A pesar que pase la noche en vela, sabía que lo mejor para mí era despertarme y arreglarme. Mientras me bañaba una señora del personal había dejado el uniforme de la escuela sobre la cama, se veía tan inmaculado, tan perfecto, tan estético. Quiero decir, para muchos el uniforme podría ser una tortura, pero yo siempre había deseado utilizar uno, estudiar toda tu vida en casa no te daba esa oportunidad, era una falda negra con pliegues totalmente lisa, una blusa blanca de botones con una corbata negra con rojo y un blazer negro con el escudo del colegio donde una fina linea blanca adornaba los bordes.
En cuanto puse mi uniforme me sentí normal, la idea de ir a un colegio no parecía tan aterrador, quizás tendría mis problemas en cuanto ser la nueva, pero lo lograría. Además que quería salir de casa, dar un respiro, olvidar todo y ser una chica normal en su último año de clases.
Dos leves golpecitos me alertaron, luego una mujer de aproximadamente treinta años, con el uniforme del servicio entro en mi habitación.
—Señorita esta listo su desayuno, afuera la espera un chófer para su primer día de clases. ¿Necesita algo más?
—Muchas gracias, todo esta bien, si algo sucede se lo haré saber.
—Con permiso —finalizó mientras salía de mi habitación, y nuevamente repetí mi rutina de contar números.
Uno, dos, tres, nada malo iba a pasar, ¿Verdad?.
Desayuné lo más rápido que pude, tome mi bolso y salí para encontrarme con un lujoso auto negro, el chófer salió de su sitio al verme y abrió la puerta para mí. En cuanto estuve en el interior noté que no estaba sola.
—Hola Isa, ¿Nerviosa?.
No sabía porqué pero después de haber escuchado la conversación de mi padre y Nathan sobre mí, me había creado una sensación de incertidumbre y preocupación, le tenía miedo, miedo de lo que pudiera estar pasando y no sabía.
—Como puede estarlo cualquier persona que nunca ha estado en el instituto. —dije fríamente.
—Si tú lo dices.
El resto de camino transcurrió en silencio, sólo se escuchaba el sonido de las respiraciones y el sonido del iPhone de Nathan, en cuanto llegamos quedé sorprendida. Todo era una perfecta mampostería de piedra maciza amarilla, sus ventanales eran gigantes pareciendo un castillo, era una arquitectura bien lograda a lo ancho mientras que en el techo se erguían dos banderas una de Inglaterra y otra del colegio. Frente al edificio ya se empezaban a ver jóvenes caminando hacia las instalaciones, grupos de amigos surgían riéndose, otros en solitario mientras sostenían sus libros, unos descansando sin preocuparse y yo preocupada por lo que fuera de mí al pasar por las puertas de ese lugar.
—Es hora de que entres, todo irá bien. Al finalizar clase vendré por ti para otra sesión de entrenamiento.
Y sin decir palabra alguna salí del auto, muchos también llegaban en carros pomposos por lo cual mi llegada paso por desapercibida, en cuanto caminaba hacia la entrada mis manos no dejaban de sudar y me encontré mirando a todos lados, analizando y procesando todo a mi alrededor. Una vez estuve adentro la imagen fue como la imagine, olor a adolescentes, crema para acné, perfumes de chicas y desesperación. Las personas se amontonaban al rededor del pasillo, y pronto me vi pérdida ¿Dónde tenía que ir?. Si más no recuerdo mi primera clase era literatura inglesa. En el momento que sonó el oxidado timbre todos se dirigieron a sus clases... Y yo seguía confundida.
—¿Isabel Tucker? —preguntó alguien a mis espaldas.
—Sí, esa soy yo —dije volteándome, mientras que me encontraba un chico de mi edad, o eso suponía, era alto, amables ojos azules, cabello negro y agradable sonrisa.
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Hija de la traición. (En edición)
Fantasy¿Recuerdas todos los relatos de la Biblia?, seguro te han contado la historia de Caín y Abel. Aunque, ¿Qué puede importante?. Esta es mi historia, hija de la traición y la muerte, descendiente de Caín. (Cover hecho por AlejandraSilvaR, ¡Gracias!)