Capítulo 12: Una vez terminada la boda.

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El sacerdote quiere seguir leyendo la parte de los escritos donde pasa la palabra a los enamorados a participar con sus votos, pero el emperador le ordena que salte esa parte, algo que evidentemente le molesto a Megan e interrumpió anunciando su opinión.
-¿No quieres que digamos los botos por no exagerar la hipocresía al punto de sobreactuar esta falsa?- estarás siendo considerado con migo, pero sabes que, te lo ahorras, y que todos sepan que soy rehén de tus caprichos.
El sacerdote se queda parapléjico sin saber cómo actuar ni que decir, así como el resto de invitados, Lucerno se estampa su mano contra su cara y exhala un jadeo como costumbre, no es sorpresa el que ella sea tan sorpresiva, así venga abajo una boda de ensueños con meses de antelación en su preparación y contratiempos con imprevistos a nivel de hostilidad, Megan con una sola frase puede volver acuñar las escenas de rechazo como ya es costumbre, inmadurez, osadía, mala educación, o solo impone su moral y actitud de caballo indomable, las ideologías en un caso como este son varias.

Para sorpresa de todos principalmente para ella la actitud de su prometido se mantiene intacta y ecuánime como de costumbre, solo borro el color arrebolado de sus mejillas y separo la correspondencia de sus manos estrechadas.
-Pues ahora será mí turno ya que expresaste tus botos, tendré que exponer los míos. –desde que me sugirieron el casamiento un millón de arreglos y pretendientes fueron propuestas, de haber seguido las sugerencias de mí querido amigo seguramente todo habría sido más fácil, pero nunca me habría sorprendido como tú lo consigues todo el tiempo, rompes la monotonía de mí vida incluso antes de que me conocieras, tú coraje y voluntad es lo que me cautiva, y si es en contra de tú voluntad, entonces en contra de tú voluntad te tendrás que enamorar de mí, no me importa en lo más mínimo parecer el villano de esta historia, veremos quién tiene la voluntad más fuerte, porque desde el día que decidió que serias mí esposa eso se convirtió en tú destino.

El murmuro de la gente que presencio estos ataques como choques de espadas con el filo verbal, hiso que se abrieran las opiniones y críticas que desenlazan los chismes y cautiva la atención en el ojo del ciclón, Lucerno tanto como el sacerdote se quedaron petrificados con el contrataque del emperador para demostrar su poder y tomar las riendas de la situación, ya no parece muy cristiano esta boda, ni siquiera parece justo, pero su voz es la que dicta las reglas en este reino y su opinión es irrefutable. Los ojos de Megan brotan impotencia y vergüenza, se muerde los labios y se sonroja como una puesta de sol, algunas de las lágrimas se quieren asomar y sus puños se aprietan al punto de sangrar más literal que el esmalte de sus uñas hostiles, en cambio el emperador se mantiene poderoso y recto pero sin cambiar la expresión facial tan adorable y el tono de su voz tan metódica que disfrazo el machismo con dictadura teñida de rosa, su mirada está vez es desafiante y provocativa,  provocando desatar la ira de la pequeña quien se taclea a él en un ataque de ira e histeria y acompañado de un grito que lo llama cretino le lanza varios golpes de puño serados a la cara con todas sus fuerzas, si de acciones inesperadas se trata es obvio que ella es la reina y esta vez gana por en sima de su debate robando el aliento de todos los espectadores y alarmando a todos los guardias, Lucerno tuvo una recaída cerca de desmayarse pero por suerte fue salvado por el sacerdote quien lo atrapo y su emperador sujetó ambas manos de ella inmovilizándola, nunca se inmuto y en cambio libro una leve sonrisa descarada mientras su perfecta nariz sangra lo que climatiza el éxtasis de la cereza en el pastel de una serie de eventos importunos para una boda que nunca será olvidada.
Megan trata de zafarse pero no puede con la fuerza de agarre descomunal que la sujeta, la diferencia de estatura la ridiculiza y hace ver como el berrinche de una niña desubicada, su prometido mientras todavía la sujeta se inclina para mirarla directamente a los ojos y esta frunce el ceño al igual que sus labios e infla sus mejillas, él predice su próximo movimiento e interrumpe su próxima jugada sin dejarla escupir, se adelanta y le roba un beso llamado jaque mate, sus labios se unieron forzados y con un empuje por parte del emperador, los ojos de Megan parecen salirse mientras la mirada de él  sigue pulsante en su pupila a la vez que le arrebata su primer beso, humor verde para algunos si llegan a descubrir que ella planeaba escupirle, Lucerno aprovecha la brecha y los anuncia como marido y mujer, alza sus brazos y desata una llamarada acéntrica que rodea a los rebeldes tele transportándolos entre las cenizas.

La aparición de estos dos resurge de entre las cenizas en una habitación desconocida para ella, pero esto no es primordial ahora, si lo es el separarse de su lado con un empujón apenado y vociferarle groserías con los ojos lagrimosos, ella se muestra apenada hasta lo más profundo de su inocencia mientras él avanza con pasos posesivos en dirección suya.
Megan no lo pensó dos veces y como reflejo en su defensa le abofeteo la cara con toda su fuerza, acompañada de una mirada tajante muy forzada en busca de respeto, su marido se soba la mejilla delicadamente nuevamente sin ninguna sorpresa en su expresión, pareciera esperarlo como un psicópata a su víctima, él la mira con otro tono, no es tan fácil de identificar pero si de mal interpretar mil veces, los nervios de Megan se dan a flor de piel al interpretar su mirada después de un bezo robado y una bofetada esperada, como todas las noches de bodas que consumen lujuria y rebozan pasión es lo que ella relaciona siempre comparándolo con el miedo y su orgullo, pero aun así ella se mantiene tan firme y valiente que logra ocultar el temblor de sus pupilas vestidas con anegación y coraje, su esposo baja tanto la guardia y su aura se moldea tan inofensiva como una almohada, tan tierno y caballeroso que exilia todo ese miedo de la chica y desliza su delicada mano por el rostro de Megan acomodando sus cabellos despeinados y rosando sus pestañas, para cuando aleja su mano de su rostro Megan había bajado la guardia y esta solo parece un potro domesticado, a la vez que para cuando reacciona se dio cuenta de que estaban en su habitación, no como antes, es su habitación en la que ella ha dormido sola todos estos días, no fue esta en la que reaparecieron una vez envueltos en cenizas, aquella debe de ser el cuarto de él, no tuvo tiempo ni de visualizarlo pero después de que él le trajera se di cuenta de que fue Lucerno quien les mando a ese lugar una vez quiso tapar las escenas que derrumbaban la boda, ahora se siente culpable y arrepentida por la bofetada y los ataques verbales pero a la vez se siente confusa de la mirada con la que se le acercó y ahora ella solo se queda mirándole sin palabras ni gestos, esta pasmada en su imagen.
El rey se aleja de ella y vaga por su habitación curioseando sus pertenencias, sintiendo sus costumbre, concentrándose en su aroma y percibiendo su presencia, sus rastros, se detiene al frente del espejo que simula ser un lago y se detiene a observarse como hace mucho tiempo que no lo hacía, a si fuera accidente o curiosidad, no le gusto su reflejo para nada.
Su reflejo le muestra un monstruo de imagen esquelética y destellos rojos en sus ojos, un manto oscuro y brumoso de penumbra, extremidades alargadas y colmillos sobresalientes, cuernos puntiagudos y aterradores. Ella se para a su lado observando su reflejo y la empatía actuó de forma tan inusual que la lástima  que ella sintió al notar la tristeza de sus ojos luctuosos hiso que el reflejo de ella se mostrara tan y abrasara el reflejo monstruoso del como amigos que se consuelan, la sorpresa para ambos llego e hizo que se miraran por ocho segundos seguidos que se rompieron una vez que le deseo las buenas noches con una sonrisa disimulada y cordial de falsedad.
-¡me gustaría que desayunáramos juntos en la mañana, si te parece!
- ¡sí!- asienta ella muy apenada y a las ves reconfortadas.
Su prometido se retira con una brisa de fuego azul como de costumbre y ella suspira momento después dejándose caer en su cama, voltea su rostro para mirar a la ventana de cristal que muestra reflejos latosos como el metiche del espejo y para su sorpresa el paisaje que le muestra esta vez es a su marido desvistiéndose lentamente en su habitación. Un espejo que te muestra tú subconsciente y una ventana que te muestra tus anhelos, en esta habitación donde tratan de que ella tenga los privilegios de la comodidad lo único que logran es que ella se conozca cada día más haciéndolo cada día pues más incómodo y ella con la mano indecisa jala de la cortina que tapa la ventana para negar las verdades que torturan la razón, suspirando nuevamente  a la vez que apoya su mano en la frente y mira el cielo en busca de sensatez.

La dama de la Parca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora