cuenta ella se está dejando llevar y está dando vueltas en un mismo centro riendo no sin razón sino con cientos de razones, su pelo y vestido le siguen el ritmo arrastrando el rocío en el aire como collar de perlas que se pulen con el brillo de sus dientes al sonreír.
Cuando siente que se marea se detiene a carcajadas e inestabilidad que se va a caer pero es agarrada por Verum quien la estaba contemplando como un admirador todo este tiempo, ella se sujeta en él y con el pelo por delante de sus ojos y sus manos apoyadas en su antebrazo ente vueltas y vueltas que da su cabeza logra fijar sus labios entre las sombras de su cabello, él con sus dedos de pianistas aparta sus cabellos de su rostro para contemplar su sonrisa que se a transformado en sorpresa perpleja de boca abierta y ojos brillosos a corta distancia de su rostro, ella está presenciando el más guapo de los galanes atraparle en el aire y traerle el día a sus pies, sus mejillas se colorean de vergüenza al acordarse de que él le cargo desnuda ente sus brazos y camino debajo de la luna con ella en su peor momento consolándola con paciencia y delicadeza santa, todas estas cosas están pasando por su mente a la vez que todavía reacciona a los recuerdos de toda esas escancias que quedan plasmadas en los pétalos de las flores, se ríe como una lunática y se abate contra el pecho de la muerte para convulsionar de las carcajadas apoyada en su cuerpo, él se sorprende y se le contagia la risa carcajeando también por influencia de la empatía, ella que ríe sin parar apoyando su oído a el pecho de su esposo siente los latidos de su corazón acelerarse tanto como el motor de una motosierra y levanta su mirada para contemplar esta ves ella a él como se ríe e ilumina más al cielo incluso que el sol.

-cuando sientas que las muertes te desgarran recuerda que antes hubo una vida y vente al jardín de la gratitud para sanar las heridas, una sombra nunca existiría sin la luz. -una frase y consejo impactante que pone la última bandita en la llaga para cubrir las heridas y rehabilitar su conciencia.

La dama de la Parca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora