El tiempo voló y antes de darme cuenta, habían pasado los tres días que Max estuvo fuera de la ciudad. Me sentí un poco melancólica sin él, pero sabía que pronto regresaría.
Justo cuando estaba saliendo del trabajo, recibí un mensaje de Max: "Hola, mi amor. Ya regresé a la ciudad. Cuando salgas del trabajo, ven directo a mi apartamento. Te espero".
Me sonreí al leer el mensaje y me sentí emocionada de volver a verlo. Me apresuré a llegar a su apartamento, ansiosa por abrazarlo y escuchar sobre su viaje.
Al llegar, Max me abrió la puerta con una sonrisa y me recibió con un cálido abrazo. "Te extrañé tanto", me dijo, mientras me besaba.
"Yo también te extrañé", le respondí, sonriendo.
Nos sentamos en el sofá y Max me contó sobre su viaje, mientras yo lo escuchaba atentamente, disfrutando de su compañía.
Max me miró con una sonrisa misteriosa y me dijo: "Te traje algo, amor. Cierra los ojos".
Me intrigó su pedido, pero hice lo que me pidió. Cerré los ojos y esperé con curiosidad.
Sentí que Max se levantaba del sofá y oí el sonido de una bolsa o caja siendo abierta. Luego, Max se acercó a mí y puso algo en mis manos.
"Ábrelos", me dijo, con una voz emocionada.
Abrí los ojos y vi que Max me había regalado un hermoso collar con un pequeño corazón de oro. Me quedé sin aliento, emocionada por el detalle.
"¡Es hermoso!", exclamé, abrazando a Max. "Gracias, mi amor".
Max sonrió y me besó. "Te lo mereces", me dijo. "Eres la persona más importante en mi vida".
Me encanta, gracias", le dije a Max, con una sonrisa de felicidad. Me subí a horcajadas sobre él y empecé a besarlo apasionadamente.
"Si me lo agradeces, siempre así te traeré más regalos", me susurró Max al oído, mientras nos besábamos.
Seguimos besándonos y manoseándonos, llenando la habitación de gemidos de placer. La pasión entre nosotros era intensa y no podíamos parar.
"Quiero que me hagas tuya aquí en este sofá, amor", le dije a Max, con una voz seductora.
"Tus deseos son órdenes", me respondió Max, con una sonrisa pícara.
Y así, en ese momento, nos entregamos el uno al otro, disfrutando de nuestra pasión y amor. La habitación se llenó de nuestros susurros y gemidos, creando un momento inolvidable para ambos.
Max me abrazó fuerte y me besó con intensidad, mientras yo me sentía fundida en sus brazos. Su tacto me hacía sentir viva, y su amor me llenaba de felicidad.
Nos movimos juntos, nuestros cuerpos en perfecta armonía, como si fueran dos piezas de un rompecabezas que encajaban a la perfección. El placer crecía dentro de mí, y no podía evitar gemir de satisfacción.
Max me miró a los ojos, sonriendo, y me susurró: "Te amo, Rebeca". Yo sonreí también, y le respondí: "Te amo, Max".
En ese momento, todo parecía perfecto. Nuestro amor era fuerte, y nada podía separarnos. Nos entregamos el uno al otro, disfrutando de nuestra pasión y amor.
Después de un rato, nos quedamos abrazados, exhaustos pero felices. Max me acarició el cabello, y me dijo: "Eres mi todo, Rebeca. No puedo imaginarme sin ti".
Yo sonreí, y le respondí: "Tampoco puedo imaginarme sin ti, Max".
Y así, nos quedamos allí, abrazados, disfrutando de nuestro amor y felicidad.
Después de un rato, Max se levantó y me tomó de la mano. "Vamos a tomar un baño juntos", me dijo con una sonrisa.
Asentí con la cabeza y lo seguí al baño. Max llenó la tina de agua caliente y nos metimos juntos, abrazados.
El agua caliente nos relajó y nos sentimos aún más cerca. Max me lavó el cabello y me dio un masaje en los hombros, mientras yo me sentía como en un sueño.
Después del baño, nos secamos y nos fuimos a la cama. Nos abrazamos fuerte y nos quedamos dormidos, agotados pero felices.
Al día siguiente, Max me despertó con un beso. "Buenos días, mi amor", me dijo.
Sonreí y lo besé. "Buenos días", le respondí.
Max se levantó y me trajo el desayuno en la cama. "Quiero que te sientas como una reina", me dijo.
Me sentí emocionada y agradecida. "Eres el mejor, Max", le dije.
Desayunamos juntos en la cama, disfrutando de nuestra intimidad y amor.
Después del desayuno, Max me dijo: "Hoy quiero llevarte a un lugar especial. ¿Quieres venir conmigo?"
Asentí con la cabeza, emocionada. "Sí, claro. ¿Dónde vamos?"
Max sonrió. "Es una sorpresa. Pero te prometo que te gustará".
Me vestí y nos fuimos en el coche de Max. No sabía dónde íbamos, pero estaba emocionada de descubrirlo.
Max condujo durante un rato, sonriendo misteriosamente cada vez que le miraba. Finalmente, llegamos a un hermoso jardín botánico. "¿Te gusta?" me preguntó, mientras aparcaba el coche.
Me quedé sin aliento al ver la belleza del lugar. "Es increíble", le dije.
Max sonrió y me tomó de la mano. "Vamos a explorar", me dijo.
Caminamos por los senderos, admirando las flores y plantas exóticas. Max me contó sobre las diferentes especies y me enseñó sobre la naturaleza.
Llegamos a un lago tranquilo, rodeado de árboles y flores. Max me llevó a un banco y nos sentamos juntos.
"Quiero decirte algo", me dijo, mirándome a los ojos.
"¿Qué es?" le pregunté, curiosa.
"Quieres irte a vivir conmigo?", me preguntó Max, con una sonrisa nerviosa. "Puede ser muy pronto, solo llevamos 3 meses de ser novios, pero también hay que poner los 4 meses que estuvimos conociéndonos, que en total serían 7 meses. Tú decides".
Me reí y le dije: "Pero, mi amor, casi vivimos juntos. Si tú no estás en mi apartamento, yo estoy en el tuyo. Así que... sí, sí quiero".
Max se iluminó con una sonrisa y me abrazó fuerte. "¡Genial!", exclamó.
" Pero", agregué, "me gustaría que nos quedáramos en mi apartamento".
Max me miró sorprendido. "¿Por qué?", me preguntó.
"Bueno, es grande y tiene una vista hermosa", le dije. "Además, ya lo tengo decorado y me encanta cómo está".
Max se rió. "Está bien, mi amor. Nos quedamos en tu apartamento. Lo importante es que estemos juntos".
Nos abrazamos y besamos, emocionados por esta nueva etapa en nuestra relación. Sabíamos que vivir juntos sería un desafío, pero estábamos listos para enfrentarlo juntos.
"Aunque tu apartamento también es grande, me gusta más el mío", le dije a Max, sonriendo.
Max se rió y me abrazó. "Está bien, mi amor. Entiendo. Tu apartamento es hermoso y tiene un encanto especial. Me gusta cómo lo has decorado".
Me sentí contenta de que Max entendiera mi preferencia. "Gracias, amor. Me esfuerzo por hacerlo acogedor".
Max me besó en la frente. "Lo has logrado".
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LA MIRADA QUE LO CAMBIÓ TODO
RomanceEn el momento en que sus ojos se encontraron, supieron que nada sería igual jamás.La vida les había llevado por caminos diferentes, pero el destino tenía otros planes.Un encuentro casual, un amor eterno. Donde la pasión y el destino se unen, comienz...