HOLDEN:
"Me he pasado todos estos días sonriendo y mis compañeros", pensé, sonriendo para mí mismo. "Me dicen que me ven tan feliz, y es cierto. ¿Cómo no estarlo? La mujer que me cautivó desde el primer momento en que la vi ha regresado de Nueva York... y ahora vive al lado de mi apartamento".
No podía creer la suerte que tenía. Rebeca, la chica que había capturado mi corazón, estaba ahora a solo unos pasos de distancia. Me sentía como un adolescente de nuevo, nervioso y emocionado al mismo tiempo.
Me preguntaba si ella sentiría lo mismo. ¿Habría pensado en mí durante su estancia en Nueva York? ¿Estaría dispuesta a darle una oportunidad a nuestro amor?
Me levanté y miré por la ventana de mi camerino, perdido en mis pensamientos. La emoción de saber que Rebeca estaba de vuelta en la ciudad me tenía anonadado. Necesitaba hablar con alguien, y ese alguien era Jack, mi mejor amigo y compañero de trabajo en el programa.
Me dirigí a su camerino, tocando suavemente la puerta antes de entrar.
"Hey, amigo", dije, cerrando la puerta detrás de mí. "Necesito tu consejo".
Jack me miró con curiosidad.
"¿Qué pasa? ¿Todo bien?", preguntó.
Asentí, tomando asiento en la silla frente a él.
"Rebeca está de vuelta", dije, sin poder contener mi sonrisa.
Jack sonrió también.
"¡Eso es genial! ¿Y qué pasa? ¿No estás feliz?"
Lo miré, buscando sus consejos.
"Estoy feliz, pero también nervioso. No sé si debería hablar con ella, si ella sentirá lo mismo... ¿Qué hago, Jack?"
Jack se rió.
"Holden, eres un romántico. Ve y habla con ella. El peor que puede pasar es que te diga no, pero al menos sabrás cómo se siente".
Asentí, sintiendo una nueva determinación.
"Tienes razón, amigo Gracias", le dije a Jack, dándole un golpe en la espalda. "Al terminar el programa, iré y hablaré con ella. Estoy nervioso, pero tengo que saber qué siente".
Jack me sonrió y me dio un puñetazo amistoso en el hombro.
"Buena suerte, Holden. Te la mereces. Y recuerda, sé tú mismo".
Asentí, tomando una profunda respiración. Me sentía más seguro ahora, gracias a mi amigo.
El programa terminó sin problemas, y me dirigí rápidamente a mi camerino para cambiarme. Mi corazón latía con emoción mientras me imaginaba hablando con Rebeca.
Salí del estudio y me dirigí al edificio. Subí las escaleras, mi corazón golpeando en mi pecho.
Llegué a su puerta y toqué el timbre. Esperé un momento, y luego escuché su voz.
"¿Sí?"
"Rebeca, soy Holden", dije, tratando de sonar calmado.
La puerta se abrió, y allí estaba ella, más hermosa que nunca.
"Holden", dijo, sonriendo. "¿Qué haces aquí?"
Me tomé una profunda respiración y sonreí.
"Quería hablar contigo", dije. "¿Puedo entrar?"
Rebeca asintió y se hizo a un lado para dejarme entrar. Cerró la puerta detrás de mí y nos quedamos frente a frente en el salón de su apartamento.
"Holden, ¿qué pasa?", preguntó, mirándome con curiosidad.
Me tomé un momento para encontrar las palabras adecuadas.
"Rebeca, desde que te vi por primera vez, supe que eras especial. Y cuando te fuiste a Nueva York, me di cuenta de que te extrañaba mucho. Ahora que has regresado, quería saber... ¿hay alguna posibilidad de que tú y yo...?"
Rebeca me miró con sinceridad en sus ojos y dijo:
"Holden, yo también te he extrañado y he pensado mucho en ti desde que regresé. Y te seré sincera, desde el primer momento en que te vi, me gustaste. Pero no te puedo mentir, acabo de salir de una relación y la verdad es que prefiero estar soltera por ahora".
Mi corazón se hundió un poco al escuchar sus palabras, pero entendía su posición.
"Lo entiendo", dije, asintiendo. "Tienes todo el derecho de tomar tu tiempo y enfocarte en ti misma".
Rebeca continuó, su voz llena de honestidad:
"Y también, no sé si debería confiar en ti. Me traicionaste mi confianza un par de veces, y aunque sé que has cambiado, todavía tengo miedo de que vuelvas a hacerlo".
Me sentí golpeado por sus palabras, pero sabía que era cierto. Me había equivocado en el pasado, y ahora debía pagar las consecuencias.
"Rebeca, lo siento mucho", dije, mirándola a los ojos. "Me arrepiento de lo que hice y te prometo que nunca volveré a traicionar tu confianza. Estoy dispuesto a trabajar para reconstruir la confianza que perdí".
Rebeca me miró, evaluando mis palabras. Podía ver la indecisión en sus ojos.
"Lo pensaré, Holden", dijo finalmente. "Pero por ahora, necesito tiempo y espacio".
Asentí, entendiendo su necesidad de tiempo y espacio.
"Lo entiendo, Rebeca. Te daré el tiempo que necesites. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, cuando estés lista para hablar o para darnos una oportunidad".
Rebeca sonrió ligeramente y asintió.
"Gracias, Holden. Significa mucho para mí", me dijo Rebeca, con una sonrisa suave.
Nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la calma y la conexión entre nosotros.
Finalmente, rompí el silencio.
"Bueno, será mejor que me vaya. Hasta luego", le dije, dándole un suave beso en la mejilla.
Rebeca asintió y me sonrió.
"Hasta luego, Holden. Cuídate".
Me dirigí hacia la puerta, sintiendo una mezcla de emociones. Estaba triste por irme, pero al mismo tiempo, estaba contento de haber hablado con Rebeca y haber dejado las cosas claras.
Al salir del apartamento, me sentí con esperanza. Sabía que aún había un camino por recorrer, pero estaba dispuesto a esperar y trabajar para reconstruir nuestra relación.
Salí de su apartamento y me dirigí al mío, sumido en mis pensamientos. Me sentía un poco abrumado por la conversación con Rebeca. La entendía, yo mismo me había equivocado en el pasado, mintiéndole sobre Paula. Me gustaba demasiado Rebeca, pero debí ser sincero desde el principio.
Entré en mi apartamento y me dejé caer en el sofá, intentando procesar mis emociones. De repente, mi teléfono sonó. Lo miré y vi que era Juliet, una chica con la que había tenido algunos encuentros casuales.
Contesté el teléfono, pero no estaba de humor para charlar.
"Hola", dije secamente.
"Hey, Holden. ¿Qué tal?", respondió Juliet.
"No vamos a tener más encuentros de una noche, se acabó", le dije directamente, sin rodeos.
Mariana se quedó en silencio por un momento.
"Okay, entiendo", dijo finalmente. "Lo siento".
"No hay nada que sentir", dije. "Simplemente, necesito enfocarme en mí mismo y en Rebeca".
Colgué el teléfono, sintiendo un peso menos en mi conciencia. Era hora de dejar atrás las distracciones y enfocarme en lo que realmente importaba: reconquistar el corazón de Rebeca.
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LA MIRADA QUE LO CAMBIÓ TODO
Roman d'amourEn el momento en que sus ojos se encontraron, supieron que nada sería igual jamás.La vida les había llevado por caminos diferentes, pero el destino tenía otros planes.Un encuentro casual, un amor eterno. Donde la pasión y el destino se unen, comienz...