XVI

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Camino a la casa de campo Sergio y Lando cantaban las canciones de Taylor Swift a todo pulmón, siendo Max el único afectado pero para él su esposo tenía una voz de ángel así que solo manejaba mientras dejaba que ellos fueran libres, le parecía curioso la forma en la que esos dos se estaban acercando pero era algo bueno.

Tardaron cerca de una hora en llegar, cuando lo hicieron el menor salió con cuidado respirando el aire fresco y puro que golpeó con suavidad su rostro.

Frente a sus ojos estaba una hermosa casa alrededor de ella había árboles, pasto y hasta un lago con aguas cristalinas, se veía muy relajante.

Christian apareció saludándolos instantáneamente y ayudándolos con sus cosas, serían días bueno, no había nada de que preocuparse ¿Verdad?

— Pensé que nunca llegarían — Exageró.

— Papá no seas dramático, veníamos a una velocidad prudente.

— Más te vale porque no puedes ponerte ni poner en riesgo a los demás.

Cuando ingresaron a la casa un gato angora grande y peludo se cruzó en el camino de Sergio quien por su estado no podía agacharse para acariciarlo, quería hacerlo para darle mucho cariñito.

— Se llama peluchon, es el gato de mi papá Toto.

— Maxie quiero cargarlo.

— Es muy grande además puede lastimarte.

— Por favor.

El rubio no pudo resistirse al pedido de su pequitas así que tomó al gato en brazos para que este pudiera acariciarlo como era debido, el gato empezó a ronronear lo que significaba que le gustaba mucho la atención.

Después de que casi asfixian a peluchon se fueron a la habitación que les fue proporcionada, poco después Sergio tenía a Max inclinado sobre él besándolo.

— Eres un obsesionado, conoce el espacio personal — Le picó la frente.

— No puedes pedirme eso — Bajó un poco para besar su barriguita— Papá ya quiere tenerlos en brazos, no demoren mucho.

— Déjalos en paz, ellos se sienten cómodos ahí adentro.

— Claro que no.

El menor sintió cierto movimiento, bueno, desde hace unos días notaba que los gemelos reaccionaban a la voz de su padre y no podía creerlo porque era él quien los estaba cargando pero ahí iban de melosos con el papá.

— Ya no les hables más porque se ponen eufóricos.

— Creo que tienen mucha energía para gastar — Dejó muchos besitos para luego levantarse— ¿Tienes hambre?

— Quiero sandía — Se sentó— Se lo diré a Lando.

— Se lo diré yo, esta casa tiene un jardín muy bonito así que puedes ir para relajarte un poco, cuando esté listo la sandía te lo llevaré.

— No te tardes.

Tomó su teléfono yendo en dirección al jardín, pensó que estaría solo pero ahí estaba Toto quien parecía estar dormido encima de una manta pero no tardó mucho en abrir los ojos.

— Lo siento, no quería despertarte — Se sentó a su lado.

— No lo hiciste — Lo miró con cuidado— ¿Cómo has estado? ¿Max no te hace daño?

— He estado bien, estamos tratando de mejorar nuestra relación porque queremos que los bebés tengan una bonita familia.

— Sergio no tuve la oportunidad de hablar de forma sincera contigo — Se acomodó mejor— Quisiera disculparme por como mi hijo se comportó contigo, se que no la pasaste bien pero también siento que es culpa mía por permitir que hiciera lo que se le venía en gana además acepté que se casaran para no tener problemas con tu padre y ahora que lo pienso podría haber actuado de otra forma para que no sufrieras como lo hiciste.

SAUDADE (CHESTAPPEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora