PRIMERAS IMPRESIONES

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El día después de su encuentro en el parque, Hazel se levantó con una energía desbordante. No podía esperar para volver a ver a Dev. Algo en él la intrigaba profundamente; quizás era su soledad, que contrastaba tan fuertemente con su propia personalidad, o tal vez era la tristeza en sus ojos, que la hacía querer estar cerca para ayudarlo. Sea lo que sea, estaba decidida a ser su amiga y a mostrarle que la vida tenía más que ofrecer que la miseria que él parecía conocer.

Cosmo y Wanda, por supuesto, estaban en pleno conocimiento de esto. Wanda, siempre la más perspicaz, observaba a su protegida mientras se alistaba para la escuela.

-//Es adorable ver cómo Hazel se entusiasma con sus nuevos amigos Comentó Wanda, flotando alrededor de Hazel, mientras la chica se ponía sus zapatillas deportivas.
-//Pero... ¿Crees que Dev sea buena compañía para ella? Parece tan... complicado.

-//¡Claro que lo es!
Exclamó Cosmo, con una gran sonrisa en su rostro.
-//Es como mezclar mermelada con mantequilla de maní. ¡A quién no le gusta la mermelada!

Wanda puso los ojos en blanco.
-//Cosmo, estás hablando de comida otra vez. Estamos hablando de personas.

-//Oh, claro
Dijo Cosmo, sin perder su entusiasmo.
-//Entonces es como mezclar a Hazel con Dev. Es perfecto porque son opuestos, y todos saben que los opuestos se atraen, ¡como los imanes!

Wanda sonrió, divertida por la simplicidad de Cosmo. A pesar de sus limitaciones intelectuales, había algo en su manera de ver el mundo que siempre la hacía sonreír. Y lo amaba por eso.

-//Bueno, esperemos que todo salga bien. Hazel tiene un gran corazón, y Dev... necesita algo de eso en su vida.
Dijo Wanda con suavidad, volviendo su atención a Hazel.

Hazel, ajena a la conversación de sus Padrinos mágicos, salió corriendo de su casa, llena de energía. Sus pensamientos estaban en el día que la esperaba y en la posibilidad de pasar más tiempo con su nuevo amigo.

Mientras tanto, en la mansión Dimmadone, Dev estaba teniendo un despertar muy diferente. La enorme casa estaba en silencio, como siempre. Su padre ya había salido temprano para una reunión importante, dejándolo solo con el personal de servicio que apenas le dirigía la palabra.

Dev se levantó de mala gana, su humor tan gris como el cielo nublado que veía desde su ventana. No tenía prisa por ir a la escuela. De hecho, no tenía prisa por hacer nada en absoluto. Lo único que parecía darle alguna chispa de emoción en estos días era la posibilidad de hacer sus deseos realidad, gracias a Peri, su Padrino mágico.

Peri era un hada diligente y dedicada, pero tenía una gran responsabilidad: seguir el reglamento de los deseos al pie de la letra. Y ese era un problema constante para Dev, cuyo ego descomunal siempre encontraba alguna razón para frustrarse.

Cuando Dev se encontró con Peri en su habitación, el hada ya estaba hojeando su libro de reglas, anticipando que Dev pediría algún deseo fuera de lo común.

-//Peri, tengo un deseo, anunció Dev Cruzando los brazos y frunciendo el ceño. Su voz estaba cargada de una arrogancia que solía utilizar para cubrir su insatisfacción.

Peri levantó la mirada de su libro, tratando de ocultar su nerviosismo.
-//Claro, Dev. ¿Qué es lo que deseas?

-//Quiero que todos en la escuela me traten como el rey que soy.
Declaró, inflando el pecho con orgullo.
-//Quiero que me adoren, que me traten como el ser superior que soy.

Peri abrió su libro y comenzó a revisar las reglas. Dev miraba a Peri con una expresión impaciente.
-//Vamos, Peri, no puede ser tan complicado. ¡Soy yo! ¡Merezco eso y más!

el amor Secreto de Dev "Magia en el Destino: El Corazón de Dev y Hazel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora