Las semanas en la escuela primaria de Dimmsdale habían sido un torbellino de emociones y misterios para Hazel y Dev. El descubrimiento del libro antiguo y las intrigas que surgieron a su alrededor no solo habían cambiado sus días, sino también la naturaleza de su relación. Ahora, más que nunca, Dev sentía que algo se agitaba dentro de él, algo que nunca antes había experimentado.
Era un miércoles soleado, y los estudiantes disfrutaban del recreo en el amplio patio de la escuela. Hazel y Dev estaban sentados bajo la sombra de un gran roble, uno de sus lugares favoritos para escapar del bullicio. Desde allí, podían observar a los demás niños jugando sin ser molestados, un pequeño refugio donde podían hablar sin que nadie los interrumpiera.
Hazel hojeaba un libro de aventuras, pero su mente estaba en otro lugar. Desde aquel día en la sala de música, había notado un cambio en Dev. No era solo la forma en que la miraba, sino también cómo sus palabras se volvían más cautelosas, como si estuviera guardando algo. Aunque su amistad seguía siendo fuerte, había una tensión palpable, un sentimiento no dicho que flotaba en el aire.
Dev, por su parte, estaba inquieto. Sentado junto a Hazel, jugueteaba nerviosamente con una hoja de hierba entre sus dedos, sus pensamientos dando vueltas sin cesar. Había intentado, más de una vez, decirle a Hazel lo que realmente sentía, pero las palabras parecían atragantarse en su garganta cada vez que lo intentaba.
—Hazel —comenzó a decir, su voz más baja de lo normal—. Hay algo que he estado pensando, y necesito decírtelo.
Hazel cerró su libro y lo miró, notando el nerviosismo en sus ojos. Aunque Dev solía ser seguro de sí mismo, en ese momento parecía vulnerable, algo que rara vez mostraba.
—¿Qué pasa, Dev? —preguntó con suavidad, tratando de tranquilizarlo.
Dev respiró hondo, tratando de reunir el valor necesario. Había pasado noches en vela, intentando encontrar la manera correcta de expresarse, pero nada parecía adecuado. Por primera vez, sentía que algo escapaba a su control.
—Bueno, es solo que... —Dev se detuvo, mordiéndose el labio inferior, un gesto que no era propio de él—. Quería decirte que... tú eres importante para mí, Hazel. Más de lo que pensaba.
Hazel sintió un calor en el pecho ante sus palabras. No estaba segura de adónde iba Dev con esto, pero su corazón latía con fuerza, esperando lo que pudiera venir después.
—Tú también eres muy importante para mí, Dev —respondió, su voz cargada de sinceridad—. Siempre lo has sido.
Dev asintió, tratando de calmarse. Tenía tantas cosas que decir, pero ninguna parecía salir bien. Cada vez que intentaba acercarse a la verdadera razón de sus palabras, algo lo detenía.
—Hazel, yo... —empezó de nuevo, pero justo en ese momento, un grupo de niños pasó corriendo cerca de ellos, gritando y riendo, interrumpiendo su conversación.
Dev frunció el ceño, molesto por la interrupción, pero Hazel solo sonrió, divertida por la situación.
—Parece que no vamos a tener mucha privacidad aquí —comentó Hazel con una sonrisa, tratando de aliviar la tensión.
Dev soltó un suspiro, dándose cuenta de que había perdido el momento. Decidió cambiar de tema, intentando no mostrar su frustración.
—Sí, parece que el universo no quiere que hablemos de cosas serias hoy —respondió, esforzándose por mantener un tono ligero.
Hazel lo miró con curiosidad, sintiendo que Dev estaba guardando algo más profundo. Pero decidió no presionarlo; sabía que cuando él estuviera listo, lo diría.
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el amor Secreto de Dev "Magia en el Destino: El Corazón de Dev y Hazel"
RandomDev el nieto de Doug Dimmadone se enamora de una compañera de clase que acaba de mudarse a la ciudad