CAPÍTULO 20

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Salí de mi apartamento, lista para visitar a mis padres, pero me encontré con una sorpresa inesperada. Allí, en el pasillo, estaba Holden. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que lo vi, y no tenía idea de que supiera que yo vivía allí.

Se sorprendió al verme, y yo también. Nos quedamos mirándonos durante un momento, sin saber qué decir.

"Rebeca, ¿eres tú? ¿Qué haces aquí?", me preguntó finalmente, con una mezcla de sorpresa y curiosidad.

Me tomó un momento para procesar la situación. No había visto a Holden en meses, y no sabía qué esperar.

"Holden", le dije, tratando de sonar calmada. "Vivo aquí. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?"

Holden se rió, como si no pudiera creer la coincidencia.

"Vivo en el apartamento de al lado", me dijo. "Me mudé hace unos meses. ¿Y tú? ¿Cuánto tiempo llevas viviendo aquí?"

Me sentí un poco abrumada por la situación, pero traté de mantener la calma. No sabía qué esperar de este reencuentro, pero estaba lista para enfrentarlo.

"Me mudé esta mañana", le dije a Holden.

Él sonrió y me preguntó: "¿Y bien, cómo te fue en Nueva York? Supe que te habías ido".

Me sentí un poco sorprendida de que supiera sobre mi viaje, pero supuse que Erick debía haberle contado.

"Sí, estuve allí un tiempo", le dije. "Fue una experiencia intensa, pero necesaria. Aprendí mucho sobre mí misma y sobre la vida".

Holden asintió con la cabeza, interesado.

"Me alegra que hayas encontrado lo que estabas buscando", me dijo. "¿Y qué te trae de regreso a Londres?"

Me encogí de hombros.

"Creo que era hora de volver a casa", le dije. "Y Erick me ayudó a encontrar este apartamento".

Holden sonrió de nuevo.

"Me alegra que estés de regreso", me dijo. "Y que estés viviendo al lado mío, ¡qué casualidad!".

Ambos nos reímos y seguimos charlando, poniéndonos al día sobre nuestros vidas.

"Bueno, nos vemos luego, Holden", le dije, preparándome para irme.

"Voy de salida", me dijo, sonriendo. "Quiero volver a verte".

Le sonreí de vuelta.

"Holden, recuerda que vivo justo al lado tuyo", le dije, riendo.

Se echó a reír también.

"Sí, es verdad", dijo. "Nos vemos".

Me despedí de él y salí a la calle. Tomé un taxi y me fui a una cafetería cercana. Me quedé allí como dos horas, comiendo y pensando en todo lo que había pasado. Me sentía un poco abrumada por el reencuentro con Holden, pero también emocionada de volver a verlo.

Cuando salí de la cafetería, sentí un golpe en la cabeza y me desmayé. Todo se volvió negro y no recuerdo nada más.

Cuando desperté, me encontré en una situación aterradora. Tenía las manos amarradas y estaba sentada en una silla de madera. La cabeza me dolía y sentía un poco de náuseas.

De repente, escuché una voz muy conocida que me heló la sangre.

"Se despertó la bella durmiente", dijo la voz. "Buenos días, Max".

Me esforcé por hablar, tratando de entender qué estaba pasando.

"¿Qué haces aquí? ¿Qué te pasa?", le pregunté, tratando de mantener la calma.

LA MIRADA QUE LO CAMBIÓ TODO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora