IX

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El bajito se encontraba sentado frente a su suegro quien lo veía con ojos curiosos, pues le gustaba mucho ver esa pequeña pancita donde su nieto o nieta estaba creciendo y quién sería el engreído de la familia.

— Y bien ¿Como te fue en el ginecólogo? ¿Te acompañó Max?

— Me fue bien, el doctor Gasly fue muy amable — Le alcanzó la fotografía que se le había entregado— Y con respecto a tu otra pregunta, Max no me acompañó porque dice que no es su hijo y que es mi problema.

— Ese hijo de pu...— No completó la frase porque bueno, había salido de él — Hablaré con él luego — Miró la foto y suavizó su mirada pero notó algo — Aquí hay algo raro.

— ¿Verdad? Es que estoy esperando dos bebés — Soltó la noticia feliz.

— ¿Qué? ¡Eso es increíble! — Casi se lanzó a abrazar a Sergio— Estoy muy feliz, enserio, gracias por esto — Quizás estaba exagerando pero lloró — Tengo que contarle esto a Toto, no lo hace notar pero está ansioso por ver a su nieto, bueno, ahora nietos.

El menor abrazó a su suegro, se estaba acostumbrando al tipo de cariño que este le daba pues sus padres eran todo menos cariñosos así que era un poco fácil caer ante un poco de atención.

— Cuando el doctor Gasly me lo dijo no podía creerlo, escuché el latido de sus corazón y fue algo tan raro pero también me hizo feliz. Me hubiera gustado que Max estuviera ahí porque me sentí un poco abandonado sabes.

— Entiendo pero te puedo asegurar que mi hijo no volverá a faltar a ninguna cita ginecológica porque sino quiere ir por voluntad lo arrastraré — Volvió a su sitio— Lo amo pero se comporta como un tonto.

— Es un idiota en verdad — Rodó los ojos— Todavía no le dije que será papá de dos bebés aunque me da un poco de preocupación su reacción.

— Cualquier cosa que te haga debes decírmelo, se lo hiriente que puede llegar a ser ¿Será qué es así por qué Toto lo dejó sin querer en la gasolinera?

— Yo creo que ya nació así — Se rió y su suegro también.

Estaban tan distraídos hablando mal del rey de Roma que no se dieron cuenta cuando se apareció.

— ¿Por qué tanta risa? — Se acercó.

— Pues ya que apareciste las risas abandonaron nuestro cuerpo — Rodó los ojos.

Christian apenas escuchó la voz de su hijo su buen humor desapareció, se levantó y le propinó dos cachetadas que hicieron a Max cerrar sus ojos.

— Max tenemos que hablar así que acompáñame al jardín — Le jaló de las orejas a su hijo— Sergio volvemos en unos minutos.

— Auch, papá que pasa — Puso su mano en su rostro tratando de calmar el ardor además de que en algún momento se iba a queda sin oreja pues su padre lo llevó de ese modo hasta el jardín.

— ¿Por qué no acompañaste a Sergio al ginecólogo? — Le dio un golpe en la cabeza.

— Porque tenía trabajo ¿No puede ir solo acaso? — Ya le estaba doliendo todo.

— Hablaré solo una vez así que escúchame bien mocoso, de ahora en adelante irás con él porque el bienestar de tu esposo e hijo son importantes — Omitió el "hijos" porque esa noticia se la daría Sergio— Me importa una mierda si tienes trabajo eso no es excusa después de todo tu padre es el jefe ¿Me entendiste?

— Te entendí papá pero ya deja de golpearme — Sobó su cabeza.

— Uy, que delicado saliste Emilian, tal vez así se te arregla el cerebro y empiezas a razonar — Suspiró — Como saliste tan estúpido si tú padre y yo te criamos bien.

SAUDADE (CHESTAPPEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora