XXV

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Se miraba en el espejo una y otra vez intentando convencerse de que estaba bien vestido para la ocasión, se puso un poco de perfume y volvió a ponerse su anillo de bodas ya que uno de los gemelos se lo había quitado por solo unos minutos porque quería jugar con el objeto.

Al salir al living fue recibido con un beso por parte de su esposo.

— Te ves hermoso mi amor — Ante sus ojos ya no existía nadie más lindo que Sergio.

— Gracias también te ves muy guapo — Le guiñó— ¿Los niños?

— Están en el jardín con Lando y Franco.

— Se que no debería importarme pero ¿Ellos están saliendo?

— Supongo porque los vi besándose un montón de veces — Alzó levemente sus hombros— Como sea, vamos a despedirnos de los bebés para poder irnos.

Fueron a despedirse de sus gemelos con besitos en todo su rostro aunque Liam no quería soltar a Sergio pero Patricio le jaló de las orejas sin querer así que empezaron a llorar, se tardaron en calmarlos pero cuando lo lograron pudieron irse sin ningún problema.

Ya en el camino el menor cayó en cuenta de que estaba en el auto que le regaló a Max.

— ¿Cuándo lo recogiste?

— Hace unas horas porque no quería hacerlo mientras no estuvieras de vuelta conmigo, es especial porque me lo diste tú así que de ahora en adelante es mi favorito.

— Basta, me harás llorar.

— Guarda esas lágrimas para más adelante mi vida.

El camino no fue muy largo pues de su casa al casino de Montecarlo era solo quince minutos de distancia, al llegar Max le abrió la puerta a Sergio ingresando al lugar tomados de la mano. Fueron recibidos de la manera más cordial posible llevándolos directamente hacia uno de los salones donde se disfrutaba de cenas exclusivas, solo eran para personas con poder adquisitivo muy alto y claramente los Verstappen cumplían con ese requisito.

Se sirvió la comida gourmet que era salmón ahumado con caviar acompañado de una de las bebidas más caras, con solo ver la botella podías notarlo debido a que estaba adornado con algunos diamantes.

— ¿Puedo saber cuál es la ocasión especial?

— Bueno lloré mucho en tu cumpleaños y nuestro aniversario de bodas así que quiero compensarlo.

— Me encanta cuando me mimas — Bebió un poco— Se siente bien.

— Soy tu esposo, existo para hacerte feliz y darte todo lo que mereces. No te imaginas lo que haría solo para mantenerte contento.

— ¿Me extrañaste tanto? — Puso una mano sobre su propia mejilla.

— Todo el tiempo mi amor porque sin tu presencia mis días no tenían ningún sentido.

Aquello lo hizo sentir triste y feliz al mismo tiempo era algo que no podía explicar, amaba que su esposo lo amara más que antes pero el costo fue muy grande y uno de ellos fue dejarlo a la deriva por un buen tiempo aunque no fue su elección aún así no podía evitar sentirse mal por todo lo que su familia pasó.

— Estoy aquí así que espero que todos tus días tengan sentido ahora — Bromeó — Dijiste que tenías un regalo para mí, dime qué es o no podré comer en tranquilidad.

— Oh es cierto — Sacó un pequeño sobre— Revísalo y descúbrelo por ti mismo.

Le faltó manos para tomar el sobre empezando a leer detalladamente formándose una sonrisa en su rostro mientras más avanzaba en su lectura.

SAUDADE (CHESTAPPEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora