Me miré al espejo y me sentí como una diosa. El vestido blanco de cuello alto y largo me favorecía mucho, y el blazer de color crema era el complemento perfecto. Los tacones del mismo color crema agregaban un toque elegante a mi outfit. Mi cabello recogido en una cola alta me daba un aire sofisticado.
Holden me había advertido que sus padres eran muy cariñosos y amables, pero que sus hermanos gemelos, Rafael y Lucas, eran muy carismáticos y divertidos, y que les gustaba hacer muchas preguntas. También me mencionó que estaría Luisa, su amiga de la infancia, que era como una hermana para él, y su hija Sophia, que ya conocía desde la fiesta de Mateo.
Me sentía un poco nerviosa, pero Holden me había tranquilizado diciéndome que todo saldría bien. Me tomó la mano y me dijo:
"Estás hermosa, Rebeca. Mi familia te va a encantar".
Sonreí y le di un beso en la mejilla.
"Gracias, Holden. Estoy lista para conocer a tu familia".
Salimos de la casa y nos dirigimos a la casa de los padres de Holden. Me sentía emocionada y un poco ansiosa, pero sabía que todo saldría bien con Holden a mi lado.
Llegamos a la casa de los padres de Holden y la señora Vanesa nos estaba esperando en la puerta, con una sonrisa cálida y acogedora. A su lado estaba su esposo, el señor Felipe, quien también nos recibió con una sonrisa amable.
"¡Rebeca, hija! ¡Qué gusto verte!", exclamó la señora Vanesa, abrazándome calurosamente.
"El placer es mío, señora Vanesa", respondí, devolviendo el abrazo.
El señor Felipe me estrechó la mano con firmeza.
"Mucho gusto, Rebeca. Bienvenida a nuestra casa", dijo con una sonrisa.
Holden nos siguió, sonriendo, y se unió a sus padres.
"Gracias, mamá, papá", dijo, abrazándolos a ambos.
La señora Vanesa nos invitó a entrar y nos condujo al salón, donde ya estaban reunidos los demás familiares. Vi a Rafael y Lucas, los hermanos gemelos de Holden, quienes me saludaron con una sonrisa pícara. También estaba Luisa, la amiga de la infancia de Holden, con su hija Sophia, quien me abrazó efusivamente.
Me sentí un poco abrumada por tantas caras nuevas, pero la calidez y la hospitalidad de la familia de Holden me hicieron sentir inmediatamente como en casa.
La señora Vanesa comenzó a contarme anécdotas de Holden cuando era pequeño, mostrándome fotos y recordando momentos divertidos. Los gemelos, Rafael y Lucas, no perdieron la oportunidad de hacerle bromas a Holden, quien les pidió que pararan, diciendo "Paren ya, me están avergonzando". Nos reímos mucho y la tensión se disipó.
Luisa, la amiga de la infancia de Holden, se acercó y me dio un abrazo cálido. "Me alegra que estés aquí, Rebeca. Eres una gran persona", me dijo. Me sentí agradecida por su calidez.
Pero luego, el tema se puso serio. La señora Vanesa me miró con ojos intensos y me dijo: "Rebeca, quiero hablar contigo un momento. Quiero que sepas que Holden es muy especial para nosotros. Es nuestro bebé, y no queremos que nadie lo lastime. Tú eres la primera mujer que ha traído a casa, y eso significa mucho para nosotros. Nunca lo hemos visto tan enamorado".
Me sentí un poco nerviosa, pero también honrada por la confianza que me estaban depositando. "Señora Vanesa, le prometo que haré todo lo posible para hacerlo feliz y cuidarlo", le dije, mirándola a los ojos.
La señora Vanesa sonrió y me abrazó. "Lo sé, hija. Lo sé. Solo queremos que seas feliz con nuestro hijo".
Nos reímos otro rato y luego nos despedimos de la familia de Holden. Cuando llegamos a mi apartamento, Holden me dijo: "Disculpa si fueron un poco pesados".
Lo abracé y le dije: "No te disculpes, me encantó tu familia. Son un encanto".
Luego lo besé y le susurré al oído: "Quiero que me lo hagas contra esa pared".
Holden me dio una sonrisa pícara y me empujó suavemente contra la pared. Me rodeó con sus brazos y me besó apasionadamente.
Sentí su calor y su pasión, y me dejé llevar por el momento. La química entre nosotros era intensa, y me sentí completamente entregada a él.
La noche continuó con pasión y amor, y supe que estaba completamente enamorada de Holden.
El siguiente fin de semana, fuimos a casa de mis padres. La experiencia fue similar a cuando conocí a los padres de Holden, solo que esta vez me avergonzaron a mí.
Mis hermanos menores me hicieron bromas y me recordaron momentos embarazosos de mi infancia. Mi madre me mostró fotos de cuando era niña y me hizo reír con anécdotas divertidas.
Holden se rió con nosotros y se integró perfectamente en mi familia. Mis padres lo recibieron con los brazos abiertos y lo trataron como uno más de la familia.
A pesar de que me avergonzaron un poco, me sentí feliz de ver a Holden tan cómodo y contento en mi casa. Y mis padres, a su vez, estaban encantados con él.
Después de una deliciosa comida y una tarde llena de risas, nos despedimos de mis padres y regresamos a casa.
"Te amo", me dijo Holden, mientras me abrazaba.
"Yo también te amo", respondí, sonriendo.
Sabía que nuestra relación era especial, y que nuestras familias eran un reflejo de nuestro amor.
FIN.
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LA MIRADA QUE LO CAMBIÓ TODO
RomanceEn el momento en que sus ojos se encontraron, supieron que nada sería igual jamás.La vida les había llevado por caminos diferentes, pero el destino tenía otros planes.Un encuentro casual, un amor eterno. Donde la pasión y el destino se unen, comienz...