A los 14 años fue el día que Hazel decidió comenzar una relación con Jenkins, todo cambió. Fue una elección difícil, y aunque en el fondo sentía que algo no encajaba, la calidez y seguridad que Jenkins le ofrecía la convencieron de que tal vez, después de todo, el amor no siempre era un torbellino de emociones descontroladas. Podía ser estable, predecible y cómodo.
Para Dev, la decisión de Hazel fue un golpe devastador. No lo admitió al principio, claro. Incluso después de que ella le confesó su relación con Jenkins, Dev mantuvo su fachada arrogante, fingiendo que no le importaba. Pero dentro de él, el dolor era real, profundo, y cada sonrisa que Hazel compartía con Jenkins era una espina clavada en su corazón, pero eso se acabó porque Hazel y Jenkins se fueron a otra ciudad
Pasaron los días, luego los meses, y antes de que se dieran cuenta, los años comenzaron a acumularse. Dev se sumergió en su trabajo, en sus estudios y en su vida social. El Dev que había sido vulnerable y abierto una vez se desvaneció, reemplazado por alguien que usaba su éxito y estatus como un escudo para protegerse de las emociones que nunca quiso enfrentar.
Hazel y Jenkins siguieron juntos. Su relación era estable, sin grandes altibajos, pero con el paso del tiempo, Hazel comenzó a notar algo. La chispa que había sentido en su relación con Dev, ese algo que no podía definir pero que siempre estuvo presente, no existía con Jenkins. Sin embargo, cada vez que lo notaba, intentaba acallar sus dudas, recordándose que una relación segura era lo que había querido. ¿No?
Seis años después, todo había cambiado para Dev y Hazel, pero también nada lo había hecho.
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Hazel y Jenkins habían decidido regresar a Dimadelfia por motivos de trabajo. Jenkins había conseguido una oferta en una empresa tecnológica, y Hazel, aunque no lo admitía, sentía un deseo cada vez mayor de regresar a un lugar donde pudiera encontrarse a sí misma. Dimadelfia tenía ese encanto nostálgico que evocaba recuerdos de tiempos más sencillos, aunque también traía consigo una marea de emociones no resueltas.
La relación de Hazel con Jenkins, que al principio había sido sólida, comenzó a mostrar grietas apenas llegaron a Dimadelfia. El trabajo de Jenkins lo absorbía por completo, dejándolo sin tiempo para la relación. Las conversaciones entre ellos se volvieron monótonas, y las salidas, raras. Hazel se daba cuenta de que la comodidad ya no era suficiente. Empezaba a anhelar algo más, algo que había perdido mucho tiempo atrás.
Fue durante una de esas salidas solitarias que Hazel vio algo que no esperaba: Dev.
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Dev había cambiado, pero seguía siendo reconocible. Estaba más maduro, más seguro de sí mismo, y había recuperado algo del brillo que una vez lo hizo destacar. Lo que Hazel no esperaba era verlo con alguien más. Una chica de cabello castaño oscuro y ojos brillantes lo acompañaba, sonriendo mientras caminaban juntos. Hazel supo al instante quién era. Tammy Turner.
Tammy siempre había sido una chica alegre y extrovertida, alguien que Dev había conocido desde la escuela primaria. Después de años sin contacto, se habían reencontrado, y Dev encontró en ella una compañera con la que podía ser él mismo, sin los recuerdos dolorosos de su pasado con Hazel.
Al verlos juntos, una mezcla de emociones inundó a Hazel. No esperaba que verlo con otra persona la afectara tanto, pero lo hacía. Y no era solo celos. Era la realización de que, tal vez, en su afán por evitar el desamor, se había alejado de lo que realmente quería.
Esa noche, Hazel regresó a casa más confundida que nunca. Jenkins estaba en el sofá, con la televisión encendida pero sin prestar atención, completamente inmerso en su trabajo. Apenas la saludó cuando ella entró, y Hazel sintió una soledad abrumadora en su propia casa.
—¿Cómo te fue? —preguntó Jenkins sin apartar la vista de su computadora.
—Bien —respondió Hazel con voz apagada, sin saber cómo empezar a expresar todo lo que sentía.
Jenkins no notó el tono en su voz. Simplemente asintió y continuó trabajando, como siempre. Hazel se fue a la cama, pero no pudo dormir. Su mente no dejaba de recordar la imagen de Dev con Tammy, la forma en que él parecía haber seguido adelante mientras ella seguía atrapada en una relación que ya no la hacía feliz.
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Los días pasaron, y el malestar de Hazel solo creció. Cada vez que veía a Dev y Tammy juntos, algo dentro de ella se revolvía. A veces se encontraban en los mismos lugares, y Dev la saludaba de manera cordial, pero distante. Hazel notaba cómo él evitaba cualquier conversación más profunda, como si hubiera decidido dejar el pasado atrás por completo.
Por su parte, Dev intentaba convencerse de que había hecho lo correcto. Tammy era todo lo que necesitaba en ese momento: alguien alegre, optimista, y, sobre todo, alguien que no lo relacionaba con el dolor de su pasado. Pero, en el fondo, cada vez que veía a Hazel, algo dentro de él se removía. A pesar de los años y todo lo que había sucedido, una parte de él todavía no la había olvidado.
Fue en una tarde lluviosa cuando todo finalmente estalló. Hazel y Dev se encontraron en una cafetería cerca del parque donde solían pasar el tiempo en su juventud. Al principio, fue una conversación casual, llena de formalidades. Pero pronto, la tensión que ambos habían acumulado durante años empezó a salir a la superficie.
—Parece que las cosas te van bien con Tammy —comentó Hazel, tratando de sonar despreocupada mientras removía su café.
Dev la miró, notando la incomodidad en su tono.
—Sí, estamos bien —respondió, aunque su voz carecía del entusiasmo que solía tener.
Hazel asintió, pero no pudo evitar sentir un nudo en la garganta. La realidad de su relación con Jenkins la golpeaba con fuerza. Sabía que, en algún momento, tendría que enfrentarse a sus propios sentimientos. Pero en ese momento, no podía evitar sentirse atrapada.
—Dev... —comenzó Hazel, pero las palabras se atoraron en su garganta.
Dev la miró, esperando a que continuara, pero ella simplemente bajó la mirada, incapaz de decir lo que realmente sentía. Sabía que Dev había cambiado, que ambos habían cambiado, pero parte de ella seguía aferrándose a lo que una vez tuvieron.
Sin decir más, Hazel se levantó de la mesa, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, había llegado al límite. Mientras salía de la cafetería, Dev la observó, sintiendo el peso de seis años de arrepentimiento acumulado.
Sabía que, tarde o temprano, tendrían que enfrentarse a lo que había quedado entre ellos. Pero ese momento no era ahora. O al menos, eso quería creer.
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el amor Secreto de Dev "Magia en el Destino: El Corazón de Dev y Hazel"
RandomDev el nieto de Doug Dimmadone se enamora de una compañera de clase que acaba de mudarse a la ciudad