CAPÍTULO 18

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PARTE ( I )

"También puedes visitar tus empresas de Nueva York", le dije a Erick, intentando distraerlo de su preocupación por mí.

Erick me miró con una sonrisa firme.

"Eso ahora no es importante", me dijo. "Lo que importa es qué vas a hacer con respecto a Max y Scarlet".

Me sentí un poco incómoda con la pregunta, pero sabía que Erick tenía razón.

"La verdad es que no lo sé", le dije, encogiéndome de hombros. "Todavía estoy tratando de procesar todo lo que pasó".

Erick asintió comprensivamente.

"Entiendo", me dijo. "Pero debes tomar una decisión pronto. No puedes dejar que ellos te sigan lastimando".

Me sentí un poco más decidida después de escuchar sus palabras.

"Tienes razón", le dije. "Voy a tomar medidas para protegerme y hacer que se responsabilicen por lo que han hecho".

Erick me sonrió orgullosamente.

"Esa es la Rebeca que conozco", me dijo. "Voy a apoyarte en todo lo que necesites".

"Bueno, no sé si te conté", le dije a Erick, "pero fui al antiguo apartamento de Max y todas las pruebas que tenía las imprimí y las pegué en la sala, en la habitación y cocina. Ya se debe haber dado cuenta".

Erick abrió los ojos sorprendido.

"¡Rebeca, eres una mujer valiente!", me dijo. "Me encanta".

Me reí.

"Y también tiré mi celular y compré otro", le dije. "Pensé que no me ibas a contestar porque era un número desconocido".

Erick se rió.

"Me alegra que hayas tomado medidas para protegerte", me dijo. "Y no te preocupes, siempre estaré aquí para ti, sin importar el número de teléfono además"Sabes que yo recibo muchas lalmadas de números desconocidos todos los días por mi trabajo".

Me sentí aliviada y agradecida por su apoyo.

"Gracias, Erick", le dije. "Significa mucho para mí".

Erick sonrió.

"De nada, Rebeca", me dijo. "Ahora, vamos a seguir adelante y asegurarnos de que Max y Scarlet paguen por lo que te han hecho".

"Erick, discúlpame", le dije, sintiendo una punzada de culpa. "Por meter a Max en tu apartamento. Cuando me dijo que quería que viviéramos juntos, yo le dije que mejor en mi apartamento, sé que es de la empresa y no debería haberlo hecho".

Erick me miró con una expresión comprensiva.

"No te preocupes, Rebeca", me dijo. "Ya pasó. Lo importante es que ya no estás con él y que estás tomando medidas para protegerte".

Me sentí un poco mejor después de escuchar sus palabras.

"Gracias, Erick", le dije. "Me siento tan tonta por haber confiado en él".

Erick me puso una mano en el hombro.

"No eres tonta, Rebeca", me dijo. "Simplemente te enamoraste de la persona equivocada. Pero ahora estás saliendo de eso y vas a encontrar a alguien que te merezca".

Me sonreí, sintiendo una sensación de esperanza.

"Gracias, Erick", le dije. "Eres el mejor amigo que podría pedir".

"Bueno, vamos al apartamento", le dije a Erick, decidida. "Y si no están, los llamamos de tu celular. ¿Te importa?"

Erick negó con la cabeza.

"No, no me importa", me dijo. "Vamos a enfrentarlos de una vez por todas".

Me sentí un poco más segura con Erick a mi lado.

"Primero vamos al apartamento de la empresa", le dije. "A ver si están allí".

Erick asintió y nos dirigimos hacia el apartamento. Mientras caminábamos, me sentí un poco nerviosa, pero sabía que tenía que hacer esto.

Al llegar al apartamento, llamé a la puerta. No hubo respuesta.

"Creo que no están", le dije a Erick.

Erick sacó su celular.

"Voy a llamar a Max", me dijo. "Vamos a ver qué dice".

Mi corazón latía rápido mientras esperábamos a que Max respondiera la llamada.

Cuando Erick me pasó el celular, lo puse en altavoz y Max contestó.

"Hola", dijo con voz despreocupada.

"Max, soy Rebeca", le dije firmemente. "Necesitamos hablar de lo que pasó. Ven al apartamento".

Hubo un silencio breve antes de que Max respondiera.

"No sé de qué hablas", dijo con una voz que intentaba sonar inocente.

Me sentí enfadada por su respuesta.

"Claro que sí sabes perfectamente de lo que hablo", le dije, elevando la voz. "No te hagas el tonto, Max. Sabes exactamente por qué te estoy llamando".

Max suspiró al otro lado de la línea.

"Rebeca, no sé qué te pasa", dijo. "Pero si quieres hablar, estoy ocupado en este momento".

Me sentí indignada por su respuesta.

"Ocupado", le dije. "¿Ocupado mintiendo? Ven al apartamento ahora mismo, Max".

Colgué el teléfono y miré a Erick, que me estaba observando con una expresión de apoyo.

"Vamos a enfrentarlo", me dijo.

Asentí, lista para confrontar a Max y hacer que se responsabilizara por sus acciones.

Media hora después, Max se arrodilló frente a mí, rogándome que lo perdonara.

"Rebeca, por favor, perdóname", dijo, con lágrimas en los ojos. "Me arrepiento de lo que hice. Fue un error grave y no debería haberlo hecho".

Lo miré con indignación.

"¿Cómo te atreves a pedirme eso después de lo que me hiciste?", le dije, mi voz temblando de rabia. "No solo me mentiste y me engañaste, sino que lo hiciste con mi mejor amiga. Sabías lo importante que era para mí y no te importó".

Max bajó la cabeza, avergonzado.

"Lo sé, lo sé", dijo. "Fue un error imperdonable. Pero te juro que nunca quise lastimarte".

Me levanté, mirándolo con desprecio.

"Lo siento, Rebeca", me dijo Max, con una expresión de arrepentimiento. "Solo me dejé llevar por la belleza y el encanto de esa mujer. Ósea, que yo no... "tú no me provocabas lo mismo".

Me sentí indignada por su respuesta.

"¿Así que es culpa mía?", le dije, elevando la voz. "¿Así que porque no te provocaba lo mismo, tú te fuiste con mi mejor amiga?"

Max negó con la cabeza.

"No, no es eso", dijo. "Solo quiero decir que... que me equivoqué".

Me reí con amargura.

"Te equivoicaste", le dije. "Te equivoicaste con mi amiga, en mi apartamento, después de que te di mi confianza. ¿Y ahora quieres que te perdone porque te dejaste llevar por la belleza y el encanto de otra mujer?"

Max bajó la cabeza, sin saber qué decir.

LA MIRADA QUE LO CAMBIÓ TODO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora