Capítulo 31- Los sueños de una perfidia.

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Escondida debajo de una montaña de sábanas aterciopeladas duerme profundamente Megan, está vez se tardó más que de costumbre por causa de la ansiedad, la cama está cubierta de remolinos, huellas de sus delirios por conseguir el sueño. Por fin se q quedado dormida y su respiración se restablece de forma correcta en las profundidad de la etapa rem del sueño.

Despierta sumergida en el agua, es oscura y lodosa, la tomo por sorpresa y siente que se ahoga, está asustada y nada desesperada buscando la superficie, por fin consigue asomar su rostro a la superficie en busca de un aliento en un suspiro ahogado, reconoce este lugar aunque nunca antes a estado acá, un lago rodeado de lotos.

-Debe de ser que relacione el día que tuve hoy y por eso desperté acá, así funciona el desplazamiento, que peligroso fue.

Entonces algo sujeta la pierna de Megan mientas las flores gritan de forma eufórica a la vez que mueren, está siendo arrastrada por unos alargados brazos oscuros que recorren todo su cuerpo y la unden cada vez más, está muy oscuro y frío, las manos sujetan muy fuerte así que dejarán marcas en la piel que después se convertirán en ematomas, sus gritos en la profundidad del lago deja escapar todo su aire en burbujas negras formadas por el cilencioso grito de la desesperación.

Megan cierra bien fuerte los ojos y para cuando los abre está otra vez en este bosque de los árboles infinitos con una altura de pavor. Segunda vez que casi se ahoga en un solo sueño, comienza a ser agotador y agitado, está de rodillas en el cesped toda mojada reclamando el oxígeno para que regrese a sus pulmones y le devuelvan la salvación. La humedad aquí es muy densa y el ruido que se escucha solo son los ecos de búhos moribundos.

Por fin se muestra el psicópata con cuello de jirafa y túnica de cuero negro, el brujo loco de los ojos saltones se forma apartir de la humedad, la neblina se abre como un armario viejo que tenía escondido recuerdos que prefieres olvidar, sus pasos buscan acercarse a Megan mientas todavía recupera el aliento.

-¿¡Pobrecita, acaso te está costando respirar?!

Megan no levanta la mirada de la tierra mojada, sus pulmones se recargan de petricor y no perderse la concentración por un engreído gótico con cabeza de lechuza y risa esquizofrénica.

-¿¡Estas asustada?!- sus preguntas siempre tan retóricas que una mera respuesta que le dieran llamaría su atención al punto de alarmarse.

Megan levanta su rostro y en su rostro se dibuja una sonrisa positiva con aires de triunfo.

-¡Para nada, más bien emocionada!- le respondió ella al mostrar su as bajo la manga después de apostar todo en juego.

Detrás de los árboles se revelan las identidades silenciosas que esperaban la señal de vengala en el destello de los ojos de Megan, el rey del purgatorio, su mayordomo y su fiel servidora y tutora de la reina, solo ellos tres y Megan. Rodean al brujo entre los árboles y la convicción que emanan estos seres es tan fuerte que casi que se puede palpar en el ambiente.

-Wow esto si es una sorpresa. ¿Cómo llegaron ustedes aquí?

-Yo los traje, después de todo es mí sueño, son mis reglas.

-Mi pequeña me tomo las facultades de aclararte que no es así como funciona la super conciencia a la que estás atadas, el hecho de que estén aquí no cambia nada, en estos orisontes yo controlo las reglas.

Su risa rasgada le demuestra la confianza que tiene en sus dominios, claro todo esto al no saber las verdaderas riendas que teje la perfidia.

Convoca a sus demonios para que comiencen a brotar de entre las raices y superar en números a esta pobre emboscada, algo está mal con el brotar de estás burbujas de alquitrán con expresiones faciales, están muriendo incluso antes de emerger y estallan.

-¿Qué está sucediendo con mis hijos- se muestra desconcertado.

Megan le encara con su expresión de triunfo y para agregar singularidades a la expresión su ojo oscuro destella con un color dorado. Alrededor se traza un circulo de fuego que deja dentro a estos y el brujo mientras los demonios están fuera agunisando y formando montículos que se agrupan para intentar pasar pero no pueden atravesar las llamas blancas que an definido un límite para las impurezas.

-Son llamas angelicales. ¿Pero cómo?

Megan señala con su dedo el cielo y cuando el brujo levanta la mirada se asusta con la sorpresa tan grande que se dió al instante. El ojos izquierdo que Curiosus está mirándolos desde las alturas, es gigante y brillante como el sol, es tan como las hormigas dentro de un frasco deben de ver el ojos de un niño que las capturó y las observa asomando su ojos por la boca del recipiente. Un ojos gigante y dorado con pestañas alargadas de color blanco y la semejanza que entrelaza la mirada poderosa de Megan. El enemigo no entiende bien lo que está sucediendo o como se a volteado el tablero de forma repentina, claramente es un plan elaborado en muy poco tiempo, no esperaba que tomara las riendas tan rápido y ahora solo quiere retirarse del subconsciente de esta chica que se volvió una casaeria al aire libre, pero antes de que pudiera despedirse con alguna frase mesquina pretendiendo tener la última palabra como siempre, es interrumpido por una voz desconocida y juvenil que dice:

-Te encontré.

La dama de la Parca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora