Capítulo 4: Otra despedida en el ocaso.

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El reloj de arena de Megan ya se está terminando y cada vez siente su temperatura más fría y su energía más decadente, su imagen es más entrelucida y saber que esta por desaparecer le aterra mucho porque todavía no ha podido deshacerse del demonio que alberga en la tristeza de Allison, de cierto modo Megan se siente culpable aunque el solo hecho de replantearse la culpa sea absurdo ella piensa que de forma indirecta todo es su culpa desde el primer día de su nacimiento, de camino a casa de su mejor amiga ella piensa en toda esa oscuridad que siempre rodeo su existencia, nunca fue bendecida con fortuna ni por un segundo y Allison era lo único junto con la señora Simpson que le daban sentido al hecho de que vas a respirar.
Ahora la señora Simpson no está y no pudo permitir que Allison caiga al borde de la locura como creo que me está ocurriendo. Megan siente mucho frío y su cuerpo tiembla  con convulsiones y dientes rechinantes, su aliento es una débil neblina y el brillo de sus ojos ha desaparecido casi por completo, por cada paso que da siente que mueve una tonelada y como peso adicional sus pensamientos se distraen recordando cosas que su subconsciente y tal vez un alto ego habían decidido censurar de su memoria, los primeros gestos de desagrado por parte de su padre, los años que no tuvo amigos y que sufría de acoso en la escuela, y como olvidar la trágica muerte de su  madre solo cuando era una niña, ese color negro luctuoso siempre cubriendo sus paredes y el coco asechando debajo de su cama para comerse sus piecitos, el frío que siempre sentía aunque fuera verano.
Megan sin darse cuenta se está transmutando y su piel ya no es piel, ni sus ojos parecen ser humanos, sus pies son más negros que el carbón y sus oídos se alargan de forma puntiaguda, Megan está abandonando su humanidad, su alma se está moldeando con alquitrán que ensucia el alma.
Cuando Megan llega a la casa de su amiga resulta que ella acaba de ser trasladada al hospital y su madre esta recogiendo cosas en una maleta, su padre discute por teléfono con el psicólogo y en el suelo de la cocina se encuentra tirado un cuchillo envarado de sangre, Megan se monta en la camioneta de estos cuando se dirigen al hospital ya que ignoran su presencia y con una respiración agita que empañaba los reflectores dentro del carro Megan llora de miedo, sufre tanto que entra en pánico y su bruma hace que los padres discutan hasta gritarse groserías y distraerse al punto de que falto bien poco para que tuvieran un accidente y chocaran con otro carro, Megan se asustó y pudo verse entre los reflejos de los retrovisores y apenas reconocerse, salta fuera del carro como los fantasma que atraviesan paredes y rueda en el suelo a solo dos cuadras de llegar al hospital donde está ingresada Allison, se mira las manos y su cuerpo y pies, se tapa la cara con sus manos de largas garras y reacciona al ver pasar un niño de la mano con su madre que ella esquivo, se da cuenta de que esta vez se está materializando el sentimiento de culpa y ahora solo es el caos que provoca a su alrededor tomando la factura. Cae al borde de la desesperación y grita rugidos de dolor y culpa entre lágrimas negras, no es hasta que abre los ojos de cara al sol y puede ver la puesta de sol en proceso, cubriendo el cielo con carmesí, una bofetada de raciocinio invadió su mente cuando recuerda la sonrisa de despedida que le dedico la señora Simpson deseándole un buen destino.
-Gracias de no haber sido por ti nuevamente hubiera perdido la conciencia y el propósito, no sé qué será de mí o en que me estoy convirtiendo, pero algo sí sé, no permitiré que Allison cometa una locura, ni que sea devorada por ese demonio, así me vaya al infierno acompañada por esa criatura, te salvaré.
Corrió, corrió como si no hubiera un mañana, tiene una corazonada muy mala que invade su preocupación.
En el hospital nadie encuentra a la chica, los padres amenazan con demandar a el hospital y todos los trabajadores están movilizados para encontrar a una adolecente suicida.
Allison observa el ocaso en la azotea del edificio, parado justo en el borde, con los pies más cercas de la nada que del propio techo, su cabello suelto y agitado por el viento se agita como olas, olas que podían acabar con su equilibrio y acabar por tirarla desde una altura tan descomunal que apenas se ven la gente pasar como hormigas y nadie alcanza ver que una chica tienta contra su vida allá arriba, no pretende que la encuentren, ni ama tanto la vida como para arrepentirse y el demonio que antes tenía la apariencia de un canino, ahora camina a dos patas y tiene largas extremidades con aspecto humanoide, ha crecido, se ha trasmutado, ha evolucionado por completo, se ha comido casi toda esperanza y propósito dentro del alma de esta joven, su cara estruja una bizarra sonrisa rasgada con una larga lengua venenosa que lamia el brazo de ella haciendo que lo extienda como si quisiera a garrar el sol del horizonte para abrazarlo.
Megan sube las escaleras corriendo tan rápido como puede, recuerda cuando ella estuvo ingresada en un hospital, no este, más pequeño y público, solo la acompañaba su amiga acabada de salir de la escuela para hacerla reír y ponerla al día, la secuestro un rato y se escabulleron de los enfermeros para subir a la azotea y gritarle a el sol como dos locas en medio de la tarde.
-puedo sentirlo estas allá arriba, pero no te dejare cometer una locura, no quiero que tú pagues mis penas, ni que cargues más con mi dolor, por favor no vayas a cometer ninguna locura-
Empuja la puerta y un rayo de luz entorpece su vista por un segundo para después apreciar entre nublados el pelo de Allison danzar al ritmo del viento, justo cuando sus labios se separaban para gritare su nombre una sombra se desplazó a gran velocidad y una mano con garras de cuchillas la abofeteo tan fuerte que la lanzo a unos metros alejándola , ella abre los ojos y ve como la bestia que ahora se ve más bestia todavía se abalanza encima de ella , y lo logra esquivar, la enorme boca se abre y la arrincona contra una pared pero ella le sostiene cada extremo de las mandíbulas para impedir que la muerda, después desprende una patada y aprovecha el incoan del hombre lobo para correr, en la persigue y la embiste cayendo con todo su peso encima de su cuerpo, aunque ella sea ahora más fuerte y otra bestia al igual que él, no tiene su fuerza y se encuentra con la cabeza al borde del precipicio, mientras intenta con sus manos y piernas quitárselo de arriba en el forcejeo se ríe a carcajadas con su cara de pánico, ya se entretuvo bastante así que la mordió por las costillas y comenzó a drenar su vida, veras a tu amiga rendirse, así como tú alma se rinde ante mí y me harás más fuerte como postre.
Megan suplica que no lo haga y grita el nombre de Allison sucesivamente para detenerla, pero solo son gritos mudos para una conciencia sorda.
Su último recurso fue gritar ayuda tan fuerte como pudo y esto hacia que la bestia entre su masticar se riera y divirtiera como ironías que provoca la desesperación, un paladar perfecto para un platillo de almas desesperadas, pero no es a  la desesperación que ella pide ayuda, es a la mismísima Parca.
-Te prometo que accederé a casarme contigo, pero no dejes que ella lo haga sálvala por favor te lo suplico, me casare contigo pero no permitas que de ese paso, no lo agás por favor-
Su apariencia se hace más vulnerable y ya parece esa chica escuálida otra vez, esta vez es una desventaja y casi no tiene energía vital para ni siquiera para hablar, mucho menos para gritarle a los cuatro vientos. 
Allison va a dar el último paso que condenara a su muerte por la influencia de un demonio que cada vez se vuelve más fuerte al devorar casi por completo a Megan y de repente una corriente de aire avasalladora retrocedió  del berilo del edificio y abatió al polvo así como ese desagradable demonio paso a ser polvo con un solo gesto de la mano del elegante señor misterioso de la máscara de cráneo, borro la existencia de ese demonio liberando a su prometida, pero para nada borro la idea de Allison para suicidarse, ya era demasiado tarde para cambiar la convicción de un alama débil y desdichada. Megan se levantó y corrió a ayudar a su amiga pero no puede sostener su mano, ni ser escuchada por ella, le pide a la Parca que la detenga que la ayude.
-yo no puedo impedir la muerte de los mortales, ni provocarla, soy solo quien las acompaña a su destino, soy  un mensajero, no el propietario, lo siento pero no puedo hacer nada al respecto-
-entonces que quieres que haga, que vea como decide suicidarse sin poder salvarla, sin poder evitarlo teniéndola al frente de mis manos-
-el día de su muerte se adelantó por un factor de influencia oscura, pero no está escrito que tiene que ser precisamente hoy, aun así ella tiene su libre albedrío, si hacen que cambie de parecer todavía puedes evitar su muerte.
Pero no me escucha.- sollozando.
-trata de hablar con lo que queda de su alma, la voluntad es influenciable, así como el resentimiento nublo su deseo de vivir, tú puedes devolvérsela.
Megan se interpuso al frente de ella mientras Allison contempla la primera estrella que muestra el cielo y abre los brazos cerrando los ojos, sintiendo la brisa, los sonidos y olores, despidiéndose de la vida y recordando ese momento en el que gritaban en una escena con esta pero con su amiga y cubierta de felicidad, avanza un paso y para cuando abre los ojos su amiga está al frente de ella sosteniendo su cara a la vez que el sol se esconde , la frente de Megan besa la frente de Allison y las lágrimas de esta corren por las mejillas del retoño vivo que decide marchitarse, Allison piensa que solo está alucinando y cuando Megan aleja su rostro para mirarla a los ojos y decirle que viva por ambas, Allison sintió una declaración que ilumino su visión.
-Discúlpame por haberte dejado sola en este mundo tan cruel, pero no me perdonaría si me hiciera responsable de tú muerte, no quiero que nos veamos tan pronto, después de todo siempre te estaré esperando, pero nunca te esperare con ansías si eso significa que mueras.-
Allison esta tan sorprendida que se cree loca y le responde probando dialogar.
-¿Megan?-solloza.
Escúchame, yo estoy bien, pero no lo hagas, no les de ese placer, tú mereces vivir así como mereciste nacer, te quiero, y te quiero viva, porque yo siempre estaré asechando en ti, nunca estarás sola, porque esas fueron las palabras que ese día me dijiste.
Megan dijo todo lo que sentía ya que se dio cuenta de que su amiga podía oírla, de que estaba siendo escuchada y no perdería esta oportunidad, salto encima de esta para abrazarla, Allison extendía sus brazos para corresponderle el abrazo pero en el momento o en el que sus cuerpos demostrarían el cariño y apego, el sol se puso y la imagen de revelación acabo para Allison se quedó con la brisa de la idea y las lágrimas y llantos que alarmaron a los enfermeros y doctores a subir a la azotea, se arrodillo al suelo y lloro como nunca en su vida, el brillo regazo en sus ojos aunque así fuera solo para llorar, llorar lágrimas tan coloridas coló la vida de un futuro por delante, la oportunidad de un ¿ y que Sera? En vez de un ¿y que hubiera sido?
Los doctores enseguida la abrigaron con sus batas y cargaron entre sus brazos para conducirla a su habitación, Allison mira hacia atrás por última vez y aunque no puede ver nada se despide con un.
-gracias-
Megan abraza a la Paraca buscando consuelo y él toma su barbilla levantando su mirada triste y desolada.
Sin preguntarle le besa y el fuego azul calcina sus cuerpos al igual que una carta desecha para desaparecer como un truco de magia sin espectadores.

La dama de la Parca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora