Megan se despierta de su incomoda cama, testigo de sus periodos de insomnio, se mira en su espejo, despojo de sus complejos y desagrado personal, se arregla su ondulado cabello color asavache y exilia un bostezo alargado seguido por la queja de una espinilla en su juvenil rostro, prosigue a cepillarse y vestirse para ir a otro día infernal de clase, su vestimenta no pasa de ser la chica pobre con descendencia latina que no le gustan los colores llamativos y mucho menos llamar la atención de la gente, una chica timada con una familia disfuncional que lleva una vida deprimente e impopular.
Bajá las escaleras de su cuarto para desayunar en la planta baja y en su oscura casa con olor a tabaco y alcohol solo le acompaña un desatento padre, nunca ha estado sobrio y apenas lleva el pan a la casa para alimentar a su hija, ese hombre hace mucho tiempo perdió las ganas de vivir de forma decente así como perdió el amor por su propia hija, Megan toma el único aperitivo que encontró en el refrigerador y sin mirar la deprimente imagen de su padre mosqueado en el sofá al frente de la televisión en estéreo, salió de casa con dirección a la escuela que afortunadamente le queda a unas pocas cuadras de su calle, mientras sus pasos taconean con la suela de sus botas el asfalto sincronizadamente unos zapatos más elegantes de puntas finas pisan una infinita alfombra roja como la sangre, el sonido y ritmo de sus pasos demuestra el estatus, la seguridad en sí y el glamur con el que los más altos estándares de la personalidad puede mostrar a través del lenguaje no verbal, todo lo contrario de las pisadas de esta tímida chicas que pasan a ser casi invisibles.
Megan se detiene por un momento para jugar con el perro de una vecina que la saluda todas las mañanas como una costumbre afectiva, la señora, una persona mayor le da los agradables buenos días y le brinda unas galletas caseras, esta pareja tan carismática son sus únicos amigos en el barrio y la mayor parte de las tardes Megan se las pasa haciéndoles compañía, menos mal la amistad de la loca del barrio y la marginada que puede irse a la cama después de haber comido algo.
En cualquier otra parte el caminante de la alfombra es alabado por cientos de bellas mujeres a los lados de su paso que de rodillas le aclaman esperando ser elegidas por el misterioso señor de postura erguida, un refinado noble al que no se le puede mirar por encima del hombro, mucho menos separar tus rodillas del suelo a menos que sean sus órdenes al dirigirte la palabra, sigue su caminata juzgando a las chicas de ofrenda, ellas intimidadas a la vez que excitadas esperan con toda su fé tener el privilegio de mirarle y tomar su mano para así convertirse en la dama de la parca.
Detrás de su paso caminan dos escoltas de estatura enana y capuchas oscuras que no revelan su identidad, dichos sirvientes cargan farolas de dos metros de altura que contienen una pequeñas llamas azules y frías como el hielo. Mientras Megan acaricia al cariñoso canino este de repente la sorprende ladrando y exaltado como nunca había hecho, la asusta, la señora intenta detenerlo pero no hace caso y Megan trata de percibir a que le ladra de forma tan agresiva con la mirada clavada en la nada, pero no ve nada hasta que se voltea y con el ojo que muchos cuentan que tenemos en la nunca siente un escalofrío y pequeño cosquilleo repentino en la cervical que la inquieta, siente que la observan, algo que no puede explicar mucho menos ver, pero la actitud del perro ladrándole a algo que se supone que se oculta detrás de ella hace que sus pelos se ponga de punta y las supertisiones nublen sus dudas, aun así decide continuar con su camino a la escuela antes que se le haga tarde y olvidarse de este extraño acontecimiento.
Del otro lado una de las chicas que esperan el veredicto de este sujeto misterioso levanta la cabeza de forma osada por la curiosidad de mirar el rostro de dicho título de supremacía en este reino, para su sorpresa lleva puesta la máscara de un cráneo de carneo que oculta su rostro y aun así la curiosa pudo mirarlo detenidamente a los ojos que la observaron por mera cuestión de reflejos, aquella chica se quedó petrificada con la sorpresiva imagen del cráneo animal con ojos de luceros y aire de superioridad que viste un elegante traje que acompaña su magnificencia y una especie de aura que emana su presencia que dificulta su respiración de tal modo que creerías que estas siendo estrangulado desenfrenadamente, una de las llamas de los faroles que cargan sus sirvientes se escapa de la farola como una corriente de viento flameante que abraza el cuerpo de esta chica hasta carbonizar su piel y penetrar sus huesos en solo unos segundos. Por más torturador que parezca y aterrador que se vuelva la forma en la que se retuerce la chica sus gritos son mudos y solo se puede oír en tu mente pero de ningún modo contamina la paz del silencio que desborda la habitación, las demás chicas están muy asustadas y cierran sus ojos mientras clavan su curiosidad en el suelo, pero después de esta demostración está más que claro que su mirada y reverencia estará cosida a la alfombra de sangre.
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La dama de la Parca
FantasyLa representación de la muerte de un modo artístico y polémico, jugar con las emociones más tiernas, hasta con las más desgarradoras atreves de fantasía oscura y alegorías. Un romance entre la muerte y una Katrina.