La mañana siguiente llegó con una mezcla de nervios y emoción para Dev. Se levantó temprano, más de lo habitual, y se vistió con su mejor ropa, como si ese simple acto pudiera darle la seguridad que necesitaba. Hoy era el día. Hoy, finalmente, le diría a Hazel lo que sentía, sin interrupciones, sin titubeos.
En la escuela, la jornada transcurrió de manera extraña para Dev. Aunque las clases y los compañeros seguían su curso habitual, él se sentía como si estuviera viviendo en un mundo aparte, uno donde cada minuto lo acercaba más a su momento crucial con Hazel. Aunque trataron de actuar como si todo estuviera normal, ambos sabían que algo importante estaba en el aire.
Cuando finalmente sonó el timbre que marcaba el final de las clases, Dev sintió que su corazón latía con fuerza. Al salir del aula, Hazel lo esperaba en la puerta, con una sonrisa tranquila, como si intuyera lo que él estaba a punto de hacer.
—¿Listo para ir a casa? —preguntó Hazel, con la misma calidez de siempre.
Dev asintió, incapaz de decir más en ese momento. Mientras caminaban hacia la casa de Hazel, el silencio entre ellos era cargado, pero no incómodo. Ambos sabían que estaban a punto de cruzar un umbral importante en su amistad.
Cuando llegaron a la casa de Hazel, la madre de ella los recibió con una sonrisa.
—¡Hola, chicos! Hazel, preparé tu merienda favorita —dijo la madre, guiñándole un ojo a su hija antes de regresar a la cocina.
Hazel sonrió, agradecida por la consideración de su madre, y luego llevó a Dev a su habitación, donde el ambiente era cómodo y acogedor. Dev, sin embargo, apenas notaba su entorno; su mente estaba completamente enfocada en lo que iba a decir.
—¿Quieres empezar a estudiar o prefieres que hablemos un rato? —preguntó Hazel, sentándose en su cama mientras Dev se sentaba en la silla junto a su escritorio.
Dev la miró, sintiendo que sus palabras se atascaban en su garganta. Había esperado este momento durante tanto tiempo, pero ahora que finalmente estaba aquí, las dudas comenzaron a asomarse.
—Hazel, yo... —comenzó Dev, sintiendo cómo su corazón se aceleraba. Sus manos sudaban, y tuvo que respirar hondo para calmarse. Esta era su oportunidad.
Hazel lo miró con atención, sintiendo que algo importante estaba a punto de ser dicho. Aunque no lo demostraba, también estaba nerviosa. Sabía que Dev no era de los que hablaban fácilmente sobre sus sentimientos, y que si lo hacía, sería porque realmente era algo importante.
—Dev, ¿qué pasa? Puedes decirme lo que sea —le animó Hazel, con una sonrisa suave que hizo que Dev sintiera un poco más de confianza.
Dev tragó saliva y decidió dar el salto.
—Hazel, nosotros... hemos sido amigos desde siempre, y... hay algo que he querido decirte desde hace un tiempo, pero... siempre parece haber algo que se interpone —dijo Dev, con una mezcla de nerviosismo y determinación.
Hazel sintió cómo su corazón comenzaba a latir más rápido. Sabía que este momento era especial, y estaba lista para escuchar lo que Dev tenía que decir.
—Yo... Hazel, tú... —Dev se detuvo, notando que, incluso ahora, las palabras parecían escaparse de su control. ¿Por qué era tan difícil? Tenía claro lo que sentía, pero decirlo en voz alta parecía un desafío monumental.
Antes de que pudiera continuar, un golpe en la puerta interrumpió el momento. La madre de Hazel entró con una bandeja de galletas y leche.
—Perdón por interrumpir, chicos. Solo les traje un pequeño snack para que no estudien con el estómago vacío —dijo ella, dejando la bandeja sobre el escritorio antes de salir de la habitación.
Dev se quedó en silencio, sintiendo cómo el momento se escapaba de nuevo. Hazel, sin embargo, tomó una galleta y le ofreció una a Dev, tratando de mantener la conversación ligera.
—Gracias, mamá —dijo Hazel, con una sonrisa antes de volver a mirar a Dev. Aunque su madre había interrumpido, ella todavía sentía que Dev tenía algo más que decir.
Dev tomó la galleta, pero apenas la probó. Sus pensamientos seguían centrados en lo que quería decir, pero cada interrupción hacía que fuera más difícil continuar.
—Dev, no tienes que decir nada si no estás listo —dijo Hazel, tratando de aliviar la tensión. Sabía que Dev estaba luchando con algo, pero no quería forzarlo.
Dev miró a Hazel, sintiéndose frustrado consigo mismo. Sabía que debía decírselo, pero las palabras parecían escapar cada vez que intentaba pronunciarlas.
—No, Hazel. Es importante. Solo... —Dev tomó aire una vez más, decidido a no dejar que otra interrupción lo detuviera. —Hazel, yo... te quiero. No solo como amiga, sino que... te quiero de una manera diferente. Quiero que seas mi novia.
Las palabras finalmente salieron, y Dev sintió un alivio inmediato, pero también una creciente ansiedad. ¿Cómo reaccionaría Hazel? ¿Cambiaría esto su amistad?
Hazel lo miró, sorprendida por la declaración, pero antes de que pudiera responder, su teléfono sonó, vibrando en su bolsillo. Ambos miraron el teléfono, y Hazel, aunque algo contrariada, respondió rápidamente al ver que era una llamada de su padre.
—Lo siento, Dev. Es mi papá, tengo que responder —dijo Hazel, con una disculpa en sus ojos.
Dev asintió, sintiéndose nuevamente frustrado, pero entendiendo que la llamada era importante. Hazel se levantó y salió de la habitación para hablar en privado, dejando a Dev solo con sus pensamientos.
Mientras Hazel hablaba por teléfono, Dev se levantó y comenzó a caminar de un lado a otro en la habitación. ¿Por qué tenía que ser tan difícil? Se sentía como si todo estuviera en su contra, como si cada vez que intentaba dar el siguiente paso, algo lo empujara hacia atrás.
Finalmente, Hazel regresó después de unos minutos que a Dev le parecieron eternos. Había una expresión preocupada en su rostro, pero también una resolución.
—Lo siento por eso, Dev. Mi papá solo quería confirmar a qué hora llegaría a casa. Pero... sobre lo que dijiste... —Hazel lo miró directamente a los ojos, sabiendo que lo que iba a decir podía cambiar todo.
Dev sintió que el mundo se detenía mientras esperaba su respuesta.
—Dev, yo... también te quiero mucho. Siempre has sido muy importante para mí, y no quiero que nada cambie eso. Pero... —Hazel hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas. —No estoy segura de si estamos listos para dar ese paso. Hemos sido amigos por tanto tiempo, y no quiero que nada arruine lo que tenemos.
Dev sintió una mezcla de alivio y decepción. Por un lado, Hazel no lo había rechazado; pero por otro, tampoco había aceptado sus sentimientos de la manera en que él esperaba.
—Entiendo, Hazel. No quiero que nuestra amistad cambie tampoco. Solo... quería que supieras cómo me siento —dijo Dev, tratando de sonar más tranquilo de lo que realmente se sentía.
Hazel sonrió, agradecida por la sinceridad de Dev.
—Gracias por decirme, Dev. Y no te preocupes, pase lo que pase, siempre seremos amigos —dijo Hazel, tomando su mano por un momento antes de soltarla.
Dev asintió, sintiendo una calma renovada. Tal vez no era la respuesta que esperaba, pero sabía que su amistad con Hazel era lo más importante, y estaba dispuesto a esperar hasta que ambos estuvieran listos para lo que fuera que viniera después.
Mientras el día llegaba a su fin, Dev se dio cuenta de que había dado un gran paso, aunque no de la manera que había imaginado. Pero estaba bien. Sabía que Hazel y él tenían algo especial, algo que valía la pena cuidar y preservar, sin importar qué más pudiera suceder en el futuro.
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el amor Secreto de Dev "Magia en el Destino: El Corazón de Dev y Hazel"
De TodoDev el nieto de Doug Dimmadone se enamora de una compañera de clase que acaba de mudarse a la ciudad