CAPÍTULO 19

3 1 0
                                    

Pasaron dos días y no quería salir de la habitación. Erick lo respetó, dejándome sola con mis pensamientos y emociones. Pero al tercer día, entró en la habitación con una sonrisa determinada.

"Ya basta, Rebeca", me dijo. "Ya es hora de levantarte y seguir adelante. Vamos a mi empresa a arreglar unas cosas y luego nos vamos a Londres".

Me sorprendió su propuesta, pero algo dentro de mí se despertó. Tal vez era el deseo de escapar de todo lo que había pasado, o tal vez era la emoción de empezar algo nuevo. Lo que fuera, me dio la fuerza para levantarme y aceptar su oferta.

"Vamos", le dije, sonriendo débilmente.

Erick me ayudó a prepararme y nos dirigimos a su empresa. Pasamos el día arreglando papeles y reuniones, pero mi mente ya estaba en Londres, imaginando lo que nos esperaba.

Al final del día, Erick me tomó de la mano y me dijo:

"Mañana nos vamos. Prepárate para una nueva aventura, Rebeca".

Sonreí, sintiendo un rayo de esperanza. Tal vez, justamente tal vez, Londres fuera el lugar donde podría dejar atrás el dolor y encontrar un nuevo comienzo.

"Mañana nos vamos a casa, Rebeca. Nos vamos a Londres, de donde nunca debiste salir", me dijo Erick con una sonrisa.

Me reí y le di un abrazo.

"Está bien, Erick. No me arrepiento de haber venido. Fue una experiencia única y me encantó esta ciudad. Pero ya es hora de regresar a casa".

Erick asintió y juntos empezamos a empacar nuestras maletas.

"Vamos a empacar", me dijo. "Y luego nos vamos a casa, donde te esperan tus seres queridos".

Le sonreí, sintiendo gratitud hacia él.

"Te amo mucho, Erick. Eres el mejor amigo del mundo. Gracias por estar siempre a mi lado".

Erick me devolvió el abrazo.

"Siempre estaré aquí para ti, Rebeca. Eres mi amiga del alma".

Con las maletas listas, nos dirigimos al aeropuerto, listos para regresar a Londres y empezar una nueva etapa en nuestras vidas.

Al siguiente día, nos dirigimos al aeropuerto, listos para regresar a casa. Mientras caminábamos hacia la terminal, sentí una mezcla de emociones. Estaba contenta de regresar a Londres, pero también sabía que dejaría atrás una parte de mí en esa ciudad.

Erick me tomó de la mano y me sonrió.

"Todo saldrá bien, Rebeca", me dijo. "Estamos juntos en esto".

Llegamos al aeropuerto y nos dirigimos al mostrador de check-in. Después de entregar nuestros pasaportes y obtener nuestras tarjetas de embarque, nos sentamos en una cafetería a esperar nuestra hora de vuelo.

Mientras tomábamos un café, Erick me miró con una sonrisa.

"¿Sabes qué, Rebeca?", me dijo. "Creo que este viaje te ha cambiado. Eres más fuerte y valiente de lo que crees".

Me sonrojé y bajé la mirada, pero Erick continuó.

"Lo digo en serio. Has enfrentado tus miedos y has salido adelante. Estoy orgulloso de ti".

Me sentí conmovida por sus palabras y le di un abrazo.

"Gracias, Erick", le dije. "No sé qué haría sin ti".

Finalmente, llegó nuestra hora de vuelo y nos dirigimos a la puerta de embarque. Mientras subíamos al avión, sentí una sensación de alivio y emoción. Estaba lista para regresar a casa y empezar una nueva etapa en mi vida.

Una vez a bordo, encontramos nuestros asientos y nos preparamos para despegar. Mientras el avión ganaba velocidad en la pista, sentí una sensación de emoción y alivio. Estaba dejando atrás una etapa difícil de mi vida, pero sabía que tenía a Erick a mi lado para enfrentar lo que viniera.

El avión despegó y comenzamos a ascender. Miré por la ventana y vi cómo la ciudad se alejaba cada vez más. Me sentí libre, como si estuviera dejando atrás todos mis problemas.

Erick me tomó de la mano y me sonrió.

"Lo hemos logrado, Rebeca", me dijo. "Estamos en camino a casa".

Sonreí y me recosté en mi asiento, sintiendo una sensación de paz y tranquilidad. Sabía que todavía tenía un largo camino por recorrer, pero con Erick a mi lado, estaba lista para enfrentar cualquier desafío.

El vuelo transcurrió sin incidentes, y pronto nos encontramos descendiendo hacia el aeropuerto de Londres. Me sentí emocionada de regresar a mi hogar, de ver a mis seres queridos y de empezar una nueva etapa en mi vida.

Mientras el avión aterrizaba, Erick me apretó la mano.

" Bienvenida a casa, Rebeca", me dijo con una sonrisa.

Sonreí y me sentí agradecida de haber tenido a Erick a mi lado en todo momento.

Llegamos al aeropuerto de Londres y Erick me sonrió mientras recogíamos nuestras maletas.

"Por cierto, Rebeca", me dijo, "toma las llaves de tu nuevo apartamento".

Me sorprendí y miré las llaves en mi mano.

"¿Qué? ¡No puedo aceptar esto, Erick!", le dije.

Erick se encogió de hombros.

"Supuse que no querías volver al otro apartamento por si Scarlet regresaba", me explicó. "Puedes quedarte el tiempo que quieras hasta que decidas qué hacer".

Me sentí abrumada por su generosidad.

"Erick, no puedo...", comencé a decir.

Pero él me interrumpió.

"No discutas, Rebeca. Déjame llevarte a casa. Ahora".

Me sonrió y tomó mis maletas, llevándome hacia la salida del aeropuerto. Me sentí agradecida por su amabilidad y apoyo. Sabía que podía contar con él en cualquier momento.

Mientras salíamos del aeropuerto, me di cuenta de que Erick había pensado en todo. Me había dado un nuevo comienzo, un lugar seguro donde empezar de nuevo.

"Gracias, Erick", le dije, emocionada. "No sé qué haría sin ti".

Erick sonrió y me abrazó.

"Siempre estaré aquí para ti, Rebeca. Eres mi amiga".

Cuando llegamos al apartamento, Erick me ayudó a llevar las maletas adentro y me dijo:

"Te dejo, supongo que quieres descansar".

Me sentí agradecida por su consideración y le dije:

"Gracias por todo, Erick. Me gané la lotería contigo. Nadie haría todo lo que hiciste por mí".

Erick sonrió y me abrazó.

"No hay de qué, Rebeca. Eres mi amiga y te quiero como hermana. Descansa bien y mañana hablamos".

Me despedí de él y cerré la puerta, sintiendo una sensación de alivio y gratitud. Me di cuenta de que había encontrado un verdadero amigo en Erick, alguien que me había apoyado en momentos difíciles y me había dado una segunda oportunidad.

Me acerqué a la ventana y miré la ciudad, sintiendo una sensación de esperanza y renovación. Sabía que todavía tenía un largo camino por recorrer, pero con Erick a mi lado, me sentía capaz de enfrentar cualquier desafío.

Me di vuelta y miré el apartamento, sintiendo que era un nuevo comienzo, una nueva oportunidad para reconstruir mi vida. Y supe que siempre estaría agradecida con Erick por haberme dado esta segunda oportunidad.

LA MIRADA QUE LO CAMBIÓ TODO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora