CAPÍTULO 6

8 3 0
                                    

Me alejé de Holden y su mentira, decidida a dejar atrás ese capítulo de mi vida. Regresé a mi apartamento, intentando procesar mis emociones.

Al llegar, encontré a Erick esperándome en la puerta. "Rebeca, ¿qué pasó? ¿Por qué estas llorando?

Me desmoroné en sus brazos, contándole todo. Erick me escuchó, abrazándome fuerte.

"Lo siento, Rebeca. No mereces ser tratada así. Estoy aquí para ti, siempre".

Su calidez y apoyo me consolaron. Me di cuenta de que había estado ciega, permitiendo que Holden me lastimara.

"Gracias, Erick. Significas mucho para mí".

Erick sonrió. "También tú para mí, Rebeca. ¿Quieres que te acompañe a casa de tus padres? Necesitas descansar".

No prefiero quedarme aquí en mi apartamento y comer helado me acompañas?

Erick sonrió. "Claro, me encantaría acompañarte. Helado y compañía, perfecto para una noche de descanso".

Fuimos a la cocina y sacamos dos tazas de helado de chocolate. Nos sentamos en el sofá, disfrutando del dulce consuelo.

Mientras comíamos, Erick me habló con suavidad. "Rebeca, no mereces ser lastimada por nadie. Eres una persona increíble, mereces amor y respeto".

Sus palabras me calmaron el alma. Me sentí agradecida por su presencia.

"Gracias, Erick. Significas mucho para mí. Me siento segura contigo".

Erick me sonrió, y nuestros ojos se encontraron. Por un momento, sentí una conexión especial.

De repente, Erick se acercó y me dio un suave beso en la mejilla.

Después de que Erick se fue, me permití llorar todo lo que pude. Saqué todo el dolor y la frustración, pero luego me dije a mí misma que no valía la pena llorar por ningún hombre, especialmente por un mentiroso como Holden.

Los siguientes días pasaron rápido. Tenía un montón de llamadas y mensajes de Holden, así que decidí cambiar mi número de celular. Pero él no se rindió. Se presentó en mi casa y en mi trabajo, pero no lo quise ver.

Un día normal, estaba en mi oficina de la empresa donde hacía mis pasantías, cuando mi jefe entró con una sonrisa.

"Rebeca, tenemos una oferta para ti. Queremos ofrecerte un puesto permanente en la empresa".

Sin dudarlo, acepté. Estaba emocionada.

Pero mi jefe no había terminado. "Y tenemos otra oportunidad para ti. Queremos que trabajes en nuestra oficina de Nueva York durante un año".

Sin pensarlo, acepté de nuevo. Era una oportunidad increíble.

Me sentí emocionada y agradecida. Mi vida estaba cambiando para mejor. Estaba dejando atrás el dolor y abriendo camino a un nuevo futuro.

Nueva York, aquí voy. Estoy lista para enfrentar este nuevo desafío.

---

Llegué a casa y me sumergí en mis pensamientos. Estaría lejos de mi familia, mis amigos, de todo lo que conocía. Empecé a cuestionar si había tomado la decisión correcta al aceptar el puesto en Nueva York.

Me di cuenta de que mi dolor por Holden había influido en mi decisión. Quería escapar, alejarme de los recuerdos y el dolor.

Pero, al reflexionar, vi las ventajas. Sería una experiencia única, crecería profesionalmente y solo era por un año. Podría hacerlo.

Decidí aprovechar el tiempo que me quedaba para compartir con mi familia y amigos antes de irme. Mi jefe me había dado una semana libre para despedirme y arreglar mis cosas.

La empresa se haría cargo de mi vuelo, estadía y comida en Nueva York. Todo estaba listo.

Tomé una profunda respiración y me armé de valor. Estaba lista para enfrentar este nuevo capítulo de mi vida. Nueva York, aquí voy.

Comencé a hacer planes para despedirme de mis seres queridos y prepararme para la aventura que se avecinaba. Estaba emocionada y nerviosa al mismo tiempo.

¿Qué me depararía el futuro en la ciudad que nunca duerme?

---

Mis padres me abrazaron y me dijeron: "Rebeca, te apoyaremos en todo lo que decidas, pero te vamos a extrañar mucho". Me conmovió su amor y apoyo.

Decidí pasar la semana que me quedaba en Londres con ellos en su casa. Quería disfrutar cada momento con mi familia.

Salí con mis amigos, compartimos risas y recuerdos. Mis hermanos me ayudaron a empacar, y nos reímos juntos.

Luego, salí con Erick para despedirnos. Fue un momento difícil, lo voy a extrañar demasiado. Me dio un abrazo fuerte y me dijo: "Te voy a extrañar, Rebeca. Pero estoy orgulloso de ti.

Me despedí de todos, y la verdad es que los voy a extrañar a cada uno. Mi familia, mis amigos, Erick... Me llevó tiempo procesar la emoción, pero sabía que debía seguir adelante.

Ahora, con las maletas listas y el corazón lleno de amor, estoy lista para embarcarme en esta nueva aventura en Nueva York. ¡El futuro me espera!

Con la cabeza alta y el corazón lleno de determinación, me fui sin mirar atrás. Mi familia y amigos me acompañaron hasta el aeropuerto, llenos de emociones encontradas.

Nos abrazamos fuerte, intercambiamos besos y palabras de aliento. Mi madre me susurró: "Rebeca, hija, estamos orgullosos de ti. ¡Vuela alto!"

Mi padre me dio una palmada en la espalda: "Recuerda, que siempre puedes contar con nosotros. ¡No te rindas!"

Mis amigos me sonrieron: "Te vamos a extrañar, pero sabemos que vas a conquistar Nueva York".

Erick me miró a los ojos: "Rebeca, te amo. ¡Vuelve pronto!"

Con un último abrazo, me despedí de ellos y crucé las puertas del aeropuerto. Ya no había marcha atrás.

Respiré profundo, sonreí y caminé hacia mi nuevo destino. Nueva York, aquí voy. ¡Estoy lista para enfrentar este nuevo capítulo de mi vida!

LA MIRADA QUE LO CAMBIÓ TODO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora