📞 ― Love . . .

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Huir era lo único que podía hacer cuando todo se venía abajo

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Huir era lo único que podía hacer cuando todo se venía abajo. El miedo de perderlo todo la ahogaba, quemando su pecho y obligándola a tomar grandes bocanadas de aire.

El cielo gris y las ligeras gotas de la lluvia habían decidido acompañar el estado de ánimo de Alpha. Incluso con la ventana cerrada, el aire frío parecía pasar y recorrer su columna vertebral hasta carcomer su alma.

En su pantalla, la pregunta de Charoen seguía sin una respuesta, una que Alpha sabía que no sería positiva. Si era sincera, hubiera preferido que ese mensaje jamás llegara, que Charoen la odie, madure y sane sus heridas sin tener que buscarla, pero no. Ella estaba ahí, esperando una respuesta con la que podría armarse de valor y tomar un vuelo de regreso a Bangkok.

alp.h: No.

Alpha mordió su labio inferior al mandar su respuesta. Su corazón se fracturaba nuevamente, cada pedazo volviendo a incrustarse en cada parte de su alma. Apretó los ojos mientras escuchaba el típico sonido de un nuevo mensaje.

x_row: ¿Qué?

No quería seguir hablando con ella, no quería seguir recordando que podría poner en peligro a un alma tan pura como Charoen. No podía poner equidad en la balanza, porque ni siquiera era digna de intentarlo.

alp.h: Charoen, eres joven aún.

x_row: ¿Qué tiene que ver mi edad con esto?

alp.h: No puedes arriesgar tu juventud por alguien que elije perderla con tal de satisfacer a los demás.

x_row: Estoy arriesgando más que mi juventud, Alpha.

alp.h: Entonces sabes que tienes que parar.

No recibió respuesta durante varios minutos. Aylin y Luna salieron gritando sobre quién debía elegir el almuerzo, haciéndola perderse en la pelea y callar un poco el bullicio de su mente.

― ¡Elije tú, manut! ― Aylin la señaló con un dedo, su mirada esperanzada quemando sobre si.

― Tal vez fideos.

― ¡Ja! Te di- ¿Qué? ― Su prima detuvo su baile de victoria para mirarla.

Los fideos ni siquiera eran una opción en el menú que estaban considerando.

― ¿Fideos? Alpha, Aylin come demasiado y jamás se llena, ¿Estás segura de que quieres pedir fideos?

― ¡Oye!

― Sí. Por ahora solo tengo hambre de fideos.

Mientras Aylin seguía quejándose como niña pequeña, Alpha volvió su atención a su celular, esperando una respuesta que no llegó ni con los minutos, ni con las horas, ni con los días.

Había pasado menos de una semana cuando su madre la llamó para pedir que fuera a recoger algunas cosas que no sabía si debía dejarlas o debía donarlas, y como no quería tirar nada de valor de su hija, era mejor que ella decida.

¡𝗣𝗈𝗿𝗻𝗈... 𝘀𝗈𝘁𝗿𝖺𝘀! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora