LOS SUSURROS DEL MISTERIO PARTE 2

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—¿Qué están haciendo aquí? —preguntó Dev, su tono firme, aunque una chispa de curiosidad brillaba en sus ojos.

Ryan, que lideraba el grupo, se detuvo en seco, sorprendido de ver a Dev y Hazel ahí. Los otros niños, menos seguros de sí mismos, se quedaron detrás de él, murmurando entre ellos.

—Eso no es asunto tuyo, Dev —respondió Ryan con un tono desafiante que no coincidía con su habitual comportamiento reservado.

Hazel dio un paso adelante, intentando suavizar la situación.

—Ryan, solo queremos saber qué está pasando. Nos dimos cuenta de que ustedes han estado... observándonos. ¿Por qué?

Ryan miró a sus compañeros, como si buscara apoyo, antes de suspirar y dar un paso al frente, acercándose a Dev y Hazel. Finalmente, con una mirada furtiva hacia la bodega, decidió hablar.

—No estábamos espiándolos, al menos no en la forma en que creen. Hemos estado investigando algo que creemos que les puede interesar a ustedes también. Algo que encontramos aquí, en esta vieja bodega.

Dev cruzó los brazos, manteniendo su postura altiva, aunque en el fondo estaba intrigado.

—¿Y qué es eso que encontraron? —preguntó, sin querer mostrar demasiado interés, pero incapaz de ocultar del todo su curiosidad.

Ryan vaciló, pero finalmente sacó de su bolsillo un pequeño objeto que parecía una llave antigua, de esas que podrían abrir una puerta secreta en alguna historia de misterio. La sostuvo en alto para que Dev y Hazel pudieran verla mejor.

—Esta llave —dijo Ryan— es parte de algo más grande. Creemos que está conectada con la caja que encontramos en la bodega. Y por lo que hemos descubierto, ustedes dos están relacionados con esto, de alguna manera.

Hazel miró la llave, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. No entendía del todo lo que estaba sucediendo, pero había algo en esas palabras que le hizo pensar en el libro mágico que había encontrado días atrás. ¿Podría haber alguna conexión?

—¿Cómo que relacionados? —preguntó Hazel, su voz reflejando tanto confusión como una creciente inquietud.

Ryan asintió, como si hubiera esperado esa pregunta.

—Encontramos antiguos papeles escondidos en la bodega, entre ellos, un viejo mapa que parece indicar que esta llave es parte de un misterio que envuelve la escuela. No sabemos todos los detalles, pero al parecer, dos personas —un niño y una niña— están destinadas a descubrir lo que oculta.

Dev no pudo evitar soltar una risa sarcástica, aunque una parte de él estaba sorprendentemente interesada.

—¿Así que piensan que Hazel y yo somos esas personas? —dijo con desdén, aunque sus ojos no se apartaron de la llave.

Ryan se encogió de hombros, aunque su expresión se mantuvo seria.

—No lo sé con certeza, pero las coincidencias son demasiadas. Y si tienen algo que ver con esto, será mejor que lo averigüemos juntos antes de que alguien más lo haga.

Hazel miró a Dev, buscando una señal de lo que debería hacer. Sabía que esto era algo más grande de lo que imaginaban cuando decidieron seguir a Ryan, y ahora tenían que tomar una decisión. Dev la miró de vuelta, con su expresión calculadora, como si estuviera evaluando todas las posibilidades. Finalmente, dejó escapar un suspiro, uno que parecía admitir que la situación estaba fuera de su control habitual.

—Está bien —dijo finalmente—, pero si vamos a hacer esto, lo haremos a mi manera. No me gusta ser parte de juegos que no puedo controlar.

Ryan asintió, consciente de que, aunque Dev no lo admitiera, había aceptado ser parte de esta aventura.

Los días que siguieron estuvieron llenos de exploraciones secretas por la escuela, visitas furtivas a la bodega, y largos debates sobre qué significaban las pistas que encontraban. Mientras tanto, el rumor sobre Hazel y Dev se había esfumado, reemplazado por un nuevo misterio que solo ellos conocían.

Finalmente, todo parecía apuntar a un solo lugar: un rincón olvidado en el sótano de la escuela, un área que casi nadie recordaba. La tensión entre el grupo creció a medida que se acercaban al desenlace, pero Dev, con su habitual determinación, lideró el camino.

Llegaron al sótano en una tarde lluviosa, cuando sabían que nadie más estaría rondando por la escuela. Con la llave en la mano, Ryan se acercó a una vieja puerta, medio escondida tras unas cajas. Dev y Hazel lo siguieron de cerca, conteniendo la respiración.

Ryan introdujo la llave en la cerradura y, con un crujido seco, la puerta se abrió, revelando una pequeña habitación que parecía no haber sido tocada en décadas. Dentro, el polvo cubría todo, pero lo que más llamaba la atención era una caja de madera en el centro, similar a la que habían encontrado antes, pero más grande.

Hazel sintió que su corazón latía con fuerza. Era como si todo hubiera conducido a ese momento. Se acercó a la caja, sintiendo una mezcla de temor y expectación. Dev, siempre el escéptico, estaba listo para cualquier cosa, pero no pudo evitar sentir una chispa de emoción.

—Hazel, tú deberías abrirla —sugirió Ryan, mirando a Dev para asegurarse de que no se opusiera.

Dev asintió, dando su aprobación. Hazel, con manos temblorosas, levantó la tapa de la caja, revelando lo que había dentro.

Lo que encontraron los dejó sin palabras.

Dentro de la caja había un libro, similar al que Hazel había encontrado antes, pero más antiguo y con una apariencia mucho más poderosa. Las páginas, amarillentas por el tiempo, parecían estar llenas de secretos que solo ellos estaban destinados a descubrir.

Hazel tomó el libro, sintiendo una extraña conexión con él. Dev, observando desde cerca, no pudo evitar sentirse intrigado. Habían comenzado esta búsqueda por simple curiosidad, pero ahora se daban cuenta de que estaban en medio de algo mucho más grande. Algo que podría cambiar sus vidas para siempre.

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Hazel en voz baja, mirando a Dev.

Dev la miró con una sonrisa de suficiencia, aunque por dentro estaba tan asombrado como ella.

—Ahora, descubrimos la verdad.

el amor Secreto de Dev "Magia en el Destino: El Corazón de Dev y Hazel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora