XXII

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¿Su vida tenía sentido? No podía responder a esa pregunta porque estaba viviendo a base de recuerdos, videos o fotos donde las cosas se veían bien pero en el presente solo lo llenaban de nostalgia y por mucho que quisiera sentirse de buen ánimo no podía.

Los meses estaban pasando más rápidos de lo que quisiera creer, se enteró que Carlos sería papá y aunque hubiera querido bromear diciéndole que era un tonto porque también embarazó a Charles antes de casarse con él solo pudo enviarles un presente felicitándoles por esa gran noticia.

Lo único que esperaba es que todo saliera bien para ellos, que pudieran disfrutarlo como se debía, sin embargo también sentía un poco de envidia ,quizás, porque le hubiera encantado haber disfrutado desde el inicio con Sergio pero era su culpa, lo había admitido hace mucho tiempo y también ya había sido perdonado por eso pero uno jamás olvida lo que hace.

Sacudió su cabeza tratando de dejar de sobre pensar al menos por un momento.

— Max ¿Me ayudas con Liam? Él realmente no quiere saber nada de mí.

Escuchó a Lando casi gritar desde la habitación, el británico con el tiempo empezó a tutearlo aunque no le molestaba porque se sentía como tener un hermano menor, fue en su ayuda cargando a su leoncito quien ya estaba más grande mientras que Patricio dormía como un bebé perezoso.

Escuchó el "Agu, agu, agu" salir de la boca de su pequeño, la primera vez que Liam hizo ese sonido algo dentro de él se sintió bonito al igual que cuando su lindo patito pudo hacerlo.

Sus niños estaban creciendo sanos además eran muy inteligentes, los dos odiaban la baranda de sus cunas y trataban de huir de ellas pero claramente no podían lograrlo porque no tenían ni la altura ni la fuerza necesaria.

— Puedes descansar — Miró a Lando— Me haré cargo.

— Está bien pero te quería hacer recordar que debes ir por las pulseras que encargaste hace unas semanas.

— Cierto — Miró a su hijo y este también lo hizo— ¿Quieres tomar aire fresco? Claro que quieres — Le llenó de besitos su pequeño rostro— Acompáñanos Lando.

— ¿Despierto a Patricio?

— Todavía no, déjalo descansar y cuando se despierte iremos.

— De acuerdo ¿Sabe qué turno estará tomando franco?

— El de la noche porque tiene que trabajar en el hospital durante el día, ahora está a cargo otro médico.

— ¿Te dijeron algo? Es que ya pasaron meses.

— Nada que sea relevante aún así no pierdo las esperanzas, se que volverá.

— Lo hará.

Después de casi una hora Patricio por fin despertó siendo atendido de forma inmediata por Lando, se pusieron en marcha hacia su destino. Se podía notar que las secuelas del accidente aún estaban presentes en Max de forma mental, trataba de ver a todos lados e incluso cuando no había autos cerca se ponía un poco nervioso.

— Max cálmate, no pasará nada por favor conduce con tranquilidad.

— Lo siento, solo no quiero que suceda algo así de nuevo.

— Lo sé pero es mejor conducir calmado.

— Tienes razón.

Llegaron al lugar siendo Max quien cargo a sus hijos mientras que Lando llevaba la pañalera, uno nunca sabía cuando esos bebés podían hacer sus necesidades por lo que debía estar prevenido.

— Bienvenido señor Max Verstappen, su pedido está listo — Puso encima de la vitrina dos cajitas que contenían las pulseras de oro— Gracias por su compra, su esposo y usted se ven muy bien son una linda familia.

SAUDADE (CHESTAPPEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora