Capitulo 30

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Luciana24 de diciembre

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Luciana
24 de diciembre.

La ciudad de Madrid estaba cubierta por una capa de luces navideñas y el espíritu festivo llenaba el aire. Sin embargo, a pesar de toda la alegría que me rodeaba, no podía evitar sentir una punzada de nostalgia. Era la primera Navidad que pasaba lejos de mi familia y amigos en Costa Rica. Me desperté temprano y me encontré con Sara en la cocina, donde preparamos un desayuno especial para celebrar el día.

—Buenos días, Luci —dijo Sara con una sonrisa, sirviendo café—. ¿Lista para nuestra primera Navidad en España?

—Buenos días, Sara. Sí, lista. Aunque admito que extraño a mi familia —respondí, intentando mantener el ánimo.

Sara y yo pasamos la mañana decorando nuestro pequeño apartamento y preparando una comida navideña junto con nuestros amigos de intercambio. Decidimos que la cena sería una combinación de tradiciones de cada uno de nuestros países. Sara, siendo española, trajo turrones y polvorones, y preparamos un cochinillo asado siguiendo la receta tradicional. También hicimos una paella navideña y brindamos con cava. Era reconfortante estar rodeada de personas que estaban en la misma situación, lejos de sus hogares pero unidos por la experiencia compartida.

Después de la comida, me retiré a mi habitación para hacer una llamada importante. Habían pasado meses desde la última vez que hablé con mis padres, y decidí que hoy sería el día para reconectar.

—Hola, mamá, papá —dije, intentando mantener la voz firme cuando contestaron—. ¡Feliz Navidad!

—¡Luciana! ¡Feliz Navidad, cariño! —respondió mi mamá, su voz llena de emoción—. Te hemos extrañado tanto.

—Yo también los he extrañado —dije, sintiendo un nudo en la garganta—. ¿Cómo están todos?

—Estamos bien—intervino mi papá—. Maia nos ha mantenido al tanto de tus aventuras en España.

—Estoy haciendo lo mejor que puedo aquí. Es difícil estar lejos, pero también es una experiencia increíble.

La conversación continuó con actualizaciones y risas, y poco a poco, la nostalgia dio paso a una sensación de conexión renovada. Después de hablar con mis padres, llamé a Maia.

—¡Maia! ¡Feliz Navidad, hermanita! —dije con entusiasmo.

—¡Feliz Navidad, Luci! —respondió Maia—. ¿Cómo va todo por allá?

—Bien, pero extraño mucho estar con ustedes. ¿Cómo celebraron en casa?

—Lo usual, mamá hizo su famoso pavo y papá decoró la casa con tantas luces que casi cegamos a los vecinos —dijo Maia riendo—. ¿Y tú? ¿Qué has hecho hoy?

—Celebré con mis nuevos amigos de intercambio. Es diferente, pero también especial —respondí, sintiendo una mezcla de alegría y melancolía.

Más tarde, hice una videollamada con mi familia en Costa Rica. Ver las caras sonrientes de Tata, Dulce, Emiliano y el resto del grupo me llenó de calidez.

Hasta el último atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora