XXIV

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Tres días tuvieron que sedar a Sergio de forma continua, la razón principal es que cada vez que despertaba terminaba hiperventilando ya que su cuerpo se había acostumbrado a mantenerse en reposo y al despertar de una forma tan abrupta no podía procesar correctamente lo que pasaba a su alrededor.

Le hicieron varios exámenes llegando a la conclusión los cuatro médicos, todo estaba bien físicamente lo que causaba su hiperventilación era la ansiedad que experimentaba y esto podría ser causado por muchas factores pero de eso tenía que hacerse cargo un psicólogo a largo plazo así que decidieron no sedarlo más sino ayudarlo a saber controlarse una vez que volviera a despertarse.

Cuando lo hizo Franco fue el que lo ayudó a estabilizarse tardando solo cerca de cinco minutos para que Sergio pudiera respirar tranquilamente.

— ¿Te sientes bien? — Sacó su oftalmoscopio apuntándole directamente a los ojos para comprobar que sus pupilas estaban reaccionando bien — ¿Algún dolor que estés experimentado en este momento?

— Ninguno, solo sentí mi cabeza dar vueltas cuando desperté pero ahora me siento bien.

— Sergio — Dejó sus cosas para hablar con su paciente— Cualquier dolor persistente que presentes debes notificarme ¿De acuerdo? Estás listo para volver a descansar en una cama normal sin todos estas máquinas que te mantenían con vida.

— Entiendo ¿Sabe dónde esta mi esposo?

— Está esperando afuera, no podía permitir que esté dentro porque primero tenía que estabilizar tu respiración.

— Gracias, la verdad no me hubiera gustado que me vea así — Movió sus pies apretando sus dedos comprobando que no estaba soñando — ¿Puedes decirle que pase? Por favor

— Por supuesto — Lo miró una vez más — Como uno de los médicos que te cuidó durante un año me siento feliz de verte despierto.

Dijo eso para luego retirarse notificándole a Max que podía ingresar y le faltaron pies al rubio para adentrarse en esa habitación.

Apenas estuvieron cara a cara se abrazaron mientras las lágrimas de felicidad bajaban por sus mejillas, el mayor lo apretó sin lastimarlo y sin poder evitar llenarlo de besos por todo el rostro dejando uno en sus labios, solo fue un pequeño toque como si tuviera miedo de romperlo.

— Mi amor — Susurró tan cerca de su oído— Te juro que no puedo describir lo que siento en estos momentos, no sé cómo expresarlo solo puedo decir que estoy feliz tan feliz de tenerte nuevamente conmigo.

Sergio enredó sus dedos en ese cabello rubio que tanto había extrañado inclinándose para dejar un beso sobre ella inundado sus fosas nasales de su olor característico, olía tan bien y aquello le traía infinidades de recuerdos.

— Yo también estoy feliz de estar de vuelta contigo, te extrañé muchísimo y hacía frío no había quien me abrace — Hizo que su esposo lo mire— Lo siento por haberte dejado tanto tiempo, no imagino lo mucho que sufriste.

— No es tu culpa fui yo quien no pudo salvarte y terminaste así, de verdad mi amor lo siento tanto. No merecías nada de lo que pasó, tenía que protegerte y no pude.

— No te atrevas a culparte de las cosas que están fuera de tus manos, fue un irresponsable el que causó el accidente y tú fuiste una víctima más así que no vuelvas a decir que es tu culpa o me enojaré contigo.

— Incluso si te enojas conmigo para mí se sentirá como un acto de amor porque es mejor escucharte regañarme que vivir bajo el castigo de no escuchar tu voz.

— Maxie...

— Es verdad mi amor, pasé día tras días esperando escucharte nuevamente así que no me quejaré si me regañas. Mi corazón se pone como loco al verte y escucharte en este momento, la espera fue tortuosa pero te tengo aquí nuevamente entonces puedes hacer lo que quieras conmigo.

SAUDADE (CHESTAPPEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora