Hija de la traición. (En edición)

Capítulo 1

Uno, dos, tres, respira.

Imagina algo gracioso, ya sé ¡Monos en calzones! jajaja no, ¿No pude ser más infantil?

Cuatro, cinco, seis, exhala.

Odio este vestido, ¿Por qué a las mujeres les gusta meterse en estos sancos llamados tacones?, enserio podrían ser fácilmente catalogados como tortura, apuesto que a los del medioevo les encantaría un par.

Siete, ocho, nueve, diez. ¡Ahí voy!

Salgo al salón que podría ser fácilmente del tamaño de una cancha de fútbol, hombres de traje negro completamente uniformados caminan de manera desinteresada al rededor de la sala cargando con ellos bandejas con copas u otros bocadillos. Me asombro de lo perfecto que luce todo, desde las cortinas color crema que cubren los gigantes ventanales del tipo Victoriano, las arañas de oro puro que decoran asombrosamente el techo que a su vez esta llena de retoques sutiles de pintura, hasta cada mesa con un femenino arreglo de flores.

Pronto mis ojos encuentran a mi madre, una mujer hermosa a pesar de su edad su piel se encuentra aún radiante de juventud y llevando consigo unos expresivos ojos marrones que son enmarcados bajo una capa de largas pestañas que harían a cualquiera suspirar, su cuerpo fácilmente podría ser la envidia de muchas mujeres que aún estaban en sus veintes, no era de menos, ella en su totalidad pareciese que hubiese sido tallada a mano, cuidando cada detalle de su rostro y su cuerpo. Por mi parte podría decir que únicamente he heredado sus ojos, mi piel pálida llega ser muy poco interesante, mi cuerpo carente cualquier tipo de curvas tampoco hace de mi una belleza, además de poseer un cabello negro, churco y en definitiva rebelde.

Mi madre al verme esboza una perfecta sonrisa, toma el pequeño tenedor que se encuentra en la mesa frente a ella y  golpea sutilmente la copa de champán haciendo que todos los invitados se muevan en su dirección.

—Todos den la bienvenida a Isa, ven aquí querida— mi mamá hace ademán para que me acerque a ella, en cuanto estuve a su lado prosiguió:— El día de hoy es un motivo de celebración, hace dieciocho años sostenía en mis manos el lucero para nuestra familia, tan frágil que lo único que pude hacer fue romper en llanto, ahora aquella criatura es una joven fuerte y hermosa y sinceramente estoy muy orgullosa de ti hija, en la cual veo el futuro de la familia Tucker y Porcher.

A pesar de que la tradición claramente específica que un hombre al desposar a una mujer obtiene el apellido de su esposo dejando atrás su familia; en el caso de mamá ella hizo caso omiso a la regla, aunque a ojos de todos somos Tucker, ella siempre busca la manera de que su familia, los Porcher tengan la misma importancia, eso siempre me fue enseñado desde pequeña.

—Gracias mamá.— murmuré.

—Ahora todos, ¡Salud por los dieciocho de Isabel!

—¡Salud! —dijeron al unísono mientras llevan a lo alto sus copas rebosantes de champán,me uno a ellos con mi sonrisa falsa #2 la llamo "Soy muy decente, y mis dientes te lo pueden decir"

A pesar de lo elegante esta no era la manera en la que quiero celebrar mi cumpleaños. No veo el momento poder arrancar mi vestido, sustituirlo por unos jeans y una blusa a juego de unos converse, en algún antro de la ciudad bailando con mis carentes amigos y tomando hasta perder la conciencia, lo más cercano a una"fiesta" es el abuelo Patrick perturbando la vista de todos con su versión exagerada del baile pélvico de Michael Jackson, sin duda la mejor fiesta.

Pero las razones de mamá por esta fiesta tan pomposa eran más codiciosas, era mostrar al mundo la siguiente chica al poder, o mejor dicho con el poder.

Todos conocemos la historia de la humanidad en el Génesis: en cómo Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso; después tuvieron dos hijos, uno de los cuáles, por envidia, engañó a su hermano y lo mató; Dios lo castigó, expulsándolo y obligándolo a errar por el resto de su vida. Sin embargo, Dios en su infinita misericordia se compadeció de él y designó a una mujer para acompañarlo. Y aquí es donde pocos conocen la verdad, pues su esposa se llamó Elísea, y su descendencia ha permanecido fuerte durante miles de años en Inglaterra. Tanto los Porcher y los Tucker somos la sangra viva de aquel relato bíblico.  

(C.E)

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Gracias a Fer Schekaiban por la ayuda en la última parte.