V

4.8K 687 185
                                    

El menor solo llevó unas cuantas cosas de donde antes fue su hogar, estaba abandonando su casa tan pronto y se sentía devastado por eso. Sentía que no podía lidiar con su matrimonio y su embarazo al mismo tiempo, era demasiado para procesar.

El día en el que llegó a su nueva casa todo estaba tan ordenado y brillante, un chico bajito se presentó ante él apenas puso un pie dentro de la sala principal.

— Buenos días joven Sergio, soy Lando — Sonrío brevemente— El señor Christian Wolff me envió para estar al tanto de usted durante y después de su embarazo.

Bueno, no era algo que había esperado pero lo agradecía pues sabía que no podría él solo.

— Gracias Lando, solo tengo pequeñas maletas que están en el auto así que puedes ir por ellos y dejarlos en la habitación de invitados.

— ¿Invitados? El señor Verstappen se instaló en la habitación principal.

— Por eso mismo — Rodó los ojos.

— Pero están casados — Se le hacía tan raro.

Sergio aclaró su garganta, todavía no podía confiar en Lando así que inventó una pequeña excusa.

— El embarazo me hizo odiarlo así que estaré en la habitación de invitados hasta que se me pase — Soltó una risita— Solo es eso, luego lo arreglaremos.

— Bien, iré por sus maletas entonces.

El castaño se paseó por su nueva casa que no era nada pequeña, lo que más le gustó fue el jardín pues era muy bonito y quizás podría utilizarlo para escapar cuando sintiera que no podía más.

No lo juzguen, él apenas estaba procesando que ya no era un adolescente que podía ser despreocupado sino que ahora tenía un esposo odioso y esperaba un bebé, era un montón.

— Tengo hambre — Susurró.

— Pues come, hay mucha comida en la cocina.

Max apareció ante su vista y no evitó hacer una mueca de desagrado que no pasó desapercibida por el mayor.

— No aparezcas de la nada, tú sola cara asusta animal.

— Como digas — Cruzó sus brazos— Cualquier cosa le pides a Lando, mi padre lo envío exclusivamente para que te sirva así que no lo desaproveches aunque bueno, tú nunca desaprovechas oportunidades ¿Verdad?

— No empieces, no estoy para tus estupideces.

— Yo tampoco estoy para las tuyas así que compórtate, deja de actuar como un niño berrinchudo y espero que sepas adaptarte a tu nueva vida, tú lo buscaste así que ya lo tienes.

— No busqué estar atado a ti de ninguna manera pero vaya suerte la mía que me ataron de dos formas terribles.

— El bastardito es solo tuyo, estaría bien si le buscas a su padre de verdad.

— Carajo Max, podría apostar toda mi fortuna a que el bebé — Apuntó a su vientre— es tuyo y de nadie más, es molesto la manera en la que niegas tu paternidad así que empieza a adaptarte y no seas un idiota.

— Lo que yo sé es que no fui el único ¿Qué
hay de Lewis?

— No veo a Lewis hace mucho tiempo ¿Celoso?

— Nunca — Sonrío — Jamás estaría celoso de alguien que no me llega a los talones.

— Pues para que sea alguien que supuestamente no te llega ni a los talones lo tienes en la boca casi todo el tiempo, ya hasta parece verga.

SAUDADE (CHESTAPPEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora