Percibí el aroma de su perfume cuando pasó a mi lado y entró en la habitación del hotel.
Se detuvo frente al sofá y se dio la vuelta, con el vestido gris tipo suéter girando alrededor de sus muslos. Con los brazos cruzados sobre el pecho y una expresión de aburrimiento, aunque un poco molesta, me miró mientras cerraba la puerta detrás de mí y la seguía hasta la sala principal, antes de hablar en un tono monótono.—Solo hay una cama, Manoban.
Di un suspiro.
Sus ojos marrones, como de gato, oscurecidos por el maquillaje, me clavaron en la cara, desafiándome, retándome a hablar y defender mis propios intereses. Jennie disfrutaba viéndome retorcerme, lo cual era seguro.—Nini...—comencé, sintiendo los primeros signos de exasperación que empezaban a tirar de mí.—Sé que estás enojada. Lo entiendo. Sé que no he sido la mejor esposa, ¡pero lo estoy intentando!—Sus cejas se alzaron y yo quería saltar rápidamente del alto edificio.—¡Mientras tanto, tú te quedas sentada ahí, gritándome, sin perder nunca la oportunidad de decirme lo equivocada que he estado!
—Eso es mentira y lo sabes—comentó Jennie en un tono tranquilo y sensato que le gustaba usar conmigo.
—¡Jennie! —me quejé—. ¡Lo prometiste!
—¡Prometí que intentaría salvar nuestro matrimonio, pero no acostándome contigo!
—¡Dormir en la misma cama no significa necesariamente que tengamos que tener sexo! Pero te encantaría, ¿no?
Palidecí. UGH. Conocía muy bien este tipo de preguntas trampa.—Bueno, sí, pe-pero...—balbuceé.
—¡Uf, pervertida! Eres la persona más pervertida que he conocido, ¡lo juro!—.El último sonido que escuché fue el fuerte golpe de la puerta cerrándose detrás de ella.
Cuando Jennie salió del baño, media hora después, me estaba quitando la camiseta y solo me quedaba encima el sujetador deportivo. Su rostro estaba limpio de productos cosméticos y su cabello estaba húmedo. Vestía un pijama negro con ribetes de encaje, una camiseta sin mangas y un par de pantalones cortos que abrazaban sus esbeltas curvas y dejaba su pequeño cuerpo expuesto al ligero frío del aire.
Apoyada contra la puerta con una mano, Jennie me miró. Sus ojos estaban velados por una emoción indescifrable y, por un momento, pensé que parecía vulnerable. Jennie estaba esperando que yo hiciera algo, que dijera algo, y yo sabía perfectamente que debía hacerlo, pero no tenía idea de qué. Estaba caminando sobre cáscaras de huevo con ella otra vez, y era casi como si hubiera olvidado cómo era. Pero no podía darle esa explicación, porque la conclusión a la que llegaría sería simple y más verdadera que cualquier otra cosa. Tragué saliva.—Me gusta tu pijama...
Al oír eso, una pequeña sonrisa inteligente iluminó sus rasgos ante mi idiota intento de conversación.—Me recordaron a ese momento en el que... —comenzó a decir Jennie, pero se quedó en silencio, toda su actitud cambió y su sutil sonrisa desapareció mientras enderezaba su postura y cruzaba los brazos sobre el pecho una vez más—. ¿Y bien? —preguntó Jennie—. ¿Qué lado de la cama estás eligiendo?
—Aquí vamos de nuevo... —suspiré, decepcionada, exasperada y absolutamente agotada—. Eres tan testaruda, Jennie...
—Bueno, si no puedes tomar una decisión, ¡entonces puedes tenerlo todo! —espetó Jennie, antes de salir del dormitorio.
—Jennie —la llamé, siguiéndola hasta la sala de estar. La encontré sacando una manta de un armario cercano, una almohada ya colocada en el sofá. Resistí el impulso de gritar de frustración o de atraerla hacia mí y besarla hasta dejarla sin sentido. Era increíble lo rápido que esta mujer me hacía perder la maldita compostura—.Nunca llegaremos a ninguna parte con esa actitud tuya. —Continué.
ESTÁS LEYENDO
El principio del fin 𐙚 Jenlisa
Romance¿Qué pasará si el matrimonio por el que dulcemente pelearon llega a su fin...? ...Y llegó una linda sorpresa que cambiaría sus vidas para siempre. ¿Qué pasará ahora? ⚠️Lisa G!P⚠️