CAPÍTULO 18

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                            PARTE ( II )

"Ahora no tienes nada que decir", le dije, mirándolo con desprecio. "Pero cuando te preguntaba por qué estabas tan distante, tú solo me decías que era un cliente. Cuando no pudiste más con tu mentira, dijiste que eran problemas con tus padres. Eso era lo mucho que me amabas y querías estar conmigo, ¿verdad? Mentías, porque no fuiste sincero".

Max bajó la cabeza, sin poder negarlo.

"No te quería perder, Rebeca", dijo finalmente. "Eres mi todo".

Me reí con amargura.

"Claro", le dije. "Después de que me dijiste que no tengo la belleza ni el encanto de Scarlet, ahora dices que no me quieres perder. Eres increíble, Max. No tienes límites para mentir y manipular".

Max se levantó, intentando acercarse a mí, pero lo detuve con la mano.

"No", le dije. "No te acerques a mí. No quiero tu falsa cercanía. Quiero que te vayas y no vuelvas nunca más".

Max se detuvo, viendo la determinación en mis ojos, y finalmente se dio la vuelta "Pero antes de irse, me dijo: "Esto NO se va a quedar así. Tú eres Solo mía y de nadie más'" y luego se fue.

Erick me abrazó fuerte.

"No te preocupes, Rebeca", me dijo. "Él no tiene poder sobre ti. Tú eres libre y no le perteneces a nadie".

Me sentí un poco mejor con sus palabras, pero aún estaba sacudida por la amenaza de Max.

"¿Qué voy a hacer, Erick?", le pregunté. "No quiero que me lastime más".

Erick me miró con determinación.

"Vamos a hacer que se aleje de ti para siempre", me dijo. "Vamos a denunciarlo por acoso y manipulación. Tú no estás sola en esto, Rebeca. Estoy contigo".

"Vamos a recopilar todas las pruebas que tengas", continuó Erick. "Mensajes, correos electrónicos, grabaciones... todo. Y luego vamos a ir a la policía y denunciarlo".

Asentí, sintiendo una sensación de alivio al saber que Erick estaba de mi lado.

"Gracias, Erick", le dije. "No sé qué haría sin ti".

Erick sonrió y me abrazó de nuevo.

"No tienes que agradecerme, Rebeca", me dijo. "Estoy aquí para ti, siempre".

Juntos, empezamos a recopilar las pruebas y a preparar la denuncia. Me sentía fuerte y determinada, sabiendo que finalmente iba a hacer justicia y a dejar atrás el dolor y el sufrimiento que Max me había causado.

"Vamos a hacer que pague por lo que te ha hecho", me dijo Erick, con una mirada firme.

Asentí, lista para enfrentar a Max y a su maldad.

"Vamos a hacerlo", le dije. "Vamos a hacer que se acabe".

Con las pruebas en mano, nos dirigimos a la comisaría de policía. Me sentía nerviosa, pero Erick me apoyaba y me daba confianza.

En la comisaría, nos recibió un oficial amable y atento. Le explicamos toda la situación y le entregamos las pruebas.

El oficial escuchó atentamente y tomó notas.

"Lo siento mucho, Rebeca", me dijo. "Nadie debería pasar por esto. Vamos a hacer todo lo posible para protegerte y asegurarnos de que Max no te moleste más".

Me sentí aliviada y agradecida.

"Gracias", le dije. "Gracias por creerme y por ayudarme".

El oficial sonrió.

"No hay de qué", me dijo. "Es nuestro trabajo proteger a las víctimas de acoso y manipulación. Vamos a hacer todo lo posible para que Max enfrente las consecuencias de sus acciones".

Con la denuncia presentada, me sentí un peso menos en mi corazón. Sabía que aún había un largo camino por recorrer, pero con Erick a mi lado y la ayuda de la policía, me sentía más segura y protegida.

"Gracias, Erick", le dije, abrazándolo. "No sé qué haría sin ti".

Erick sonrió y me abrazó de vuelta.

"Siempre estaré aquí para ti, Rebeca", me dijo. "Juntos, vamos a superar esto".

Llegamos al departamento de Max y encontramos a Scarlet. Empezó a llorar y decir que Max la había obligado a estar con él. Pero yo no me creí su historia.

"Deja de hacerte la víctima, Scarlet", le dije. "Se perfectamente que tú fuiste la que lo sedujo en el restaurante. Me dijiste que te encantaba, claro, porque viste su billetera grande y quisiste aprovechar".

Scarlet siguió llorando y pidiendo que la perdonara, diciendo que yo era su hermana. Pero yo no estaba dispuesta a creerle.

"Acabas de perder a esa hermana que supuestamente tanto amas", le dije. "Pero sé que solo querías ir detrás del dinero y no te importa quién salga lastimado".

Scarlet se derrumbó, llorando desconsoladamente. Pero yo me mantuve firme, sabiendo que había visto su verdadera cara.

"No te voy a perdonar, Scarlet", le dije. "No después de lo que me has hecho. Eres una persona egoísta y manipuladora, y no quiero nada contigo".

Con eso, me di la vuelta y salí del departamento, dejando a Scarlet sola con sus lágrimas y su conciencia.

Erick salió detrás de mí y nos regresamos al hotel en silencio. Una vez en la habitación, me dejé caer en el sofá y comencé a llorar desconsoladamente. Erick se sentó a mi lado y me abrazó, dejándome desahogar.

"Sé que no se lo merece, pero me duele", le dije entre sollozos. "Erick, era como mi hermana. Creí que la conocía, pero resultó ser una persona completamente diferente".

Erick me acarició el cabello y me dio un abrazo fuerte.

"Lo sé, Rebeca", me dijo. "Duele descubrir que alguien que creíamos cercano nos ha traicionado. Pero tú no eres culpable de nada. Tú solo fuiste víctima de su manipulación".

Seguí llorando, pero con Erick a mi lado, me sentí un poco más tranquila. Sabía que él estaba allí para apoyarme, sin juzgarme ni condicionarme.

"Gracias, Erick", le dije, secándome las lágrimas. "Gracias por estar aquí para mí".

Erick sonrió y me dio un beso en la frente.

"Siempre estaré aquí para ti, Rebeca", me dijo. "No importa lo que pase".

LA MIRADA QUE LO CAMBIÓ TODO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora