EPÍLOGO

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HOLDEN:

UN AÑO DESPUÉS

Ha pasado un año desde que nos hicimos novios y todo ha sido un sueño. Hace unas semanas, le propuse a Rebeca que se mudara a vivir conmigo y aceptó. Nos quedamos en mi apartamento y ella intento devolverle el suyo a Erick, pero él no lo aceptó, dijo que era un regalo.

Hemos visitado a sus padres muchas veces y yo a los de ella. Nos llevamos de maravilla. Me encanta su familia, especialmente sus hermanos y sobrinos. Luisa se ha convertido en una amiga cercana.

Ahora, Luisa me dice que todo está listo en el hotel para la sorpresa que le tengo preparada a Rebeca. "¿Ya todo está listo?", le pregunto. "Sí, ve a arreglarte, yo llevaré a Rebeca", me responde.

Luisa se ríe y me dice "Apúrate, Holden". Sé que esto va a ser un momento inolvidable para ambos. Estoy nervioso pero feliz. ¡Vamos a hacer que este día sea perfecto para Rebeca!

En este año, hemos viajado mucho, aprovechando cada momento que nuestros trabajos nos han permitido. Y Rebeca ha sido la mejor compañera de viajes que podría pedir. Siempre dispuesta a explorar nuevos lugares y disfrutar de cada experiencia.

Ahora, estoy planeando la propuesta perfecta para ella. He rentado el salón de eventos del Hotel Ritz, un espacio inmenso con una puerta que da a los jardines más bellos que he visto. Todo el salón estará decorado con pétalos de rosa, siguiendo el camino al jardín donde le haré la propuesta.

Habrá globos y una alfombra roja que llevará a Rebeca al lugar donde le pediré que se case conmigo. Y para hacerlo aún más especial, he organizado un espectáculo con drones que sobrevolarán el jardín y mostrarán el mensaje: "¿Quieres casarte conmigo?"

Estoy emocionado y nervioso al mismo tiempo. Sé que Rebeca se sorprenderá y se emocionará con esta propuesta. Espero que diga sí y que podamos empezar esta nueva etapa de nuestras vidas juntos.

Me miré al espejo, ajustando mi traje elegante, hecho a la medida. Me sentía confiado y emocionado. Me dirigí al hotel, donde todo estaba listo para la propuesta.

Al llegar, vi a mis padres y hermanos, quienes me sonreían y me deseaban suerte. También estaban los padres y hermanos de Rebeca, quienes me abrazaron y me felicitaron por mi decisión.

Les agradecí y les pedí que se escondieran para que Rebeca no sospechara nada. Luego, envié un mensaje a Luisa: "Ya estoy listo. Trae a Rebeca, por favor".

Esperé unos minutos, y finalmente, vi a Rebeca entrar al salón, acompañada de Luisa. Rebeca estaba hermosa, con un vestido rojo que resaltaba su belleza. Sonreía, sin saber lo que estaba por suceder.

Mi corazón latía rápido, pero me sentía tranquilo. Sabía que esto era lo correcto. Respiré profundamente y me preparé para el momento más importante de mi vida.

Cuando llegó Rebeca, Luisa y aviso y alfombra roja la guió hasta el lugar donde me esperaba, de rodillas, con el anillo en la mano.

"Rebeca, mira al cielo" le dije.

En ese momento, los drones aparecieron en el cielo, con el mensaje "¿Quieres casarte conmigo?" brillando en luces led.

Rebeca se sorprendió, se emocionó y finalmente, sonrió. "Sí, sí, sí", dijo, mientras las lágrimas de felicidad corrían por sus mejillas.

La besé, la abracé y le puse el anillo en el dedo. Nuestros familiares y amigos aplaudieron y nos felicitaron.

Ese fue el momento más feliz de mi vida. Sabía que Rebeca era la mujer con la que quería pasar el resto de mi vida.

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Hoy es 1 de diciembre y sé que Rebeca está emocionada de que comience la temporada navideña. Me ha contado que le encanta decorar la casa y crear un ambiente festivo.

Así que pedí el día libre en el trabajo y planeé una sorpresa para ella. Le pedí a Luisa que me acompañara a comprar todas las decoraciones navideñas.

Llegamos a casa y nos pusimos manos a la obra. Decoramos todo: las ventanas, las paredes, la chimenea... todo menos el árbol de navidad, porque sé que a Rebeca le gustaría decorarlo ella misma.

Pusimos botas de navidad en la chimenea y dejamos un regalo especial para ella. Quiero que se sienta como una niña en Navidad.

Estoy emocionado de ver su reacción cuando llegue a casa. Sé que se sorprenderá y se emocionará al ver todo decorado. Es un pequeño detalle, pero quiero hacerla feliz.

Ahora solo falta esperar a que llegue. Estoy ansioso por ver su sonrisa y compartir esta temporada navideña juntos.

Finalmente, escuché la puerta abrirse y Rebeca entró en casa. Su rostro se iluminó al ver todas las decoraciones navideñas. Se detuvo en la entrada, con la boca abierta, y sus ojos brillaban de emoción.

"¡Oh, Holden! ¡Es hermoso!", exclamó, corriendo hacia mí para abrazarme.

La besé y le dije: "Quería sorprenderte. Sabía que te encantaba la Navidad".

Rebeca se separó de mí y comenzó a explorar la casa, admirando cada detalle. Se detuvo en la chimenea, donde habíamos colocado las botas de navidad, y sonrió al ver el regalo que le había dejado.

"¿Puedo abrirlo?", preguntó, mirándome con ojos brillantes.

Asentí con la cabeza y ella abrió el regalo, revelando un pequeño ángel de porcelana. Lo abrazó y me dio un beso.

"Gracias, Holden. Es perfecto", dijo, emocionada.

Luego, juntos, decoramos el árbol de navidad, riendo y disfrutando del momento. La casa se llenó de alegría y amor.

Esa noche, nos sentamos en el sofá, rodeados de luces navideñas, y compartimos un momento mágico juntos. Sabía que esta Navidad sería inolvidable.

Yo también te tengo un regalo me dice Rebeca, Me quedé sin aliento al abrir la caja y ver la ropa de bebé y la ecografía. Mi corazón saltó de emoción y mi mundo se iluminó de repente.

Miré a Rebeca con lágrimas de alegría en los ojos y le dije: "Este es el mejor regalo que me han dado. Te amo, Rebeca".

Rebeca sonreía radiante, con lágrimas en sus ojos también. "Te amo, Holden", me respondió.

Nos abrazamos fuerte, sin poder creer la bendición que estaba por llegar. Un bebé. Nuestro bebé.

La ecografía mostraba una pequeña imagen de nuestro pequeño milagro. Lo miré una y otra vez, sin poder creer que pronto sería padre.

Rebeca y yo nos miramos, sabiendo que nuestra vida estaba a punto de cambiar de manera increíble. Pero estábamos listos para enfrentar este nuevo capítulo juntos.

"Vamos a ser padres", dije, con una sonrisa de oreja a oreja.

Rebeca asintió, sonriendo también. "Vamos a ser una familia", dijo.

En ese momento, supe que mi vida estaba completa. Tenía a la mujer que amaba, y pronto tendríamos un bebé para amar y cuidar juntos.

LA MIRADA QUE LO CAMBIÓ TODO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora