—¿Papá?, ¿Qué haces aquí? —dije mirándolo salir de los árboles.
—¿Qué haces tú aquí?, acaso no fue suficiente con lo de ayer y sales sin más. —gritó en mi dirección.
—¡Lo siento, pero no quería quedarme en el cuarto en el que ayer intentaron matarme!, sólo quería algo de aire libre, me siento encerrada allí dentro, no soporto más.
—Cuánto más te escucho más inocente pareces, por lo menos en nuestra casa estamos cerca de ti, ¿Pero acá, en medio de la nada?, podrían hacerte algo y nadie se daría cuenta, ¿¡Es eso lo que quieres!?
—¡Quiero una vida normal!Mi papá se rió cómo si hubiera lanzado contra el una de los mejores chistes que le hubieran contado en años.
—Nunca seremos normales, —dijo calmado —Somos especiales, ser normal es ser común, nosotros vamos un paso más allá, es tu destino hija.
—¡Muchas gracias al destino, sin duda a mi me correspondió la ganga!
—Tú no entiendes nada, siempre te limitas a ver lo que esta en frente, incluso no veo mucho progreso en ti, en un mes todo debe estar bien.Un mes. La conversación de mi papá y Nathan, la ceremonia.
—¿Te refieres a la ceremonia? —mi papá volteó rápidamente su rostro hacia mi, su mirada mostraba impotencia y sorpresa.
—¿Cómo sabes de la ceremonia?, ¿Qué sabes de ella?, dímelo —exigió.
—Nada, sólo escuché en cierta ocasión que alguien se refería a ella, pero no sé nada más. Lo juro —no quise decir que se lo había escuchado directamente a él, en estos instantes el miedo estaba allí.
—Eso es bueno, —examinó mi rostro por un segundo —volvamos adentro.El camino a casa fue inquietante y silencioso, sentía mi cuerpo estremecer del frío, sólo tenía una palabra en mi mente, la ceremonia aún no entendía nada de lo que pasaba, todo era confuso y estaba segura que muchos de esos secretos son la razón por la cual ayer alguien intentó matarme, no estaba segura de lo que sucedería un mañana, pero debería estar precavida.
Llegamos a casa, uno de las personas del servicio nos recibió y preguntó si deseamos algo de beber, a lo cual tanto mi papá y yo negamos.
—Por favor prepare mi traje Kiton negro, necesito ir al parlamento.
—Con gusto señor —se inclinó y salió de allí.Cuando me encaminé hacia el segundo piso mi papá me llamó una segunda vez por lo que me volteé.
—Nathan me contó lo que hiciste el otro día en sus entrenamientos, aunque para ti pueda ser mucho quiero que entiendas que eso es poco de lo que puedes hacer.
—Nathan dijo que fue impresionante.
—Nathan fue cortés, el mismo me admitió que se alcanzó a asombrar pero resultó ser suerte, debes trabajar más.
—Claro papá.
—hija, realmente espero que no seas una decepción a ojos de nadie.
—Yo también lo espero.Subí al segundo piso, aunque claramente no quería ir a mi cuarto me dirigí a la biblioteca, para mi gusto estaba lleno de libros del piso al techo, con todos los ejemplares que en algún momento deseaste, era mi pequeño paraíso.
Tomé uno de los escritos de Wiliam Shakespeare, Julio César y rápidamente me sumergí en la lectura. Leer siempre ha sido mágico para mí, es la manera de viajar en el tiempo, conversar con grandes personas, ir a lugares increíbles y olvidarse de la realidad por un tiempo, tus emociones son controladas que con el paso de una página puedes estar riendo, y a la siguiente no puedes guardar tus lágrimas, todo eso en el pequeño tesoro de una pagina de papel con tinta sobre él. En un este instante un párrafo en especial me llamó la atención.
Los cobardes mueren muchas veces antes de acabar,
mas sólo una vez gusta su muerte el bravo.
De todos los prodigios que he escuchado,
el más extraño es que los hombres teman,
ya que la muerte, inevitable fin,
va a venir cuándo tenga que venir.
William Shakespeare, Julio César, acto II, escena II.Leía la escena una y otra vez, me sentía identificada con ella, ¿Por qué?, quizás porque ahora siento como si mi final fuera cercano, porque una daga se levanta se levanta esperando cada día atravesar mi pecho, no es que me hubiera convertido en alguien con sentimientos de muerte, pero estaban ahí, tan palpables que no podía pasarlos por alto.
No se cuanto tiempo duré leyendo, la tarde se había convertido en noche y la luna se erguía en lo alto orgullosa de su belleza mientras su luz blanca llenaba la oscuridad. Cerré mi libro cerré mis ojos y me paré, pero inmediatamente mi cuerpo se sintió débil, un insoportable sonido cruzó por mis oídos haciendo doler mi cabeza, la tomé entre mis manos esperando que el dolor y el sonido pero nada de eso ocurrió en cambio, otra escena sucedió ante mis ojos cerrados.
La visión se centró afuera de mi casa, en la parte posterior de ella se encontraba Nathan y un hombre al cuál no reconocía, estos hablaban con pesadez entre ellos, al punto de una discusión, finalmente el otro hombre negando entregó a Nathan lo que parecía ser un paquete de documentos, encima de este pude vislumbrar un revolver, el cuál escondió en su pantalón. Al terminar la charla Nathan caminaba por toda la casa, hasta que tomo el camino hacia dónde yo estaba.
En cuánto la visión o lo que fuera que fuese eso terminó, corrí hacia afuera con la desgracia de chocarme con el cuerpo de Nathan quién caminaba por el pasillo. Caí sobre mi espalda y miraba espantada al chico que se encontraba al frente mío.
—¿Qué pasa? —preguntó mirándome en el suelo.
—Tú... Tú fuiste.
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HOLA, BUENO AQUÍ ESTÁ EL NOVENO CAPÍTULO, PERDÓN POR LO CORTO PERO LES PROMETO QUE TODO LO QUE SE VIENE VALDRÁ LA PENA, ADEMÁS GRACIAS A ESTE CAPÍTULO... BUENO VA A DESENCADENAR MUCHAS COSAS.
RECUERDEN COMENTAR Y VOTAR, ¿CREEN QUE NATHAN ESTA DETRÁS DEL INTENTO DE ASESINATO DE ISA?
NOS LEEMOS PRONTO.
(Espero no haberlos aburrido jejej)
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Hija de la traición. (En edición)
Fantasy¿Recuerdas todos los relatos de la Biblia?, seguro te han contado la historia de Caín y Abel. Aunque, ¿Qué puede importante?. Esta es mi historia, hija de la traición y la muerte, descendiente de Caín. (Cover hecho por AlejandraSilvaR, ¡Gracias!)