—¡Esta noche salimos! —declaró Larene en voz alta, irrumpiendo en mi casa como un torbellino a las siete en punto.
La había llamado una vez llegué a casa del café con Isabelle, contándole todo sobre mi conversación con la rubia impresionante y después sobre mi confrontación con Annie. Hoy había sido un estresante, angustiante y sorprendente día, seguro.
—No —gemí desde mi posición en el sofá. Estaba comiendo una rebanada de pan de calabaza que había hecho ayer, una película de temática Halloween ya en cola en la televisión.
—Sí. ¡Arriba, arriba, arriba!
—Larene.
—Noelle —dijo de regreso, cruzando sus brazos sobre su pecho. Se veía hermosa en un vestido ceñido de color esmeralda y tacones negros de tiras.
Suspiré.
Estaba en uno de sus estados de ánimo y supe que no le podría decir que no.
—Bien —gruñí, metiendo el resto del pan en mi boca sólo para irritarla—. ¿A dónde vamos?
—Oh, sólo a este nuevo lugar —dijo, agitando una mano—. Ve a ducharte y te elegiré un vestido. ¡Deprisa!
Veinte minutos más tarde, estaba recién duchada. Al salir de mi cuarto de baño, vi que Larene ya había dejado un vestido para mí, completado con ropa interior de encaje, zapatos de tacón, y un bolso. La mujer iba en serio sobre darme prisa, al parecer.
Entró corriendo de nuevo en mi habitación mientras terminaba de vestirme. No me había lavado el pelo, así que todo lo que quedaba era el maquillaje, que Larene aplicó con mano experta, mientras me hacía más preguntas acerca de Isabelle.
Estábamos fuera de mi puerta a las ocho. Por suerte, los zapatos de tacón que me había escogido no eran tan altos como los tacones de stripper que había llevado la noche que había conocido a Tristan, o de lo contrario probablemente me habría roto algo de la forma en que Larene me urgía por el camino. Una vez que nos instalamos en su auto, estuvimos en marcha.
—Así que, ¿ella no parecía molesta por el compromiso roto? —preguntó Larene, sus dedos tocando el volante mientras esperábamos la señal para girar hacia la autopista.
—No, no realmente. —Fruncí el ceño hacia ella, notando que parecía un poco ansiosa—. ¿Estás bien?
—¡Por supuesto! ¿Por qué?
—No sé. —Ondeé mi mano impertinentemente—. Parece como si estuvieras en una carrera o algo así.
—Quiero llegar a bailar —dijo con facilidad, riéndose—. Mala semana en el trabajo.
—Es sólo miércoles —señalé, tratando de olvidar que había estado a punto de ser despedida hoy. Tal vez podría necesitar una copa o dos después de todo.
—Y el día de mitad de semana es el mejor día para salir. ¿Quieres saber por qué?
Me reí, mirando por la ventana, cuando elevó sus cejas hacia mí. Negué hacia mi mejor amiga, pero se sentía como la primera vez que me reía desde que Tristan me había lanzado en broma a su piscina de la semana pasada.
Mi sonrisa murió.
La patética verdad era que le echaba de menos. Había estado echando de menos a Tristan toda la noche, repasando la conversación de Isabelle en mi mente. Me sorprendió que no me hubiera dicho que había roto con ella.
No es como si hubiera estado tomando sus llamadas, pero aun así...
Incluso si quería continuar lo que estábamos haciendo, la línea de fondo era que no sabía si podía confiar en él en absoluto. Había estado mintiendo todo el tiempo.
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❤Sr. Blackwell🪐 "En Proceso"
Teen FictionTristan era todo lo que había querido para una cita de una noche. Era un tipo que hacía que se te derritieran las bragas con un cuerpo esculpido por los dioses griegos y un amante de la charla sucia que me dejaba jadeando y rogando por más. Mejor aú...