XII

5.3K 700 230
                                    

El rubio tenía entre sus brazos al pecoso mientras este intentaba huir, estaban así desde ya hace unos minutos pues discutían un tema importante.

— No voy a empezar a dormir contigo — Se quejó, Max lo tenía sobre la cama sin lastimarlo obviamente.

— Claro que sí, así podré estar al tanto de ti para que no te pase nada.

— Estás exagerando Emilian así que ya suéltame.

— No lo haré hasta que aceptes — Lo abrazó aún más colocando su rostro sobre su cabeza.

— Conste que solo aceptaré para obtener mi libertad.

— ¿Entonces es un sí?

— Que sí — Colocó sus manos sobre su vientre— Lo hago por los bebés.

— Entonces eres libre nuevamente — Lo soltó con cuidado.

— No hables tanto y dame un masaje que tus hijos ya están empezando a hacerme la vida imposible.

— Andas muy mandón — Se quejó— Abre las piernas.

— ¿Quién es el mandón ahora? — Refutó pero aún así abrió sus piernas para que este se metiera entre ellas y pudiera masajear sus caderas seguido de su abultadito vientre.

— ¿Están empezando a moverse? — Masajeó con cuidado su vientre e inclinó su rostro hacia ella sin poner ningún peso.

— Algo, todavía son pequeños pero como son dos es un poco más pesado diría yo.

Desde el incidente de la amenaza de aborto Max se estaba empezando a comportar como debió haberse comportado desde un inicio, cuidaba a Sergio y se mantenía al tanto de él incluso si estaba trabajando.

— Si son dos niños serán corredores de la fórmula uno y haré lo que sea para que estén en Redbull, posiblemente me haría socio o en casos extremos lo compraría.

— ¿Te falla no? Los campeones siempre están en Ferrari, acéptalo y sigue tu vida — Le jaló suavemente el cabello— Ya levantate o te pateare.

— No seas agresivo Michel, los bebés no pueden saber que discutimos o nos peleamos, lo mantendremos en secreto.

— Uy claro que sí, se dieron cuenta hace quinientos años que van a nacer en una familia disfuncional.

— Pero millonaria que es lo importante — Bromeó.

— Emilian...

Se escuchó la risa del rubio en toda la habitación ¿Por qué había peleado tanto con Sergio? Era mejor llevarse bien por el bienestar de ambos y de sus lindos bebés, si, claro, más que nada por los bebés.

— Ya — Se levantó— Vamos a descansar porque soy explotado cada día en mi trabajo.

— Si como no — Rodó los ojos, jaló la sábana y se puso en posición fetal para dormir.

— Es la verdad — Se sacó el polo— Me olvidé decirte que yo duermo sin esto así que lo siento si te incómoda.

— Solo no me toques y cállate — Murmuró.

Pero Max no le hizo caso porque cuando se acostó lo abrazó apesar de las constantes quejas de Sergio quien al final se rindió para caer profundamente dormido, hacía muchísimo tiempo que no dormía como realmente lo merecía.

Cuando despertó el rubio ya no estaba en la cama sino que estaba cambiándose para ir a trabajar, fingió seguir durmiendo.

— Puedes mirar porque no te sale fingir seguir durmiendo — Se burló mientras abotonaba su camisa.

SAUDADE (CHESTAPPEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora