La dama de la Parca

Capítulo 33- Roto.

La guerra es descomunal, algunos caen y sucumben a la oscuridad, sus cuerpos comienzan a trasmutar y sus gritos se distorsionan igual que un toca disco dañado, el fuego de Lucerno que que cubre las armas y cuerpos de estos caídos se encargan de darle otro sentido a sus irónicas muertes, desde el momento en que su mente motora cuestiona su convicción las flamas crecen y te consumen, si una muerte muere solo reencarna en otra que tomara su lugar así que en cierto punto son inmortales, es lo que pretende Lecerno cuando su fuego los fulmina, salvarlos ya que si sucumben en la perdición se convertirán en una pesadilla sin límites bajo el control del brujo desquiciado.

Paganini también está desollando a todos los que se atraviesan en su mirada para proteger a su ama. Megan está en el centro dónde el caos no pisa por qué no sus fronteras de guerreros la protegen como el rey en el ajedrez, ella es la pieza impresindible. Ella pensaba en combatir también, incluso tiene la disposición pero al ver tal masacre por parte de ambos bandos, parece que no lo asimila aunque su mente tenga disposición le choca de repente la triste realidad es más difícil en primera plana, está sintiendo cada derrota o caída como un mechón de cabello que pierde, una extensión de ella que se muere en su nombre, es despiadado sentir toda estas agonías tan de cerca.

-Es más difícil de lo que creía-

Se arrodilla en el suelo con ambas manos en la cabeza, una inmensa jakeka la tortura, está preocupada por Verum y con el poder de su ojo izquierdo busca ver su paradero y situación actual, todos están muy ocupados protegiendola para consentise en la crisis que está teniendo.

Megan levanta la vista y se consentra en el cielo, una vista que refleja la realidad en todo plano sea el espacio tiempo que sea, siempre será el mismo cielo. Se tiene de negro, las nubes rujen y los relámpagos balbucean maldiciones, es el reflejo de la densidad negativa del ambiente, la concentración de todos estos poderes. Cuando mesclas todos los colores acaba formando negro.

Lejos de la fábrica en el campo de trigo ambos emperadores se miran cara a cara con sus verdaderas apariencias. El brujo loco desecha la túnica gotica y la máscara de búho, su cuerpo oscuro está cubierto de plumas negras y brillantes aunque su cuerpo parece más el de una persona que la de una ave, sus extremidades son alargadas y su colo es la de un reptil cubierta de escamas, su rostro no tiene piel mas que una energía oscura que sostiene sus ojos y boca, su aliento salivea un líquido tóxico y oscuro con gases que descomponen el trigo del campo, todo su cuerpo desprende una fotosíntesis antónimo de lo que tendría que hacer en realidad este proceso de purificación, nada de de absorción de dióxido de carbono para expulsar oxígeno, por el contrario este gas consume la vids a su alrededor.

Verum se está mostrando con el cien por cien de su fuerza, su figura aterradora la misma que siempre oculta, está vez será incluso más poderoso, Megan le enseño aseptar cada aspecto de si mismo. Aunque el brujo se burla con su apariencia este ignora sus comentarios y empuña la oz con firmesa.

-Wow el principe azul tiene un lado oscuro y horendo, que diría tú esposa si te ve en esas condiciones tan desesperada.

Trata de burlarse sin conocer las etapas por la que estos dos ya han atravesado. Verum es el doble de fuerte cuando muestra todo su ser por qué está agregando razón a su nombre y mostrando toda la verdad en su naturaleza.

Megan está observando desde la fabrica con su ojo izquierdo, ella siente impotencia y desde el interior de su pecho una sensación quema lentamente hasta casi reventar la piel.

-No estás a mí nivel ingenio, nací del caos, me alimento de ellos, acaso creés que puedes superarme cuando me alimenta una guerra. Estás mal, te confieso mí nombre. -se pone una mano en el pecho muestra de su orgullo con postura erguida y sonrisa rasgada. - Mí nombre es "Chaos".

Nota: Chaos es la traducción en latín de Caos.

Verum ignora sus palabras infectadas de sisañas y da el primer golpe con su guadaña, le rebana el cuerpo a la mitad desde el dorso en orisontal, fué un movimiento rápido y preciso. Aún así el cuero de Chaos se recompuso en cuestión de segundos atrapando la hoja del arma en el interior de su cuerpo. Al parecer su cuerpo puede cambiar el estado y regenerarse, transmutar y cambiar la posición de sus órganos, es una mezcla biscosa de carne y líquidos en estado de descomposición.

Verum también tiene sus cartas bajo la manga y aún sosteniendo la oz hace que está se convierta en la hoja oscura que separa el orisonte mediante el ocaso entre la noche y el día, con este mismo movimiento fue que dividió el cuerpo del padre de Megan para exiliarlo de él purgatorio, las nubes se dividen, el sol y toda imagen que allá sido alcsnzada por el corte que separa la propia realidad, ni las cosas intangibles como el oxígeno o los olores se pueden escspar de este corte limpio. El rostro de Chaos refleja el susto sorpresivo.

Verum ajito un par de veces más su oz en todas direcciones, mueve esa guadaña como batuta de una chica en una danza flexible en la presentación de los juegos deportivos en competición. Todos esos cortes dividieron el espacio de tal modo que el cuerpo del brujo se divide en cientos de piezas, un tablero de rompecabezas que se desarma.

El brujo trata de reunir las partes separadas de su cuerpo atrallebdoce entre se para regenerarse, pero estás se repelen y rebotan tras una sensación electrizante. El hechicero está muy confundido, su mente da vueltas y un mareo lo persigue a donde sea que mire, su ojo izquierdo no se encuentra en la misma pieza que el ojo derecho, el mundo da vueltas y todo está confuso. Es como si un niño de seis meses trataste de unir a la fuerza las piezas equivocadas de un pozole. Hay partes donde el trigo está encima y el cielo debajo con algún fragmento del cuerpo del loco, otras partes tienen a el sol hecho un picotillo mezclado con partes de un espantapájaros, hay nubes pegadas en el suelo, nada tiene sentido. Un cubo con las caras de colores entremezcladas.